Daniel Gómez (ALN).- Nicolás Maduro había construido una estructura financiera que le permitía resistir con poco dinero en caja. El problema es que esta se sostenía con un precio del petróleo próximo a los 50 dólares. Hoy el barril Brent cotiza a 37,95 dólares y no parece que se vaya a mover de ahí en el corto plazo. Y esto es una mala noticia para el régimen en Venezuela, y también para el de Cuba.
“Si el destino de Cuba está atado al de Venezuela, malas noticias”.
Esto le dice al diario ALnavío el economista venezolano Asdrúbal Oliveros, director de Econoalítica. Señala que el desplome de los precios del petróleo es “una muy mala noticia” para Nicolás Maduro. Y para Cuba.
“El gobierno había logrado una estructura financiera que con la poca caja que le entraba había podido sobrevivir. Así ocurrió en 2018, 2019 y esta era también la estrategia para sobrevivir en 2020. Pero con una caída tan drástica del precio del petróleo, sube significativamente el riesgo”, dijo el economista.
Agregó que Maduro necesita unos 6.000 millones de dólares para aguantar el año. “Es un dinero que difícilmente le servirá para cubrir las necesidades y tendrá que aplicar medidas excepcionales para hacerlo. Tendrá que recortar sus gastos hacia fuera, las importaciones de combustible. Por otro lado, están las importaciones de alimentos, que son fundamentales para el país. Y esto también lleva a la pregunta: ¿Seguirá manteniendo los envíos de crudo a Cuba?”.
Este febrero, seis buques, la mayoría de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), enviaron un promedio de 173.000 barriles por día a Cuba, de acuerdo con informes de la consultora Refinitiv Eikon. Esto es el 23% de la producción total de PDVSA, de 733.000 barriles diarios, según la OPEP.
“Cabe destacar que una parte de ese crudo no se queda en La Habana. Se revende, es cierto que los cubanos se quedan con una buena tajada que les permite mantenerse, pero gran parte de ese dinero vuelve a Venezuela. Hoy Cuba es una especie de hub contra las sanciones económicas”, precisó Asdrúbal Oliveros.
Según este economista, lo lógico sería que Maduro rebajara los envíos a Cuba para airear sus cuentas. Pero en este momento la lógica no se corresponde con la realidad. “La experiencia nos dice que los recortes con las sanciones han hecho reducir los envíos siempre muy lentamente. Pero con este escenario de precios todo cambia radicalmente”.
Cuba, mientras, acusa situaciones de escasez. El miedo al coronavirus ha agitado las compras locales. Los medios cubanos todavía no reportan apagones ni problemas energéticos, como sí ocurrió en los primeros momentos de las sanciones de Donald Trump. Además, el gobierno se prepara para renovar la matriz energética. Dijo el primer ministro de Cuba, Marrero Cruz, que “si queremos modernizar la industria y producir más de lo que importamos, tenemos que concretar más negocios”. Negocios en renovables que en 2020, calculó, podrían producir unos 1.200 gigavatios por hora para dejar de consumir 320.000 toneladas de combustible.
Evanán Romero, un veterano consultor petrolero que fue directivo de PDVSA, explicó al diario ALnavío que tanto Venezuela como Cuba dependen de los refinados que compran en el exterior.
“Al caer el precio, también caen los refinados. Cierto. Lo que pasa es que la caída de precios de los refinados no es igual que la del crudo, que es lo que le da a Venezuela el flujo de caja. Y este flujo de caja es el que usa Maduro para pagarle los refinados a Venezuela, y a Cuba”, apuntó Romero.
Es tan difícil la situación que Evanán Romero concluye que “el mercado es la peor sanción para Cuba y Venezuela”. Mucho peor que las sanciones económicas que ha venido imponiendo Trump. Sanciones que, no obstante, han mermado la capacidad de resistencia del régimen de Maduro.
Maduro ya resistió a un colapso petrolero en 2014. Pero la situación es radicalmente diferente:
– Hace seis años Maduro era un presidente reconocido por la comunidad internacional.
– No existía una alternativa política clara como Juan Guaidó.
– Venezuela no había entrado en default.
– No había colapsado la economía.
– No había hiperinflación.
– No había estallado la dolarización.
– No existía la amenaza de una recesión global.
– No había una crisis mundial del consumo por el coronavirus.
– No estaba el cerco al comercio entre Caracas y La Habana con las sanciones de Trump.
Ninguno de estos riesgos golpeaba a Maduro hace seis años. Riesgos que tampoco ha conseguido mitigar porque como señaló al diario ALnavío el economista venezolano Alexander Guerrero, “Maduro ha sido incapaz de aplicar estructuras fiscales para sacar el petróleo del Estado. Con otro esquema fiscal este problema de precios no habría sido de Maduro sino de las petroleras privadas”.
Y con esta situación, la incertidumbre. ¿Hasta cuándo se mantendrá el petróleo rondando los 40 dólares? ¿Hasta cuándo las tensiones entre Rusia y Arabia Saudita?
“La única respuesta es que cuanto más dure la crisis, peor para Maduro. Necesita precios entre 45-50. Y no se cumplen las condiciones para que esto sea así. Hay una sobreoferta a la que se agrega un escenario de recesión global. Por tanto, no es descabellado pensar que la crisis se prolongue. Y ahí viene otra pregunta para Maduro: ¿Cómo venderá el crudo que para evitar las sanciones ponía en descuento, cuando el único incentivo es que el descuento sea mayor? Con los precios tan bajos parece difícil. Y Maduro se está acercando a los umbrales de costos de producción. Hoy el precio de la cesta petrolera está en torno a los 27-30 dólares”, explicó Asdrúbal Oliveros.