Juan Carlos Zapata (ALN).- “Cuando se va a un proceso de negociación hay que decirlo sin prurito”. Esto afirma el diputado a la Asamblea Nacional de Venezuela, Luis Florido, de paso por Madrid, pero en condición de político en el exilio, porque Florido es uno de los tantos dirigentes opositores que han tenido que salir del país, perseguidos y acosados por el régimen de Nicolás Maduro. Florido salió de Caracas el 7 de mayo vía Colombia, Cúcuta, en un viaje que se extendió por 19 horas.
-El heroísmo no es sólo con acciones de coraje –señala Florido, quien con esta frase apunta a lo sucedido el 30 de abril pasado, y al hecho de que negociar también requiere coraje. Sin embargo, señala que “la negociación tradicional no funcionó” y admite que hasta ahora, Maduro ha utilizado el diálogo y la negociación para ganar tiempo y desacreditar a la oposición. Y este es el punto. ¿De qué va la nueva negociación? Un episodio que se remonta a enero y tuvo su primera expresión real esta semana que pasó en Oslo, Noruega, donde las partes, los representantes de Juan Guaidó y Nicolás Maduro, se vieron a la cara, según informó en exclusiva el diario ALnavío.
“En el PSUV hay narcos. Pero no toda la gente del PSUV es así. Y no se puede catalogar a todos de la misma manera. Hay un sector democrático en el PSUV con el que hay que hablar. Hay gente en el PSUV que también plantea la salida de Maduro. No es un deseo. Es una realidad. Los liderazgos cambian. Y es por ello que en el PSUV hay gente que dice eso. Venezuela es mucho más que las cúpulas del PSUV, la Fuerza Armada y la oposición. La Venezuela que quiere cambio se mueve debajo de las cúpulas.”
Justo ese es el esquema que no le atrae a Florido, quien formó parte del equipo negociador en la mesa convocada en República Dominicana que contó con la mediación del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. Esta vez, la mediación es de un equipo noruego, el mismo que participó en las negociaciones por la paz de Colombia. Florido vivió aquella experiencia de sentarse frente a frente con el adversario. Ahora se inclina por una opción “pendular”. Es decir, que los mediadores hagan el rol de llevar y traer propuestas. Tal como ocurrió con el Grupo de Contadora en los años 80, que mediaba por la paz en Centroamérica. La mediación se entera de lo que quiere una parte y lo que quiere la otra.
-La fórmula de sentarse frente a frente no funciona. Sin embargo, tampoco hay que tenerle miedo –señala Florido.
Florido militaba en el partido de Leopoldo López, Voluntad Popular. Cuestiones internas lo apartaron de la organización y con ello la posibilidad de presidir la Asamblea Nacional. De modo que en su lugar apareció Juan Guaidó. Pero Florido y Guaidó son amigos. Más que eso: casi hermanos. Y mucho antes de este escenario, Florido le había vaticinado a Guaidó que algún día iba a ser Presidente.
Florido adelanta algunos aspectos que ponen en contexto la negociación, a la que ve como una probabilidad. Dice:
-La oposición tiene la fuerza del pueblo.
-Maduro la fuerza coercitiva, por ahora.
-Nadie está cómodo con el régimen de Maduro.
-La salida es electoral.
-Y tiene que haber elecciones pero sin Maduro en la Presidencia.
Se le comenta a Florido que lo último es un punto de honor para el chavismo, elecciones con Maduro en el poder. De hecho, Maduro ha planteado que primero elecciones parlamentarias. Florido señala:
-En efecto, ese es un punto de honor para ellos. Pero eso no ayuda. Pensemos que Maduro sigue en la Presidencia. ¿Le van a devolver Citgo? -Citgo es la filial de Petróleos de Venezuela con sede en Estados Unidos, que ahora controla Juan Guaidó, en calidad de Presidente Encargado, reconocido con todas las potestades por los Estados Unidos.
-En cambio, si hay un acuerdo para la transición hay que tener el coraje para entrar en ella. Este sería un periodo en el que el país sea administrado bien. Casi que cooptado por la comunidad internacional.
Nada fácil. Un tema complejo. Reconocido por otros políticos venezolanos. Que incluso ven en el caso Venezuela, un problema más complicado que el de las FARC y el Gobierno de Colombia. En el caso de estos, ambas partes querían un mismo objetivo: la paz. En el caso Venezuela, unos quieren que otros salgan y los otros quedarse en el poder. Pero Florido afirma:
-Debemos tener la capacidad de resolver el problema de Venezuela. Y esto parte de que ya no puedes colocarle el cuchillo en la garganta al adversario. Y el chavismo nos ha puesto ese cuchillo. Estamos ante un régimen capaz de lanzar a un concejal detenido desde el piso 10 de un cuerpo de seguridad. Aun así, hay que buscar soluciones.
Señala Florido que se inclina por el acuerdo a pesar de que el régimen lo ha obligado a estar en el exilio y a pesar de que intentaron secuestrarlo en Colombia. “Que esté afuera no significa que me vaya a radicalizar”.
Recuerda que fue a República Dominicana a buscar un acuerdo y no lo hubo. Parte de un principio: hay que concentrarse en el objetivo y no en la recompensa. Quien piensa en la recompensa pierde el objetivo y no logra tampoco la recompensa. En Dominicana no hubo nada. Más “bien nos desacreditaron”. “Nos dijeron que íbamos a entregar el país. Pero ni entregamos el país y tampoco logramos el objetivo porque la negociación no terminó en acuerdo”. Admite que “esta gente”, el chavismo, Maduro y el grupo que lo apoya en el poder, “se ha mantenido firme”. Sin embargo, hoy observa otro escenario. Dice:
-El régimen cuenta con menos recursos.
-Menos piso político
-Menos capacidad de acción.
-Está mucho más presionado.
Lo que pasa en Venezuela está cambiando el modelo de relaciones internacionales
Así que plantea como estrategia para la ruta del cambio, “emplearnos a fondo en todos los escenarios”. Esto significa:
-Que no basta la calle pero es imprescindible.
-No basta trabajar con los militares pero son imprescindibles.
-No basta la comunidad internacional pero es imprescindible para seguir presionando.
-No basta la negociación pero hace falta.
Inclusive, señala, “si el régimen no abre las compuertas del cambio, entonces debe entender que la comunidad internacional estaría dispuesta a una gran alianza para abrir esas compuertas”. Y esta frase conduce a la amenaza de una intervención militar.
-No me gusta ninguna intervención militar. Soy contrario. Pero como mecanismo de presión es imprescindible.
Y señala que hay que jugar en todos los escenarios porque todos presionan hacia una salida.
-¿Y cuál sería la salida ideal?
-La que ofrece más estabilidad y tranquilidad es la salida acordada. ¿Pero quiere el régimen acordar?
Dice que la realidad es desesperante en Venezuela. Y por ello el cambio es urgente. Sin embargo, advierte que “no tenemos la capacidad de decir que tenemos la varita mágica para el cambio porque este régimen lleva 20 años y se ha enquistado en todos los sectores de la sociedad”.
Pero eso sí, reconoce que la unidad de la oposición es condición fundamental para negociar. En ese sentido, señala, “se requiere madurez y capacidad por parte de la oposición para entender que un acuerdo beneficia a todos los venezolanos”. Con esto le sale al paso a quienes afirman que no es posible negociar con un régimen que mata. Y como ejemplo, coloca lo que ocurrió con Augusto Pinochet en Chile. O con el régimen de la Polonia comunista que dio paso a Lech Walesa.
-Estamos en un momento que no hay vuelta atrás. El régimen tiene que decidir cómo va a salir. Y no sólo hay que salir de Maduro sino salir del régimen para que vuelva la democracia.