Leticia Núñez (ALN).- Andrea Dopico, responsable de los postres en el restaurante Moments (Barcelona), forma parte de la lista de los “30 menores de 30” con potencial de convertirse en un referente, según Forbes. “Nunca me olvido de agradecer cada día”, reconoce en una entrevista con ALnavío. Apasionada sin límites del mundo de la cocina dulce, Andrea Dopico, sin embargo, no dio una oportunidad a los fogones hasta los 22 años. Tras una década compitiendo en la selección venezolana de natación sincronizada, se mudó a Madrid para estudiar Publicidad y Relaciones Públicas. Cuando estaba a punto de finalizar su carrera, tomó la que define como la decisión más complicada de su vida. “No fue nada fácil. Regresé a Venezuela con la intención de estudiar a distancia, para pasar más tiempo con mi familia, pues mi padre sufre una enfermedad degenerativa. Pero el gusanito ya estaba allí, me debatía entre volver a Madrid a terminar mi carrera o irme a Vancouver”, cuenta Dopico en una entrevista con el diario ALnavío. Al final, decidió seguir a su corazón. Hizo las maletas y se marchó al Pacific Institute of Culinary Arts para formarse como pastelera. “Fue una inmersión total, regresé siendo otra persona, más centrada y más feliz”, agrega.
Hoy, apenas tres años después de tal decisión, Dopico figura entre los más influyentes de Europa. La lista “30 menores de 30” que elabora la revista económica Forbes le reserva un lugar en la categoría de Artes. “Ha sido realmente una sorpresa. Convertirme en punto de referencia para cualquier pastelero que tenga aspiraciones a ser reconocido significa una gran responsabilidad”, asegura la venezolana de 25 años, cuyo nombre también está incluido en el ranking de “los 30 inmigrantes menores de 30 años radicados en Europa”.
«Nunca imaginé disfrutar tan pronto de los sueños que me planteaba en un futuro lejano»
La publicación, que distingue a un total de 300 jóvenes emprendedores en diez categorías, incluye a aquellos innovadores con el potencial de convertirse en referentes de una generación en distintos ámbitos, incluyendo tecnología, comunicación, política, arte o finanzas. Es un reconocimiento al ingenio, al valor y a la investigación. La responsable de los platos dulces en Moments, el restaurante barcelonés de Mandarín Oriental condecorado con dos estrellas Michelin, considera que, en su caso, es una consecuencia “de lo que he venido haciendo con mucha pasión”. Y añade: “Nunca fue un objetivo trazado, lo que me hace recibirlo aún con más emoción”.
No obstante, aclara que apenas ha cumplido dos años de graduada y que su carrera no ha hecho más que comenzar: “Nunca imaginé disfrutar tan pronto de los sueños que me planteaba en un futuro lejano”.
“Influyente en energía y cariño”
Ella, quien se define a sí misma como una persona “luchadora, sensible, creativa y acostumbrada a la disciplina desde muy pequeña”, dice que tal vez sea influyente “en la energía y el cariño” que le pone tanto a cada nuevo proyecto como a cada día de trabajo. “Las jornadas suelen ser agotadoras físicamente, muchas horas de pie, comienzas muy temprano y terminas muy tarde. Debes estar enamorado de lo que haces para encontrar además tiempo y energía para embarcarte en nuevas creaciones que no dejan de rondarme la cabeza”.
Detrás de la emprendedora Andrea Dopico, de 25 años, se encuentra una joven “curiosa por definición, siempre deseosa de aprender algo más y profunda admiradora del oficio”. Pero también alguien “impaciente y testaruda”. Por ello, reconoce que lleva su vida “a contrarreloj” y que siempre está de un lado para otro. “No he terminado un objetivo y sin recuperar el aliento me estoy planteando otro. A veces me olvido de disfrutar o celebrar, pero nunca de agradecer cada día y cada logro”, añade al respecto.
“Busco la expresión de placer”
Recuerda que creció rodeada de dulces -su padre era gerente en “una de las mejores pastelerías de Caracas”, en El Hatillo- y que siempre pasaba las tardes de los fines de semana tomando chocolate y probando dulces. “Si entraba en la cocina me daban una deliciosa florentina. Eso quedó instalado en mi subconsciente como un recuerdo de felicidad. Ahora cada vez que ofrezco un postre busco en el comensal esa expresión de placer que lo remonta a su lugar feliz”, declara Dopico.
Preguntada por alguna anécdota, se arranca con un par de ellas: “Quemé una bandeja de panes en la escuela, me explotó una bolsa de cacao en polvo en la máquina de vacío…”. Lejos de venirse abajo, colocó unas notas con los errores que había cometido en cada lugar. “Esto me recordaba dos cosas: hay que estar alerta y trabajar con conciencia, pero también que todos cometemos errores y son sus soluciones lo que nos define”, subraya.
«Perseguir mis sueños fue la mejor decisión que he tomado en mi vida»
Tras su paso por el restaurante Alto (Caracas), El Club Allard (Madrid) y ahora Moments (Barcelona), Dopico asegura que cada experiencia ha sido una pieza valiosa en la persona y la profesional que es en la actualidad. “Creo que mi pasión por este oficio superó cualquier barrera o duda que pude tener en su momento”. Ahora echa la vista atrás y señala convencida: “Perseguir mis sueños fue la mejor decisión que he tomado en mi vida”.
“La inspiración está en todos los lados”
Dice que su ingrediente fetiche lo es y será siempre “el buen chocolate”, que en su estilo conjuga los recuerdos de la infancia con los viajes que ha realizado, y que solo hay que ser receptivo para que llegue la inspiración. “Está en todos los lados”, afirma.
¿Su postre estrella? “Cada plato tiene un valor sentimental para mí, así que es una pregunta difícil. Pero ‘La nostra crema catalana’, mi primer postre que entró en la carta de Moments, siempre tendrá un lugar especial en mi corazón”.
Dopico, cuyo referente “por su calidez humana y su brillante manera de entender la pastelería” es Jordi Roca, señala que su objetivo es continuar mejorando cada día “en un lugar donde pueda expresarme creativamente y compartir mi cariño por este oficio”. Sostiene, además, que “el éxito y la satisfacción duraderos están en terminar cada día orgullosa” de su trabajo y por ello tiene claro el consejo que daría a otros jóvenes que quieran dedicarse a la cocina: “Lleven con orgullo sus experiencias, demuestren una ética de trabajo impecable, pidan una mano, den una mano… y sobre todo, disfruten del proceso”.