Redacción (ALN).- El mánager venezolano de béisbol Omar Malavé se quitó la vida en su hogar de Miami tras semanas de estar sometido a una fuerte presión económica, una profunda depresión y la frustración por no poder abrirse camino hasta las Grandes Ligas, donde soñaba con dirigir.
La muerte del dirigente de 58 años causó conmoción en el mundo del béisbol, donde se desempeñó primero como pelotero, llegando a jugar en las ligas menores con los Azulejos de Toronto, y luego como mánager de la misma orgazanización y de varios equipos de liga invernal de Venezuela, en la que se tituló dos veces con los Cardenales de Lara y se ganó el mote de «caballero del béisbol» por su honestidad y amables maneras.
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Los Azulejos lamentaron el suceso y señalaron que el impacto del venezolano en la organización será recordado «por siempre».
Pero, aunque la noticia corrió como pólvora y volvió a desatar una oleada de mensajes sobre la importancia de la salud mental, son pocos los detalles que se conocen sobre la muerte del mánager venezolano en su residencia en Dunedin, Florida.
«Fantasía que no existe»
Apenas pudo confirmarse que la muerte se trató de un suicidio por las razones ya expuestas, según dejó entrever una de las hijas de Malavé, que se hace llamar Omi Jensen en las redes sociales.
“¿Cuando vamos a hablar sobre como el béisbol presiona a sus jugadores y a su personal para alcanzar una fantasía que no existe? ¿Es por dinero? Preguntémosle a mi padre… Oh, perdón, no podemos”, escribió Jensen en Twitter, la misma plataforma que usó para confirmar el suicidio de su padre.
“Todo el mundo piensa que ser un jugador de béisbol o un atleta brinda tanto dinero y felicidad, pero eso está muy lejos de la realidad. Yo ví como mi papá dio años de su vida a una organización que nunca pensó que él era lo suficientemente bueno para ser algo más que un integrante de las ligas menores”, añadió.
Ciberacoso
Asimismo, algunos periodistas venezolanos han dicho que Malavé fue víctima de un ciberacoso que minó su confianza en sus habilidades como mánager y incluso en su valía como persona.