(EFE).- Los vuelos de repatriación, financiados por Estados Unidos, de migrantes que han llegado a Panamá tras atravesar la selva del Darién serán hacia Colombia, como país fronterizo y desde donde entran esos transeúntes, anunció este jueves el presidente panameño, José Raúl Mulino.
«Serán a Colombia (los vuelos de repatriación). Todo el mundo entra por Colombia, no por Venezuela. No tenemos frontera con Venezuela, es Colombia, y sí se está arreglando ese tema», señaló Mulino en su conferencia de prensa semanal.
Panamá y EE.UU. firmaron el pasado 1 de julio un acuerdo para devolver a aquellos migrantes que atraviesen el Darién a través de vuelos, financiados por el país norteamericano. El acuerdo implica un apoyo estadounidense valorado en 6 millones de dólares, un dinero que no será «entregado directamente» al Gobierno panameño, sino que irá destinado a financiar las labores para poner en funcionamiento dicho programa.
Esta semana también visitó Panamá la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, la general Laura Richardson, quien mantuvo encuentros con varias autoridades, entre ellas el presidente panameño.
«Conversé de ese tema y se lo dije a la general Richardson, que estamos esperando el memorándum de entendimiento (MoU/ el acuerdo entre ambas partes para repatriar migrantes)», apuntó este jueves Mulino.
«La pelota está del lado de ellos. Nosotros hemos hecho todo lo que podemos hacer y no pasa nada del lado de Estados Unidos, que tanto énfasis y tanta presión pusieron para que ese MoU se firmara», señaló el mandatario.
Y agregó que dicho acuerdo «ya está firmado, hay un camino hecho, entiendo las complejidades actuales del gobierno de EE.UU. y su campaña electoral pero el problema está ahí, su frontera está en Panamá, no en Texas».
Ese acuerdo está destinado a reducir el flujo de migrantes por esa peligrosa selva del Darién, que ya la han atravesado en lo que va de año más de 216.000 migrantes, la mayoría venezolanos, mientras que en todo 2023 fueron más de 520.000, una cifra inédita, según datos oficiales de Panamá.
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Por su parte, el país centroamericano ha cercado progresivamente, desde el pasado 3 de julio, con «barreras perimetrales» (vallas de alambre con púas) unos 4,7 kilómetros en el Darién, donde había al menos cinco pasos no autorizados o trochas, para «canalizar» el flujo de los migrantes a través de un «corredor humanitario».
Esto, según las autoridades panameñas y como recordó este jueves Mulino, ha reducido el flujo migratorio el pasado julio en comparación con el mes anterior.
Sin embargo, el mandatario panameño ha señalado en anteriores ocasiones que podría aumentar la cantidad de migrantes por el Darién según como se desarrollara la situación tras los comicios del pasado 28 de julio en Venezuela, al ser la mayoría de los transeúntes de ese país caribeño.
El Darién es una selva que hace de frontera natural entre Panamá y Colombia, con 266 kilómetros de longitud. Atravesada por los migrantes en su camino hacia Norteamérica, allí se enfrentan a menudo a peligros como la crecida repentina de ríos o los ataques de animales salvajes o de grupos armados, que cobran a los migrantes por el paso o les roban, siendo en ocasiones además víctimas de abusos sexuales.