Nerea Parada (ALN).- César Alierta prefiere correr que caminar. Zancada a zancada alcanzó la presidencia de Telefónica para expandir los horizontes de la mayor multinacional española. Ahora, fuera del grupo, lucha por reducir la brecha digital que frena el desarrollo del tercer mundo.
Tras veinte años dedicados a Telefónica, César Alierta se desvinculó por completo del mayor grupo de telecomunicaciones de España. Abandonó la dirección tan sólo un año después de dejar la presidencia, pues dio por concluido el proceso de transición desde que José María Álvarez-Pallete tomó las riendas.
Alierta nació en Zaragoza en 1945, en una familia influyente de la capital aragonesa. El padre, Cesáreo Alierta, fue alcalde de Zaragoza y presidente del club de fútbol de la ciudad, el Real Zaragoza. Mariano Alierta, el hermano, también se dedicó a la política, siendo senador por el Partido Popular. Por todo ello, desde que era joven, Alierta estuvo en contacto con las esferas de poder, estableciendo relaciones sociales muy productivas y nutriéndose de experiencia.
Licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza, amplió estudios en Nueva York. Allí hizo un Master en Administración y Dirección de empresas en la prestigiosa Universidad de Columbia.
El inicio de la vida laboral de Alierta estuvo ligado a los mercados de capitales. Pero con la llegada del Partido Popular al poder y su conocida amistad con Rodrigo Rato, por aquel entonces todopoderoso vicepresidente económico, la trayectoria profesional del empresario fue avanzando a pasos agigantados.
De la Tabacalera a la dirección de Telefónica
Alierta fue nombrado presidente de la Tabacalera en 1996 y un año después se convirtió en consejero de Telefónica. El currículo del empresario y la innegable capacidad de liderazgo le sirvieron para que, a finales de julio de 2000, el gobierno de José María Aznar lo considerase el candidato idóneo para tomar las riendas de la multinacional, atormentada tras la última etapa de su antecesor, Juan Villalonga.
Alierta dejó una impronta propia en la compañía que dirigió. La extensa red de contactos y la capacidad de maniobra que le caracteriza, le permitieron multiplicar el tamaño de Telefónica y estar a cargo de ella durante 16 años. La visión estratégica fue su mejor arma. Cuando otras operadoras abandonaron el mercado de América Latina, Alierta decidió potenciar la presencia en la región.
En el acto de apertura de la XXV Asamblea Plenaria del Centro Empresarial de América Latina (CEAL), Alierta afirmó que Telefónica era una empresa más latinoamericana que europea. Al final de la intervención, declaró que todavía queda mucho trabajo por hacer, pero que se siente muy optimista con la dirección que ha tomado la economía y el sistema financiero de los países de Latinoamérica.
Las acciones de Alierta no fueron únicamente externas, sino también internas. Remodeló el consejo directivo con vocales independientes y mantuvo el puesto. Incluso cuando se produjo el cambio de gobierno y José Luis Rodríguez Zapatero llegó a la presidencia. A pesar del llamado Caso Tabacalera, una acusación de información privilegiada de la que resultó absuelto en 2010 -el delito había prescrito- su presencia al frente de Telefónica no fue puesta en cuestión.
En la historia reciente del grupo, Alierta ha sido el primer y único presidente que pudo elegir sucesor: José María Álvarez-Pallete. Además, tras abandonar el consejo directivo, nadie ocupará su puesto, por lo que pasarán de 18 a 17 miembros.
El tándem perfecto con Ana Cristina Placer
La vida personal del empresario siempre fue muy discreta. Todo lo compartía con su mujer, Ana Cristina Placer, fallecida en abril de 2015. “Mi pasado, mi presente y mi futuro”, así la definió en una ocasión.
Su esposa, extrovertida y apasionada de las relaciones sociales. Alierta, tímido y amante de las estrategias.
El matrimonio era un tándem perfecto. Ella, extrovertida y apasionada de las relaciones sociales. Alierta, tímido y amante de las estrategias. Ana Cristina disfrutaba de la tecnología. Él, contrario a Google, Apple y Facebook, a quienes acusó de violar la vida privada de usuarios, compañías y administraciones. De hecho, llegó a declarar que quien tiene un smartphone no tiene libertad. Libertad que Alierta todavía conserva ya que su móvil es una “carraca”, tal y como publicó el diario Cinco Días.
El matrimonio no tuvo hijos. Se casaron veinteañeros y fueron compañeros de vida durante más de cinco décadas. En el funeral de Ana Cristina, Alierta destacó su carácter “rupturista” y siguiendo los pasos que ella misma comenzó, se reinventó para lograr un mundo mejor para todos.
La educación infantil, lucha incansable de Alierta
Alierta mantiene una estrecha relación con el Papa Francisco. Periódicos como El Mundo y ABC informan que mantuvieron reuniones en las que el Sumo Pontífice le pidió al empresario usar los recursos digitales de Telefónica para mejorar la educación infantil en el tercer mundo. De ahí el nuevo proyecto de Alierta: acabar con la brecha digital educativa que dificulta todavía más el desarrollo de estos países.
Como presidente de la Fundación Telefónica, impulsó un programa de formación gratuito dirigido a niños. En paralelo, creó la sociedad Enseñanza Digital con el objetivo de extender un programa de aprendizaje a toda la comunidad educativa, especialmente los profesores.
A finales del pasado año, fue nombrado Asesor Global del Fondo ODS de las Naciones Unidas en Educación Digital y Desarrollo Sostenible. En un encuentro realizado en la sede de Nueva York, presentó el proyecto ProFuturo, una iniciativa de la Fundación Telefónica y la Fundación Bancaria La Caixa que aspira a mejorar la educación de más de 10 millones de niños y niñas de aquí a 2020 en África, América Latina y Asia, con el objetivo de reducir la desigualdad en el mundo.
En el historial de Alierta no faltan galardones. En junio de 2010, recibió en Nueva York la Medalla de Oro de la Americas Society en reconocimiento a la importante contribución al crecimiento y desarrollo de Latinoamérica. Cinco años antes, también en Nueva York, recibió el premio Empresario Español Global (The Global Spanish Enterpreneur), otorgado por la Cámara de Comercio de España-Estados Unidos, un reconocimiento a la gestión desarrollada en la compañía que ha permitido la entrada del Grupo Telefónica en el índice bursátil Dow Jones Global Titans 50 de Nueva York. Así es César Alierta, un excelente empresario que camina con paso de gigante.