Redacción (ALN).- Un “septiembre negro” para PDVSA. La estatal de petróleos venezolana registró el peor dato de exportación de crudo en el último año, según la OPEP, debido a la escasez de diluyente en el país.
Una noticia para nada alentadora, no sólo por lo que significa, sino porque llega cuando faltan apenas meses para que se cumpla el plazo dado por el ministro de Petróleo, Tareck el Aissami, de cuadriplicar la producción.
“La industria petrolera se compromete con el país a lograr la producción de 1 millón 508 de barriles de petróleo y 6 millones de pies cúbicos de gas por día, este año”, dijo el ministro en febrero de este año.
De acuerdo con la agencia Reuters, la falta de condensado, obligó la suspensión de algunos proyectos en la Faja del Orinoco y de estaciones de mezcla, acarreando un descenso de la producción inédito en los últimos 12 meses.
“La pregunta de fondo es: ¿Por qué no tienen diluyentes teniendo crudo liviano para producir y teniendo condensado? Simplemente porque acabaron con la industria petrolera”, asegura Rafael Gallegos, ingeniero de Petróleo, a la Voz de América.
Las cifras hablan por si solas. De acuerdo los datos de la OPEP muestran como PDVSA habría pasado de producir 641 000 barriles diarios en agosto a tan solo 342 000 barriles de media en la primera quincena de septiembre.
Según Lisa Viscidi, directora de Energía y Cambio Climático de Diálogo Interamericano: “El problema es que es crudo tan pesado que no se puede transportar en oleoductos si no lo mezclas con crudo más ligero. Entonces lo único que necesitan para poder aumentar la producción en la faja es condensado, petróleo más ligero”.
Sin embargo, el Gobierno de Nicolás Maduro tendría, al menos por ahora, el asunto bajo control. De acuerdo con Reuters, el 27 de septiembre amarraba en aguas de Venezuela el primer cargamento de condensado iraní, fruto de un acuerdo de canje entre Teherán y Caracas de 2 millones de diluente persa por cada tres millones de crudo de PDVSA.
Un contrato de seis meses de duración cuyo objetivo sería no solo reactivar la producción, sino aumentar las exportaciones, a pesar de las sanciones impuestas por Estados Unidos a ambos países.
De acuerdo con Viscidi: “Para Venezuela, que en este momento no está produciendo crudo ligero, es un negocio excelente porque reciben lo que necesitan, les da la posibilidad de producir más, de aumentar sus exportaciones”.
Y si bien expertos como Viscidi consideran que un contrato entre las estatales petroleras de Irán y Venezuela sería técnicamente viable, su implementación dependerá del papel que tome la Administración Biden-Harris.
Aunque la presencia del primero de los tanqueros con condensado iraní en Venezuela podría indicar hasta qué punto está dispuesto el actual gobierno de Estados Unidos a hacer uso de sus fichas para frenar el acuerdo de trueque.
VOA