Daniel Gómez (ALN).- La Unión Europea está dispuesta a enviar observadores electorales a los comicios parlamentarios en Venezuela, pero dice que no tiene tiempo para preparar la misión antes del 6 de diciembre. Por eso le pide a Nicolás Maduro un aplazamiento. Estados Unidos, en cambio, sostiene que cualquier tipo de elección “será imposible bajo el liderazgo de Maduro”.
“El cumplimiento de dos o tres condiciones no es una solución. En realidad, las elecciones parlamentarias tampoco son en absoluto una solución. Las elecciones libres y justas, parlamentarias, presidenciales o de otro tipo, son imposibles bajo el liderazgo de Maduro”.
Eso dijo este lunes la subsecretaria adjunta para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, Carrie Filipetti, en una conferencia telefónica.
La diplomática señaló que las elecciones parlamentarias previstas para el 6 de diciembre en Venezuela “no son ni siquiera elecciones”. “Son un fraude”, sentenció.
Para Estados Unidos la única solución es que Nicolás Maduro se aparte del poder y tome el mando un gobierno de transición. “Insistimos y seguiremos insistiendo en la formación de un gobierno de transición de acuerdo con la Constitución venezolana, capaz de regir procesos libres y justos para organizar las elecciones presidenciales”.
Filipetti dijo que EEUU “buscará la transición” junto con “sus aliados y socios extranjeros”. Pero lo que no dijo es cómo la logrará. Hasta ahora Washington ha aplicado una estrategia de máxima presión contra Caracas. Presión diplomática. Con las sanciones ha tratado de cerrar todas las fuentes de financiación que sostienen a Maduro, pero este siempre consigue librarse. Luego está la intervención militar, fuera de la agenda del gobierno de Donald Trump, tal como confirmó el enviado especial para Venezuela, Elliott Abrams.
La UE necesita tiempo
Mientras, la Unión Europea está luchando por conseguir un aplazamiento de las elecciones parlamentarias para poder enviar una misión de observación. Es lo que le pidió el opositor Henrique Capriles, dispuesto a dar lucha en las urnas. Lucha, pero con unas condiciones aceptables: el Consejo Nacional Electoral está controlado por Maduro, más de 300 presos políticos siguen privados de libertad, según el Foro Penal Venezolano, y el gobierno despojó a los principales partidos de oposición de sus líderes.
Se sabe que Capriles le pidió a la UE el envío de una misión de observación a Venezuela, aprovechando la invitación hecha por Maduro. El problema es que la misión necesita al menos seis meses de preparación, y la invitación fue realizada hace dos semanas.
“El tiempo ya es demasiado corto”, admitió un portavoz de Bruselas a Reuters.
Stalin González, diputado venezolano afín a Capriles, apuntó que no sólo están conversando con funcionarios europeos para las misiones de observación. También con “chinos, rusos y estadounidenses” y “todos los que estén dispuestos a ayudar”, apuntó González a la agencia Bloomberg.
González también dejó la siguiente reflexión: “No estamos en condiciones ideales, pero ¿qué podemos hacer? ¿Deberíamos irnos a casa o deberíamos luchar? Capriles y yo hemos decidido pelear”.
Pese a optar por pelear, Stalin González también le dijo a Bloomberg que si Maduro no aplaza las elecciones parlamentarias, tanto él como Capriles las boicotearán.
¿Boicotear las elecciones es una buena opción?
Maduro ha dicho que “llueva, truene o relampaguee” los comicios se celebrarán el 6 de diciembre. Si esto es así, la UE no enviará observadores, y la oposición no participará. Esta historia les sonará repetida a los venezolanos.
En 2018 hubo elecciones presidenciales y la oposición se abstuvo. Maduro ganó los comicios sin oposición alguna, pero fue desconocido como presidente por más de 60 países. La estrategia no ha surtido efecto. Maduro, más allá del repudio internacional, continúa ejerciendo como presidente desde el Palacio de Miraflores.
Por este último punto, este lunes el Financial Times sugirió en un editorial aprender del ejemplo bielorruso y no repetir el error de 2018: “Un boicot de la oposición en diciembre privaría al sufrido pueblo venezolano de una alternativa. También corre el riesgo de resultar contraproducente, como en 2018 cuando Maduro reclamó la victoria en una votación presidencial rechazada por la mayoría de la oposición. Los venezolanos están exhaustos y demasiado preocupados por la supervivencia diaria como para movilizarse espontáneamente. Sin embargo, en Bielorrusia, un intento de manipular las elecciones y asegurar la legitimidad continua de un gobernante autoritario ha galvanizado a la oposición y provocado protestas tan grandes que amenazan al régimen. Muestra el valor de movilizar a las fuerzas democráticas para participar incluso en una votación manipulada. En un panorama político por lo demás sombrío, es un ejemplo del que los venezolanos podrían aprender”.