Leticia Núñez (ALN).- El expresidente de EEUU afirma que no basta con protestar. Hay que innovar y descubrir cómo se pueden reducir las diferencias. El plan de Obama es claro: “El progreso dependerá de un sistema de mercado integrador que asegure la educación a todos los niños y garantice los derechos de los trabajadores”. Pero no sólo eso. También debe fomentar la competencia entre las pymes y contar con leyes que combatan la corrupción. La tecnología será clave. Así lo manifestó Obama en el centenario de Nelson Mandela.
En el centenario del nacimiento de Nelson Mandela, Barack Obama se atrevió a corregir al propio Nelson Mandela. El expresidente de EEUU fue el invitado estrella en Johannesburgo. Admira al exmandatario de Sudáfrica. Cree en los valores que propugnó. Pero incorporó un matiz. Para Obama no basta con protestar, como había señalado Madiba.
“Con todos los respetos. No suelo hacerlo, pero creo que no basta con que protestemos. Si hoy nos tomamos en serio la libertad universal, si nos preocupa la justicia social, tenemos la responsabilidad de hacer algo. Tenemos que construir, tenemos que innovar, tenemos que averiguar cómo cerrar esas diferencias de riqueza y oportunidades que son cada vez más amplias dentro de cada país y entre países”, dijo el expresidente de EEUU en la Conferencia Anual Nelson Mandela que reunió a 15.000 personas.
Él tiene claro cómo conseguirlo. “El progreso dependerá de un sistema de mercado integrador, que asegure la educación a todos los niños, que proteja la negociación colectiva y garantice los derechos de todos los trabajadores”, afirmó.
Pero no sólo eso. Obama habló de un mercado integrador que “rompa los monopolios para fomentar la competencia en las pequeñas y medianas empresas, y que tenga unas leyes que acaben con la corrupción y garanticen el juego limpio en los negocios”.
Lucha anticorrupción. Juego limpio. Dos conceptos fundamentales para el expresidente de EEUU a fin de acabar con las desigualdades. “La historia nos enseña que las sociedades que toleran grandes diferencias de riqueza dan pie a resentimientos, disminuyen la solidaridad y crecen más despacio”, dijo, según la traducción realizada por María Luisa Rodríguez Tapia para el periódico El País, que publicó íntegro el discurso de Obama.
“La historia nos enseña que las sociedades que toleran grandes diferencias de riqueza dan pie a resentimientos”
Se trata también, según el expresidente de EEUU, de mantener un cierto tipo de fiscalidad progresiva “para que los ricos sigan siendo ricos, pero devuelvan algo a la sociedad”, de manera que el resto de los ciudadanos “tengan dinero para financiar la sanidad universal y la jubilación, y sea posible invertir en infraestructuras e investigación científica con el fin de construir plataformas para la innovación”.
En su opinión, los últimos 70 años “nos han enseñado que no debe ser un capitalismo descontrolado, inmoral y sin regular, y tampoco un socialismo de vieja escuela en el que se controle todo desde arriba. Esas cosas ya se probaron y no dieron muy buenos resultados”, sentenció.
De ahí nuevamente la idea de promover un capitalismo integrador. Dentro de cada país. Pero también entre unos países y otros. “Tenemos que llevar más recursos a las bolsas más olvidadas del mundo mediante inversiones y acciones emprendedoras, porque en todo el mundo existe el talento si se le da una oportunidad”, afirmó.
Dentro de ese mercado integrador, la tecnología es clave. De hecho, Obama aseguró que la tecnología es el mayor reto para los trabajadores. “La inteligencia artificial ya está aquí y es cada vez más poderosa, y van a tener coches sin conductor, y cada vez más servicios automatizados, y eso va a hacer más difícil dar empleo de calidad a la gente, y vamos a tener que ser más imaginativos y repensar por completo nuestra organización social y política, para proteger la seguridad económica y la dignidad que van asociadas al empleo”.
Porque un trabajo no sólo es dinero. Y así lo subrayó Obama. “También da dignidad, y estructura, y una posición en el mundo, y un propósito”. Así, con la importancia de la tecnología por un lado y la relevancia de emprender por otro, el expresidente concluyó: “Vamos a tener que pensar en nuevas formas de reflexionar sobre estos problemas, como la renta universal, la revisión de nuestra jornada semanal, cómo reconvertir a nuestros jóvenes, cómo hacer que todo el mundo sea, en cierto modo, emprendedor. Y vamos a tener que preocuparnos por la economía para restablecer verdaderamente la democracia”.
Tercera idea de fuerza: la democracia. Aquí no corrigió nada a Mandela. Hizo suya buena parte del discurso del sudafricano. “Madiba nos recuerda que la democracia no consiste sólo en celebrar elecciones”, advirtió de primeras.
Por ello, continuó, “debemos dejar de fingir que los países que celebran elecciones en las que, por arte de magia, el ganador obtiene el 90% de los votos, porque toda la oposición está en la cárcel o no puede aparecer en televisión, son democracias”. Acto seguido Obama recordó que la democracia necesita instituciones fuertes, proteger los derechos de las minorías, así como un sistema de controles y equilibrios. No se olvidó de la libertad de expresión, de prensa, el derecho a protestar y a reclamar al gobierno que “todo el mundo tenga la obligación de respetar la ley”.
“Es verdad que la democracia puede ser caótica, puede ser lenta, puede ser frustrante. Les aseguro que lo sé. Pero la eficiencia que ofrece un autócrata es una falsa promesa. No hay que hacerle caso porque conduce de manera inevitable a una mayor consolidación de la riqueza y el poder en la cima y hace que sea más fácil ocultar la corrupción y los abusos”, remató al respecto.
Según Obama, es fundamental dejar de prestar atención a las capitales del mundo y los centros de poder para empezar a pensar en las bases. “Ahí nace la verdadera legitimidad democrática. No en la cima, no en teorías abstractas, no en los expertos, sino en las bases. En las vidas de los que luchan para salir adelante”, concluyó.