David Placer (ALN).- Daniella Cabello, hija de Diosdado Cabello, debutó en 2014 como cantante patrocinada por el régimen. Dedicaba, casi entre lágrimas, su letra al fallecido comandante en marchas y concentraciones. Cinco años después, otro cantante chavista, El Duke, hijo de Elvis Amoroso, el contralor general de Maduro, ha transformado por completo la música chavista con reguetón duro y una letra más representativa del régimen: “me pongo abusador dándote como es”.
Hace cinco años Daniella Cabello fue elegida por el chavismo para ser la cantante oficial de la Feria de Turismo de Venezuela, Fitven, que promovía el lado amable del país y del régimen. Cabello era la imagen escogida para convencer a los turistas de visitar Venezuela. O, al menos, era la excusa para lanzar a la hija del jerarca chavista como cantante.
“Anoche soñé con Chávez y los ojos del amor. Vamos cosechando la semilla del futuro. Camino de esperanza hacia un porvenir seguro. La siembra de la patria vamos a seguir regando. Y a las dificultades, vamos con El Mazo Dando”, cantaba Daniella Cabello en el programa de televisión de su padre mientras alzaba el puño y movía su cabellera lacia y brillante.
Cuando aparecía una tarima con su padre o con su pareja, Omar Acedo, la hija de Diosdado Cabello trabajaba para convertirse en una cantante afamada, una de sus máximas aspiraciones. Recibió clases de canto, estudió estilos musicales y grabó videoclips con gran despliegue de producción en toda Venezuela.
Entre la cantante del “Invencible” y el reguetonero “mañoso”, el chavismo ha intentado catapultar a todo tipo de cantantes
Para grabar el video “Invencible”, un melodrama compuesto para ensalzar la figura de Hugo Chávez, que cantaba con Omar Acedo, la pareja musical no se conformó con un estudio de televisión ni con ningún lugar histórico de Caracas. La pareja viajó a Los Roques, Canaima, Los Andes y la costa venezolana para grabar sus escenas con paisajes turísticos.
“Me entristece a veces no volverte a ver y es que pienso entonces lo aprendido que han sido tus pasos, tus pasos, Gigante y miro adelante, mi comandante”, cantaba Daniella Cabello en un páramo lleno de flores con su pareja de canto.
Cinco años después, la hija de Diosdado Cabello todavía no ha logrado su sueño: llenar conciertos, hacer amplias giras y triunfar como cantante internacional. Pero no necesita eso para tener el público que escuche sus canciones, en ocasiones desafinadas.
La hija de Diosdado Cabello canta frente a una gran manifestación en apoyo de la revolución en la que el público, en su mayoría trabajadores y beneficiarios de los planes del gobierno, acude coaccionado. En las marchas, cada ministerio es responsable de llenar un pedazo de vía. Y al final del acto, Daniella Cabello canta alguna de sus canciones: “Gotas de lluvia”, “Invencible” o la tradicional “Venezuela”.
Cabello también ha acudido a cantar a Cuba con Acedo. Ella llevaba la bandera venezolana. Él, la cubana. Sobre las pantallas se proyectaban imágenes de Chávez y Fidel Castro. Nunca tuvo un abucheo, nunca nadie le lanzó un tomate. La hija de Diosdado Cabello se presenta en lugares seguros, controlados, lejos del lodazal de las redes sociales que la han obligado a convertir su cuenta de Instagram en privada para controlar quién visualiza sus fotografías y sus videos.
Cabello, la cantante, que ha querido forjar su imagen de muchacha dulce, también se atreve a cantar en inglés la canción “Imagine”, de John Lennon, con paisajes caraqueños, para pedir por “la paz” en Venezuela. Pero, ni con la música del exintegrante de Los Beatles, ha logrado internacionalizar su voz.
El reguetonero Amoroso
Cinco años después de su debut musical, el chavismo intenta lanzar otro exponente internacional de su música. Este año, otro hijo de un alto jerarca del régimen intenta alcanzar la fama mundial. “El Duke”, el hijo de Elvis Amoroso, actual contralor general de Maduro, entra por la puerta grande de la industria musical.
Con una nueva propuesta, “El Duque” intenta conquistar los escenarios a los que su compañera Daniella Cabello no ha podido acceder. Y para ello, el hijo del chavismo apuesta por el ritmo de moda: el reguetón.
Su propuesta no incluye letras alegóricas a la revolución bolivariana ni al legado de Hugo Chávez. Tras seis años de régimen madurista, el chavismo se sincera también en la música. El hijo de Elvis Amoroso no parece un farsante sobre el escenario. Se muestra tal y como es: con relojes Apple, con chaquetas doradas y rodeado de mujeres que muestran sus glúteos formados en el gimnasio.
“Si él no quiere, yo sí quiero darte calor. Y me pongo abusador dándole duro al then go, dándote como es. Me pongo celoso, me pongo mañoso”, canta el nuevo exponente musical del chavismo en su video Dándote, donde aparece en una selva rodeado de un grupo de mujeres que abanican su cuerpo y su rostro, que guarda parecido con el de su padre Elvis, encargado de verificar el buen uso de los recursos públicos.
Entre la cantante del “Invencible” y el reguetonero “mañoso”, el chavismo ha intentado catapultar a todo tipo de cantantes: Oscarcito, que defendía al chavismo en televisión; Roque Valero, que intentó forjar su carrera como cantautor; Omar Enrique, que participó el famoso jingle electoral “Chávez Corazón del Pueblo”; Paul Gillman, que cantó en el concierto chavista en la frontera colombiana, y Chyno Miranda que acudió junto a María Gabriela Chávez al funeral del expresidente.
Pero casi todas las estrellas, que ansían el amor incontenible de su público, firmar autógrafos y ser reconocidos internacionalmente han tenido que pagar un alto precio por su apoyo al chavismo. A Omar Enrique se le prohibió la entrada a Colombia, y Valero y Paul Gillman reciben el odio a mansalva en redes sociales.
Pero ajeno al odio, el nuevo exponente de la canción chavista, El Duke, muestra en sus redes sociales los aviones, yates y carros de alta gama a los que tiene acceso. No guarda ninguna impostura. En sus videoclips, el hijo de Amoroso se exhibe como un reguetonero más, que habla de fiesta y “chicas fáciles”. Nada de socialismo ni de chavismo. Confronta las críticas y pide respeto para su carrera y para su sueño de ser un afamado cantante internacional.
Mientras las críticas le llueven, sigue alojándose en hoteles cinco estrellas y aparece en las fotografías con botellas caras en los sitios de moda de Madrid. Sin pudor ni miedo, sigue en lo suyo: tarareando la canción que, más que a su amante, también podría estar dedicada a sus detractores, a quienes adversan al régimen y a sus cantantes, y hasta a todo un país hundido en la miseria. “Tú sabes muy bien quién soy, sabes muy bien lo que doy”.