Nelson Rivera (ALN).- Una mirada sin prejuicios a la trayectoria biográfica de Paulo Coelho arroja esta conclusión: hay vidas en las que todo o casi todo es posible; en las que concurren disturbios y avatares. Lo que empieza de un modo, se tuerce de modo imprevisto. Fíjese el lector y constatará. Adolescente y joven rebelde, quien muy temprano escuchó el llamado de los libros. Su familia no lo comprende. Aspiran a que tome el camino de la ingeniería. La conflictividad escala: Paulo es sometido a tratamientos siquiátricos. Lo internan. Incursiona en las drogas, el teatro y el periodismo. Empieza estudios de Derecho y lo abandona. El joven de pelo largo vuelve al teatro. Escribe canciones de gran éxito. También guiones de televisión y cómics. Es detenido por la dictadura brasileña. Logra salvar su vida. Se vincula a las prácticas de la llamada magia negra. Viaja por Europa. En el campo de concentración de Dachau se le aparece un hombre, que le persuade de hacer el camino de Santiago. El Paulo Coelho que el planeta entero conoce, está a punto de surgir de tantos vaivenes.
Los datos anteriores no son parte de una investigación especializada: se encuentran en decenas de resúmenes biográficos. Son “oficiales”: el dramático fondo del que nace la prosa Coelho proviene de la biografía autorizada que Fernando Morais publicó en 2008. Ésta ha sido acusada por algunos críticos de falsear la realidad y construir un Coelho mítico. Sería menos una biografía y más una operación de mercadeo. Un Coelho que salta de lo marginal al triunfo planetario.
Un coloso del mercadeo
No voy a entrar aquí a considerar las historias y artículos de Coelho: estupendos analistas han hecho la tarea de evaluarlo con deseo de justicia. Lo han leído y lo han comentado. El resultado es previsible: ni tan malo como algunos suponemos, ni portador de esplendor alguno: un operador de esa materia necesaria que son los consuelos, el voluntarismo, el más allá, los enigmas. De su éxito, basta con decir que ha dejado atrás la cantidad de 200 millones de ejemplares vendidos. Y todo indica que esa cifra seguirá creciendo.
Ni más ni menos: se comunica con el planeta. Sin límites. Un dios vivo
Ese afán de poner las cosas en su sitio es recurrente: Paulo Coelho, promotor de una idea según la cual todos tenemos el potencial de hacer las paces con nosotros mismos, es un polemista recurrente: ha reaccionado contra quienes dicen que es plagiador experto, contra quienes cuestionaron su ingreso a la Academia Brasilera de las Letras, y contra quienes le igualan con el cantante guatemalteco Ricardo Arjona. Que no hay tal paz interior, lo prueba un muy citado ejercicio de su virulencia verbal, en el que comparó a los críticos literarios con perros.
Al tiempo que despacha a James Joyce (“los autores de hoy quieren impresionar a sus pares. Uno de los libros que hizo ese mal a la humanidad fue el Ulisses, que es solo estilo. No hay nada ahí. Si tú disecas el Ulisses, te da para un tuit”), proclama la validez de su método: “soy moderno porque hago que lo difícil parezca simple y, así, me comunico con el mundo entero”. Ni más ni menos: se comunica con el planeta. Sin límites. Un dios vivo.
En un memorable artículo titulado “Usted no es Dios”, Rubén Díaz Caviedes ponía su atención en esta frase: “No importa lo que haga, cada persona en la tierra juega un papel central en la Historia del Mundo”. Otra vez la cuestión de lo ilimitado: no importa lo que se haga. Coelho reivindica la dimensión de lo que sea.
El hombre sin límites va más allá: todo enemigo es un sujeto de odios: se odia a sí mismo y a sus víctimas. En su cuenta de Twitter -supongo que también en sus libros- abundan las expresiones de desdén, de un no-me-importan-los-demás: “El éxito no proviene del reconocimiento ajeno”, “Los tulipanes, por más que quieran, jamás serán rosas o girasoles. Si niegan su propia existencia, tendrán una vida amarga y morirán”. Y así: un rosario de boludeces voluntaristas y negadoras.
No des explicaciones… > pic.twitter.com/eoYwqR5fO5
— Paulo Coelho (@paulocoelho) 30 de octubre de 2013
Toda esta bisutería ha calado y hoy circula en forma de libros, agendas, tarjetas, marcalibros, afiches, magnetos para las neveras, llaveros y más. Coelho es una industria de souvenires. Un escritor de aspiraciones. Diré: de ínfulas. Que en los últimos tiempos, habla de sus libros como apariciones decisivas. Textos que parten las aguas de la historia.
Ajeno a toda modestia. Ilimitado. Así se pretende: mitad souvenir, mitad hito histórico.
Gracias a todos: La espía de Paulo Coelho estrena en #1 en iBooks https://t.co/IZfJGBXhDG pic.twitter.com/mCaYzr8W6d
— Paulo Coelho (@paulocoelho) 8 de octubre de 2016
#1 https://t.co/vpWlbqXeRs: La Espía (Español EE UU) : https://t.co/vZhF7DNyqt
— Paulo Coelho (@paulocoelho) 4 de octubre de 2016