Redacción (ALN).- El candidato izquierdista Pedro Castillo pasó a encabezar el conteo de votos de la segunda vuelta electoral en Perú con 50,1% de los votos sobre 49,8% de su rival derechista Keiko Fujimori, tras 94,3% del escrutinio, en un conteo con final abierto según fuentes del órgano electoral. El maestro de escuela rural, de 51 años, tomó la delantera pero continuaba la lucha codo a codo con la hija del expresidente Alberto Fujimori, de 46 años, según los cómputos de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE).
La ventaja de la candidata de derecha Keiko Fujimori se redujo a medida que se hacía el conteo de las actas de mesas de las zonas rurales y selváticas. También puede ser clave el voto en el exterior, con un millón de electores, y que puede tardar hasta 15 días en procesarse.
Fernando Tuesta, exjefe de la ONPE explicó que «el acta mata el voto. Cada acta electoral son en promedio entre 200 u 300 votos» por lo tanto, indicó, «no hay opción de fraude porque en cada etapa del proceso de escrutinio hay personeros del partido».
Según Tuesta hay posibilidades de que Castillo «pueda ganar porque falta parte del voto rural y extranjero». Será «difícil llegar al 100% hoy lunes porque llegará un momento en que el conteo vaya lento porque tardan en ser procesadas actas (rurales/extranjero)», precisó.
«Solamente el pueblo va a salvar al pueblo», dijo Castillo al pedir mesura a sus seguidores en su reducto de Tacabamba, en el departamento de Cajamarca, más de 900 km al norte de Lima, adonde viajó para esperar el resultado final.
Fujimori, de 46 años, que ha guardado silencio el lunes, había comentado que los resultados de boca de urna debían ser tomados con «prudencia» porque el margen de diferencia era «pequeño».
Los primeros resultados favorables a Fujimori inyectaron ánimo a sus seguidores.
NERVIO BURSÁTIL
La bolsa de Lima abrió con una fuerte baja, de -7,22%, mientras el dólar se empinaba a un precio récord de 3,94 soles ante la incertidumbre y la ligera ventaja de Castillo.
Los nervios en el mercado contrastaban con las expresiones de alegría en el bastión de Castillo, el pueblo de Tacabamba, donde unas 400 personas desfilaron por las calles con lápices gigantes -símbolo de campaña del maestro- y banderas, confiados en que su paisano será presidente.
«Esto es como un partido de fútbol donde Castillo va a ser el ganador», dijo Williams Becerra, de 42 años, que participaba en la movilización de Tacabamba.
En la Plaza de Arma del pueblo, Néstor Estela, de 55 años, celebraba a Castillo como «nuestro candidato» y se mostraba confiado en que «será el próximo presidente que lo sacará (a Perú) adelante de tantos problemas».
Si no hay contratiempos, este lunes los resultados pueden alcanzar niveles irreversibles, pero no se descartan impugnaciones de votos, lo que retrasaría la definición en caso de una estrecha diferencia.
Una misión de observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) está en Perú vigilando los comicios, al mando de Rubén Ramírez, excanciller de Paraguay, y ha respaldado hasta ahora la labor de las autoridades electorales peruanas.
¿UNA MUJER O UN POBRE?
Fujimori, casada con un ciudadano estadounidense y madre de dos hijas, puede acabar siendo la primera presidenta de Perú, meta para la que ha trabajado 15 años desde que asumió la tarea de reconstruir casi desde las cenizas el movimiento político derechista fundado por su padre en 1990.
Durante la presidencia de su padre ejerció como primera dama de perú tras el divorcio de sus progenitores.
Perder el balotaje no solo le implicaría su tercera derrota en las urnas, sino que tendrá que ir a juicio con riesgo de terminar en la cárcel.
Fujimori está bajo la lupa de la fiscalía por el caso de los aportes ilegales del gigante brasileño de la construcción Odebrecht, un escándalo que salpicó además a cuatro expresidentes peruanos. Ya estuvo 16 meses en prisión preventiva por esta causa.
En la otra mano está Castillo, que salió del anonimato hace cuatro años al liderar una huelga de maestros y que, de vencer, sería el primer mandatario peruano sin lazos con las élites políticas, económica y cultural.
Castillo «sería el primer presidente pobre del Perú», definió el analista Hugo Otero.
El nuevo presidente asumirá el 28 de julio el poder de un país que ha tenido cuatro mandatarios desde 2018 y que registra la mayor tasa de mortalidad del mundo por la pandemia, con más de 185.000 muertos en una población de 33 millones de habitantes.
La crisis sanitaria obligó el año pasado a semiparalizar la economía por más de 100 días, lo que acarreó una recesión y una caída del PIB de 11,12% en 2020.