Carlos Moreno (ALN).- Se activa más presión internacional para sentar de nuevo en la mesa de negociación a Nicolás Maduro. El TIAR viene a ser un instrumento para redoblar esos esfuerzos. Giovanna de Michele, internacionalista, habla con el diario ALnavío y dice que la estrategia es hacer ver al mismo Maduro que su única opción es una salida negociada y a tiempo. La opción militar se diluye, salvo que el régimen opte por atacar a Colombia en la frontera.
El régimen de Nicolás Maduro puede, en los próximos días, ser puesto en cuarentena por una amplia coalición internacional. Un aislamiento cada vez más agresivo y determinante para limitarlo y llevarlo a sentarse de nuevo a la mesa de negociación. Esta es una de las posibilidades más claras planteadas al momento.
Y los adelantos para la activación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) en la OEA, junto con el Informe Bachelet y la batería de pruebas de la alianza de Maduro y las guerrillas de las FARC y el ELN que revelará el presidente de Colombia, Iván Duque, en la ONU, representan el ataque diplomático más contundente de su “septiembre negro”.
El canciller Jorge Arreaza fue el primer jerarca del régimen que planteó apoyar un diálogo para resolver el conflicto, tal como sugiriera el Grupo de Puebla a los miembros de la OEA que pujan por la activación definitiva del TIAR. Agradeció al bloque político de izquierdas, en donde resalta el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero por la defensa de la solución pacífica.
Giovanna de Michelle, reconocida internacionalista venezolana y analista de Seguridad y Defensa, le dijo al diario ALnavío que las medidas del TIAR y el debate que se dará muy pronto en la ONU servirán como mecanismo de presión.
“Este es el punto clave, todas estas acciones de tipo político, lo que representan es parte de esa estrategia de presión hacia la Administración de Nicolás Maduro con el propósito de hacerle cada vez más costoso permanecer en el poder y que sea el propio Maduro quien entienda que la mejor salida que tiene, es una salida a tiempo por la vía negociada”, dijo.
La opción militar para sacar a Maduro parece diluirse. Estados Unidos ha dicho que no será esa la estrategia. Los sacudones de Donald Trump en Washington anulando a su asesor de Seguridad, John Bolton, que planteaba el uso de la fuerza para acabar con el régimen, afianza la hipótesis. La potencia mundial no quiere saber nada de guerra en la región, a menos que Maduro se atreva a atacar a Colombia en la frontera. Sólo un episodio así podría cambiar esta historia.
Pero Maduro, aún con esta redefinición de la estrategia en su contra, sabe que no puede estar, ni estará tranquilo.
Giovanna de Michelle, por su parte, da crédito al TIAR para ejercer las presiones diplomáticas y económicas en contra de Maduro, pero enfocado desde la solicitud que ha hecho ante la OEA la delegación de Colombia por tener un basamento claro y enmarcado en el propio espíritu del tratado y por denunciar, con pruebas, la protección de Maduro a los grupos guerrilleros que hacen la guerra contra el Estado colombiano desde Venezuela.
“Las acciones más agresivas, como un bloqueo económico aéreo y marítimo, son posibles, pero no necesariamente pueden aprobarse en la próxima reunión de los Estados partes del TIAR”, apuntó.
De Michelle se opone a la solicitud de la delegación de Venezuela en la OEA asegurando que el TIAR no es un instrumento para resolver una crisis humanitaria y tampoco para acabar con la crisis de gobernanza en un país.
Por ello advierte que la oposición en Venezuela debe evitar discursos que creen la falsa expectativa de una solución inmediata.
“Debo destacar que nunca con el TIAR se había visto que un Estado miembro pidiera una reunión del órgano de consulta para que actúe en contra del propio Estado solicitante. Estamos actuando como si Venezuela tuviera dos Estados, uno perverso administrado por Maduro, y otro que trata de reivindicar las libertades de los venezolanos dirigido por Juan Guaidó. Eso es peligroso porque pudiéramos transitar hacia una fragmentación del Estado venezolano, inimaginable hasta este momento”.
Maduro decidió levantarse de la mesa de negociación con la oposición auspiciada por Noruega a principios de agosto, luego que el gobierno de Estados Unidos activara una nueva serie de sanciones que congelaban los activos del régimen en ese país, prohibían a empresas estadounidenses hacer cualquier negocio con Caracas e impedían a altos funcionarios la entrada en suelo norteamericano.
Ahora bien, el debate que se plantea en la ONU puede derivar también en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas donde Maduro ha tenido recurrentes apoyos de Rusia y China.
Ni con el TIAR habrá intervención militar para sacar a Maduro del poder
“Esto puede ser positivo o negativo. Positivo porque Rusia y China a su vez tienen intereses particulares en Venezuela y también tienen interés en que la situación del país se solvente, puesto que en la medida en que haya paz política, en esa medida se podrá recuperar la economía y entonces ambos países tendrían la oportunidad, primero de recibir todos los pagos pendientes, y segundo, de seguir incrementando sus inversiones en la medida en que la economía mejore. Pero al mismo tiempo Rusia y China serán obstáculo para cualquier decisión radical que se quiera tomar con respecto a Venezuela”.
Ya hay las primeras señales de que el “septiembre negro” de Maduro, en el que ha sido señalado desde la ONU como violador de derechos humanos, desde la OEA como terrorista, y con un panorama aún más crítico en la próxima Asamblea General de Naciones Unidas, comienza a tener efectos.
Ahora que no está Bolton cómo cambiará la estrategia de Trump hacia Maduro
Jorge Arreaza, canciller de Maduro, dijo ayer en la sesión del Consejo de DDHH de la ONU, que apoyaba la propuesta del Grupo de Puebla, una instancia política de expresidentes y líderes de izquierda, de resolver el conflicto venezolano “promoviendo el diálogo”, a diferencia del TIAR.
Vuelve a aparecer entonces la opción de ir a una mesa de negociación, aunque Maduro haga hincapié en la campaña del #NoMoreTrump y en que no regresará a la mesa si la oposición venezolana, a la que acusa de entregar el Esequibo a Guyana, no se retracta de su posición.