Leticia Núñez (ALN).- El encuentro entre Pedro Sánchez y Evo Morales es algo más que una cita entre presidentes. El mandatario de Bolivia es el único respaldo incondicional de Nicolás Maduro, la única voz con fuerza que le queda al ALBA. Lula da Silva está en prisión. A Cristina Kirchner le ha estallado un escándalo de corrupción monumental. En la Nicaragua de Daniel Ortega van más de 440 muertos en sólo cuatro meses y, mientras, Cuba guarda un discreto silencio. Ahí se reivindica Morales. Le avala la gestión económica. Tiene en contra el ansia de perpetuarse en el poder.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, emprendió este lunes su primera gran gira por América Latina. En su agenda, están programados encuentros con los mandatarios de Chile, Colombia, Bolivia y Costa Rica, y respaldo a las empresas españolas. Pero hay una clave más. Y es la reunión que mantendrá con Evo Morales este martes. No es una mera cita entre presidentes. La actualidad y la geopolítica van más allá. Se trata de un encuentro con el último vocero de peso que le queda al chavismo.
Hace tiempo que Evo Morales es el único respaldo incondicional de Nicolás Maduro en Suramérica. Mientras la mayoría de la comunidad internacional ha condenado “la ruptura del orden democrático en Venezuela”, sólo Bolivia sigue apoyando a Maduro.
Incluso Ecuador, que se unió a la órbita de los países afines al proyecto chavista en 2007 con la llegada de Rafael Correa al poder, ha cambiado radicalmente de posición. La semana pasada anunció la salida de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) que promovieron Hugo Chávez y Fidel Castro a finales de 2004. Se va en señal de protesta por la pasividad de Maduro ante la crisis migratoria desatada en la región por el éxodo venezolano.
Ecuador se aleja así del chavismo. Primero, el presidente Lenín Moreno rompió totalmente con el exmandatario Rafael Correa. Ahora se distancia de sus aliados ideológicos en la región, especialmente Venezuela (Ver más: El gobierno de Lenín Moreno se aleja del chavismo).
Pero ahí está Evo Morales, el apoyo leal de Maduro en América Latina, diciendo que batallarán con el mandatario venezolano aunque sea “solos”. Porque, a su juicio, tienen “soberanía” y “dignidad”. Ahí está también Evo Morales criticando a Ecuador por haberse marchado del ALBA, por dar la espalda a “la Patria Grande”, como escribió en Twitter.
El presidente boliviano asegura que los miembros del ALBA “seguirán luchando por la soberanía y unidad de América Latina aunque algunos gobiernos traicionen decisiones de sus pueblos”.
Lamentamos decisión del gobierno ecuatoriano de retirarse del ALBA, dando la espalda a la integración de la #PatriaGrande. Sin embargo, miembros del ALBA seguiremos luchando por la soberanía y unidad de América Latina, aunque algunos gobiernos traicionen decisiones de sus pueblos
— Evo Morales Ayma (@evoespueblo) 26 de agosto de 2018
Y es que Morales es el último portavoz de cierta relevancia que le queda al ALBA y, sobre todo, al chavismo. Basta con hacer un repaso a la situación en la que está cada uno de los mandatarios que pertenecieron al socialismo del siglo XXI.
Con 448 muertos en sólo cuatro meses, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, se encuentra totalmente desprestigiado. Estudiantes, Iglesia Católica y empresarios han exigido elecciones anticipadas, pero Ortega se aferra al poder. También su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo. Expertos consultados por ALnavío vaticinan que con el diálogo roto, todo hace pensar que el país va directo a “un conflicto crudo en el que el dictador tiene las herramientas para reprimir con toda dureza” (Leer más: 4 meses de protestas y represión en Nicaragua, ¿y ahora qué?).
“Evo Morales incumplió la promesa de no presentarse. La estrategia de mantenerse en el poder se le puede volver en contra”
Después está Cuba, con un discreto silencio. El régimen de La Habana sabe manejarse en este tipo de aguas turbulentas. De momento, sobrevive y se aprovecha de los problemas de Venezuela y Nicaragua para desviar la atención hacia esos países. Su estrategia es cargar contra “la derecha golpista” dirigida por EEUU. Así gana tiempo.
No obstante, si Caracas no resiste, se quedará sin él. Y de ahí el posible efecto dominó que puede acabar con la izquierda latinoamericana, tal como advirtió Joaquín Villalobos, exguerrillero salvadoreño y consultor para la resolución de conflictos internacionales en un artículo en El País (Leer más: Si cae Venezuela, caen Cuba y la izquierda latinoamericana).
Tampoco corren buenos tiempos ni para el expresidente brasileño Lula da Silva, condenado y encarcelado por corrupción, ni para la argentina Cristina Fernández de Kirchner, a quien el juez acusa de ser la líder de una organización que desde el Estado montó un esquema de recaudación de dinero negro, aportado por las empresas que en su gobierno se beneficiaron con millonarios contratos de obras públicas. El caso se ha bautizado como ‘los cuadernos de las coimas’.
El chófer Óscar Centeno anotó por una década cada paso que dio su jefe, Roberto Baratta, un alto funcionario kirchnerista. Las anotaciones -registradas en ocho cuadernos para escolares hoy en manos del juez Claudio Bonadio– revelan un esquema de corrupción con el que los Kirchner financiaban sus campañas (Ver más: Cómo la obsesión de 2 personas anónimas destapó los mayores escándalos de América Latina).
Gestión económica vs reelección indefinida
Pero no sólo eso. Morales puede mostrar una buena gestión económica. Bolivia lleva más de una década creciendo a un promedio anual de 5%. A pesar de la crisis del precio de las materias primas, logró ahorrar y fue cauto en no despilfarrar el dinero que le llegó después de decretar la nacionalización de los hidrocarburos en 2006. En 2017, la economía boliviana creció 4,2%.
No obstante, es muy probable que a Morales le pase facture en las urnas el ansia de perpetuarse en el poder. Perdió el referéndum en el que se preguntó a los ciudadanos si querían que opte a otro mandato, pero no se fue. Según Rogelio Núñez, investigador del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), esta es precisamente la raíz de los problemas del presidente boliviano.
Pedro Sánchez aprovechará la gira por Bolivia para sumar a España al megaproyecto del Tren Bioceánico
“Incumplió la promesa de no presentarse. La estrategia de mantenerse en el poder se le puede volver en contra. Está forzando demasiado el marco constitucional”, advierte Núñez a ALnavío, agregando que “el error político de no haber sabido explicar ese deseo continuista le pasará factura en las próximas elecciones”, de febrero de 2019 (Ver más: Evo Morales estrena palacio presidencial y bate récord en el poder).
Bolivia abrirá las puertas a la inversión española
Este es el panorama con el que se encontrará Pedro Sánchez en Bolivia. Además, cabe destacar que en la última década y media ningún presidente español en activo ha hecho un viaje oficial a Bolivia. José María Aznar estuvo en 2012, pero para participar en la Cumbre Iberoamericana de Santa Cruz de la Sierra, no en el marco de las relaciones bilaterales. Por su parte, el rey Felipe VI viajó, siendo todavía Príncipe de Asturias, a la toma de posesión de Morales tanto en 2006 como en 2010. En 2015, quien represó a España fue el entonces presidente del Congreso de los Diputados Jesús Posada.
Más allá de lo político, también habrá espacio para hablar de inversiones. Pedro Sánchez aprovechará la gira para sumar a España al megaproyecto del Tren Bioceánico que, atravesando Bolivia, unirá la costa pacífica de Perú con el puerto atlántico de Santos, en Brasil, tal como adelantaron fuentes del Ejecutivo a Europa Press. Si todo va como está previsto, Sánchez y Morales firmarán un memorando de entendimiento que permitirá el desembarco de inversiones y empresas españolas en esta gran obra de ingeniería que el presidente boliviano ha bautizado como “el canal de Panamá del siglo XXI”.