María Rodríguez (ALN).- La Refinería del Pacífico era uno de los proyectos estrella del expresidente ecuatoriano. Puso la primera piedra en julio de 2008 junto a Hugo Chávez. Venezuela suministraría el petróleo. Hoy la planta sigue sin construirse a falta de más de 13.000 millones de dólares de financiación y está manchada por el caso Odebrecht, donde aparecen vinculados dos venezolanos: Alexis Arellano, gerente de PDVSA Ecuador, y Freddy Salas, de la propia refinería.
“La Refinería del Pacífico cambiará la realidad de Manabí y del Ecuador entero”, afirmó en noviembre de 2016 el entonces presidente Rafael Correa, tal como se recoge en la web de la refinería (perteneciente en un 49% a PDVSA Ecuador y en un 51% a EP Petroecuador). Correa se refería a un monumental proyecto petrolero cuya primera piedra puso en julio de 2008 acompañado por el mandatario venezolano Hugo Chávez. En esos ocho años se invirtieron 1.503 millones de dólares (1.266 millones de euros) destinados a trabajos previos de la obra (como asesorías con empresas como PDVSA, estudios ambientales, administración del proyecto, etc). No obstante, a finales del año pasado el Gobierno ecuatoriano aún buscaba 13.300 millones de dólares (11.200 millones de euros) de financiación para su construcción.
Desde que Chávez y Correa pusieron la primera piedra del proyecto manifestaban su satisfacción con frases como “el país no puede perder un segundo más para su desarrollo”, de Correa -y de ahí la inversión en la refinería- o “estoy seguro que Ecuador será exportador de gas, de gasolina, y no de petróleo crudo”, de Chávez, también haciendo referencia a la futura planta.
Según las proyecciones que el Gobierno de Correa barajaba hace un año, la refinería generaría más de 20.000 empleos
De acuerdo con las proyecciones que el Ejecutivo de Correa barajaba hace un año: en la etapa de construcción la refinería generaría más de 20.000 empleos, y más de 2.500 directos y otros 10.000 indirectos en la etapa de producción. Además, estimaron que seis años después de la puesta en marcha, el país recibiría aproximadamente 5.500 millones de dólares anuales (4.633 millones de euros) en concepto de exportación de diésel, gasolina y productos de petroquímica básica. Igualmente, afirmaron que la nueva refinería procesaría 300.000 barriles de petróleo al día y que vendrían de Venezuela, según apuntó El Comercio.
La petrolera china CNPC suscribió un convenio de negociación con el Gobierno ecuatoriano en 2013 para ser socia del proyecto. Sin embargo, la negociación no llegó a concretarse, tal como recoge la prensa ecuatoriana.
Ahora las tornas han cambiado, y no solo por la crisis política, económica y social que padece Venezuela, país que importa cada año más gasolina y petróleo de Estados Unidos, según datos del Ministerio de Energía de EEUU recogidos por el diario El Estímulo.
La Refinería del Pacífico Eloy Alfaro, proyecto que Correa llegó a catalogar como “el gran salto a la industrialización” del país, no tiene el apoyo del presidente Lenín Moreno, vicepresidente en la era de Correa. En una comparecencia pública a mediados de agosto, el mandatario denunció “la enorme irresponsabilidad” de la administración de su antecesor en el sector petrolero. Moreno defendió que “si no hay interesados (en invertir) debe quedar descartado”.
En esa misma comparecencia, Carlos Pérez, ministro de Hidrocarburos de Ecuador, aseguró que “no ha existido interés” realmente en el proyecto de esta refinería, según publicó EFE. “Estamos buscando alternativas de financiamiento porque Ecuador no puede asumir esa inversión”, afirmó delante del presidente Lenín Moreno.
Y es que hoy la refinería sigue sin construirse. “No hay nada en ese terreno. Apenas una gigantesca y desolada plataforma de tierra y un estadio sintético de fútbol sin equipos ocultando el despilfarro”, según describe la prensa ecuatoriana.
A la falta de apoyo por parte del presidente también se suma la vinculación de la Refinería del Pacífico con la trama de sobornos de la constructora Odebrecht. Apenas 24 horas después de las declaraciones de Moreno, la fiscal ecuatoriana Diana Salazar imputó a Alexis Arellano, exgerente de Petróleos de Venezuela (PDVSA) en Ecuador, y a Freddy Salas, responsable de la Refinería del Pacífico, por la trama de sobornos en torno a la constructora brasileña. Precisamente en la Refinería del Pacífico la brasileña Odebrecht habría sido beneficiada con dos contratos por 500 millones de dólares cada uno (aproximadamente 427 millones de euros).
Con el avance de las investigaciones, la Corte Nacional de Justicia de Ecuador solicitó este martes a la Interpol y a la Policía Judicial del país la localización y captura de ambos exdirectivos venezolanos. La justicia ecuatoriana pidió tanto para Salas como para Arellano prisión preventiva como medida cautelar en una audiencia celebrada el martes, según publica la Fiscalía General de Ecuador en su página web.
El ministro de Hidrocarburos de Ecuador: “El país no puede asumir esa inversión”
En esta audiencia se vincularon a 11 implicados -incluidos los dos exdirectivos venezolanos- en un presunto delito de asociación ilícita relacionado con el caso Odebrecht. En esta trama de corrupción la Justicia ya ha procesado, entre otros, a los ecuatorianos Alecksey Mosquera, exministro de Energía; Carlos Pólit, excontralor general y a Carlos Villamarín, exfuncionario público.
Entre los vinculados a la trama también está el vicepresidente ecuatoriano, Jorge Glas, que no asistió a la audiencia, pero para el que el fiscal solicitó como medida cautelar la prohibición de salida del país. Moreno ya despojó a Glas el pasado 3 de agosto de sus funciones de Gobierno, y el día de la audiencia de Glas publicó un mensaje en Twitter en el que insistía en que “los corruptos tienen que ser sancionados”.
Previamente, para que Glas pudiese ser investigado se requería la autorización de la Asamblea Nacional. Esta dio luz verde al proceso por unanimidad de los 128 asambleístas presentes en la sala y nueve ausencias.
Lejos quedan las declaraciones de Glas sobre lo que reportaría la Refinería del Pacífico al país. En julio de 2016 afirmó, según una nota publicada en la página de la refinería, que tras pagar la deuda (por la financiación del proyecto), la planta representaría 2.700 millones de dólares (2.274 millones de euros) anuales para la economía ecuatoriana.
La venta de crudo es una de las principales fuentes de ingresos de Ecuador, el socio más pequeño de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), con una producción de 510.000 barriles diarios.