Juan Carlos Zapata (ALN).- La imagen de Pablo Iglesias en el debate presidencial de este lunes apelando a la Constitución de España remite a Hugo Chávez. Remite a Nicolás Maduro. Chávez y Maduro, dos populistas, de los que sobran imágenes mostrando la Constitución de Venezuela, hablando de ella, argumentando con ella, convocando al país con ella, diciendo que todo era posible dentro de la Constitución y nada fuera de ella. ¿Para qué? Para violarla de manera sistemática.
La imagen es un extremo. Por parte de Iglesias. Y lo fue para Chávez y lo es para Maduro. Cuando Iglesias comenzó a coquetear con el chavismo y con Chávez, ya este había asentado la costumbre de dirigirse al país en cadena nacional de radio y televisión con la Constitución en la mano. Chávez la abría y leía, como Pablo Iglesias anoche, sabiendo que toda España lo observaba. Chávez la mostraba, como Pablo Iglesias anoche. Chávez llamaba a que se cumpliera, a que se respetara, a que todos los factores políticos la siguieran al pie de la letra, como Pablo Iglesias anoche.
Chávez recurría a la Constitución a conciencia de que era el producto de la Constituyente que impulsó en 1999 y por tanto un instrumento inobjetable: un arma infalible contra los enemigos. Pablo Iglesias recurre a la Constitución que acaba de cumplir 40 años, reivindicada y potenciada por los factores políticos de España, a conciencia que como elemento político e institucional goza de prestigio en el amplio espectro electoral. Por tanto, Chávez e Iglesias se parecen. El líder de Podemos copia a Chávez. A Chávez le dio resultados. ¿Por qué no a Iglesias?
Iglesias lo copia en la imagen y en la palabra. La Constitución en la mano, y la letra en el discurso. Los aspectos sociales en primera línea, que es un tema sensible en Venezuela como también lo es hoy en España. Para una campaña electoral, cabe y puede funcionar. A Chávez le funcionó. Iglesias lo intenta, poniendo el énfasis en tarifas de servicios, en la España vaciada, en la creación de empresas públicas, de una banca pública, en nacionalizaciones de alguna eléctrica. Iglesias ha llegado a hablar de que esta es una elección de naturaleza constituyente. Por allí empata también con Chávez.
El problema de Chávez y de Maduro es que terminaron violando la Constitución. Chávez se inventó un referendo, lo perdió y aun así, siguió adelante con los cambios constitucionales. En Bolivia, Evo Morales perdió la consulta sobre si podía o no podía ser candidato presidencial, y a pesar de la derrota, siguió adelante, es candidato. Iglesias es firme admirador de Morales. Otro que viola la Constitución. Son, como es habitual decir por allí, más papistas que el Papa, y llegan ¿dónde? Al otro extremo. La Constitución importa cuando conviene. Por ejemplo, como bandera para ganar unas elecciones. Y después de allí, afincarse en el poder, perpetuarse en el poder, violando la Constitución.
Pablo Iglesias solicitó anoche el voto de los españoles para hacer cosas, para cambiar cosas. Pidió el apoyo. Sólo por 4 años. Y después bueno, ya no tendrían que votarlo si no hace lo que ha prometido. Así pasó con Chávez. Así con Maduro. Chávez repetía. El pueblo es el soberano. Cuando le tocaba irse, se inventó un traje a la medida con la Constitución. La reelección indefinida. A Maduro se le vencía el periodo el 10 de enero de 2019, y se inventó una Asamblea Nacional Constituyente, se inventó unas elecciones, se inventó una victoria, se inventó juramentarse ante el Tribunal Supremo de Justicia y no ante el Parlamento, y se convirtió en usurpador, pisoteando la Constitución.
Iglesias quiere el poder. La Constitución se lo permite. Iglesias dice que Podemos cada vez está más cerca de ser gobierno. Y como Chávez y como Maduro dice que él habla claro. Y lo asiste la moral de no recibir financiamiento del poder económico. Chávez también decía que no tenía deudas con los empresarios ni los banqueros venezolanos. Terminó siendo él una especie de magnate, que manejaba los recursos del Estado a discreción. Propició la corrupción y la boliburguesía. Hizo del dinero del petróleo su botín particular. Iglesias critica a los partidos de la puerta giratoria, a los dirigentes que pasan del gobierno a la empresa privada. El chavismo hizo del Estado su feudo. Su propia empresa. Su multinacional de la política y los negocios. Pero Chávez siempre dijo que todo lo hacía dentro de la Constitución, igual que hoy lo afirma Maduro. Chávez y Maduro llevaron a Venezuela al desastre. Iglesias al menos reconoce que el desastre chavista es real. Por lo pronto, Iglesias se encuentra en el tiempo iniciático de la imagen. Y del discurso de lo posible. Lee la Constitución. Se abraza a ella. Y piensa en el poder. Para algunos, la Constitución no es la misma cuando se alcanza el poder.