Daniel Gómez (ALN).- Por el Canal de Panamá circula actualmente el 6% del comercio mundial. La ruta conecta el océano Atlántico y el Pacífico a través de una senda marítima que atraviesa América. Pero no siempre tuvo fines comerciales. Bajo la gestión de Estados Unidos el Canal fue un centro militar. “Los que mandaban y vivían allí eran los zonians, norteamericanos de tres generaciones en Panamá que jamás se habían relacionado con el país”, cuenta al diario ALnavío Carlos Ernesto González de la Lastra, presidente de la consultora Panama Maritime Advisors.
El Canal de Panamá conecta el océano Atlántico y el Pacífico por Centroamérica a través de una senda marítima de 77 kilómetros de longitud. Por ahí circula el 6% del comercio mundial con 140 rutas venidas desde 1.700 puertos de 160 países distintos. El Canal es un punto logístico de referencia y el gran responsable de que Panamá pueda convertirse en la economía de América Latina que más pronto alcance los niveles de país desarrollado.
Esto no siempre fue así. Hubo una época en la que el canal estuvo gestionado por estadounidenses. Lo vivió Carlos Ernesto González de la Lastra, presidente de la consultora Panama Maritime Advisors. En una entrevista con el diario ALnavío en la Casa de América en Madrid, sostiene: “Los que mandaban y vivían en el Canal eran los zonians, norteamericanos de tres generaciones en Panamá que jamás se habían relacionado con el país. Vivían en su paraíso socialista porque todo se lo daba el Estado”.
Bajo el control de los zonians, el Canal de Panamá era sólo un centro militar. Y Panamá no quería eso. Quería convertir la ruta en lo que es ahora: un punto de referencia comercial en todo el mundo. Por eso, en el año 1977 las autoridades panameñas pactaron con Estados Unidos el traspaso del Canal para el 31 de diciembre de 1999.
González de la Lastra fue uno de los encargados de supervisar esa cesión en los momentos finales. Formaba parte de la Comisión Presidencial para la entrega. Y en sus investigaciones, el empresario, junto a otros colegas, detectaron que algo no iba bien: “Los zonians querían sabotear la entrega”. De la investigación de los comisionados surgió un grupo de ingenieros panameños que inspeccionó el Canal y confirmó las sospechas. Gracias a estas evidencias, el Estado pudo cambiar el enfoque de las inversiones para arreglar los desperfectos y frenar la oleada de daños.
A partir de entonces, Panamá se ha convertido en una economía imparable. Dos años y un día después de asumir la gestión del Canal, el país comenzó un crecimiento económico que todavía se mantiene. “Es más alto que el de Estados Unidos y más alto que el de Europa, lo que nos permite visualizar que será la primera economía que alcance los niveles de país desarrollado en Latinoamérica”, subraya González de la Lastra. Desde 2002, el Producto Interior Bruto (PIB) de Panamá ha alcanzado un promedio de 6% anual.
Todo este crecimiento no es exclusivo del mar. A raíz del Canal, Panamá diseñó un sistema financiero que hoy está compuesto por 94 bancos -nacionales e internacionales- con disponibilidad de activos por 100.000 millones de euros (120.000 millones de dólares). Luego está el uso del dólar como moneda legal, que facilita las actividades comerciales. “Se ha conseguido que el país tenga las mayores inversiones extranjeras directas per cápita. El 50% de las inversiones que se hacen en Centroamérica van a Panamá. El 23% de las inversiones de Panamá se reinvierten en Panamá. Además, son seguras, pues el país ofrece un cuerpo legal diseñado para proteger la inversión extranjera”, detalla el empresario.
El complejo de zonas libres de Panamá
La plataforma logística de Panamá se complementa con un aeropuerto, de los más importantes del mundo, y todo un complejo de zonas libres. En el lado Atlántico está la Zona Libre de Colón, la segunda más importante del hemisferio occidental. Luego hay tres zonas especiales en el Atlántico y en el sector del Pacífico, un proyecto público-privado que agrupa 260 de las 500 compañías que aparecen en el ranking de Forbes. “En Panamá las multinacionales no abren oficina en Panamá, pero ubican su hub para América Latina. En la Zona Libre de Colón son 3.000 empresas las instaladas con una empleomanía de 3.000 personas”, destaca González de la Lastra.
González de la Lastra: “Los zonians no aceptaban que los panameños pudiéramos operar el Canal”
Gracias al Canal, Panamá consiguió desarrollar una economía sólida, capaz de esquivar las crisis que han ido acechando al mundo. Ningún sector atesora más del 20% del PIB. “Es atípico con el resto de Latinoamérica. Las economías de la región se sustentan en los commodities. Ya sean el petróleo, el hierro o el cobre. En el caso de Panamá cada vez que hay una crisis mundial la afectación es marginal”, señala el empresario.
Para seguir llevando al PIB hacia niveles únicos, el Canal de Panamá continúa progresando. El consorcio liderado por la constructora española Sacyr inauguró el tercer juego de esclusas en junio de 2016. “Fue como inaugurar un canal nuevo”, reseña de González de la Lastra. El proyecto fue una de las obras de ingeniería más destacadas de la historia, ya que por el nuevo canal han conseguido pasar buques de hasta 14.800 contenedores, que son equivalentes a ocho Estatuas de la Libertad consecutivas.
Llegados a este punto, González de la Lastra vuelve a los zonians. “No aceptaban que los panameños pudiéramos operar el Canal. ¿Pero quién no puede manejar un canal? Un canal no es otra cosa que un río represado y el sistema de esclusas existe hace 3.000 años. Hasta los mismos norteamericanos reconocen que hemos sido más eficientes que ellos. Ahora pasan barcos tres veces más grandes que entonces”, concluye.