Daniel Gómez (ALN).- La huida de los flujos de capital de los mercados emergentes, un préstamo del FMI de 50.000 millones de dólares, un masivo escándalo de corrupción en torno al kirchnerismo, una gran sequía, un segundo acuerdo con el FMI por 7.100 millones de dólares… Todo esto de junio a septiembre. Argentina no ha podido con tanta inestabilidad y la economía cae, afectando al gobierno de Mauricio Macri.
“Se juntaron todas las tormentas”. Es una frase que el presidente argentino, Mauricio Macri, repite y repite. Con ella justifica la crisis que está sufriendo el país, y que le obligó a pedir un préstamo de 50.000 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional (FMI) en junio. Un acuerdo que en los primeros términos no fue suficiente, y obligó a Buenos Aires a pedir -y negociar- un adelanto del crédito, el cual confirmaron este miércoles.
Argentina alcanzó un nuevo acuerdo crediticio con el FMI, que extiende el anterior pacto en 7.100 millones de dólares. A su vez, el organismo que dirige Christine Lagarde adelantará los desembolsos que estaban previstos para la próxima presidencia en el acuerdo original, con lo cual Macri recibirá 18.800 millones más de lo acordado originalmente.
“Para lo que resta de 2018, los desembolsos previstos se elevan de 6.000 millones a 13.400 millones de dólares, mientras que para el 2019 pasan de 11.400 millones a 22.800 millones de dólares”, aseguró el ministro argentino de Economía, Nicolás Dujovne.
En cierto modo, Macri tuvo razón. Se le juntaron todas las tormentas en apenas cuatro meses. La última fue la renuncia del gobernador del Banco Central de Argentina, Luis Caputo, este martes. A escasos dos días de que el FMI les concediera el adelanto.
Macri inició optimista el 2018
Electo en 2015 por apenas un punto de diferencia, Macri impulsó un paquete de reformas centrado en recuperar la confianza internacional de los países y de los mercados. También aplicó cambios internos, centrados en una mayor transparencia y en un gasto público más responsable.
Hasta que estalló la crisis, la economía avanzaba 2% anual, el país se había abierto al mundo y el partido de Macri, Cambiemos, se había reforzado ya que resultó vencedor en las elecciones legislativas de octubre de 2017. Incluso venció a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner en la simbólica batalla por Buenos Aires. Esteban Bullrich, candidato oficialista, obtuvo 42% de los votos, frente al 37% que registró Kirchner.
La misma semana en la que le aprobaron el crédito, Macri recibió el apoyo de la Cumbre del G-7
Con la mayoría del Parlamento, los analistas se apresuraron a decir que 2018 sería el año de Macri. El del verdadero cambio. Pero llegaron los problemas. La inflación superó el 20% y el Producto Interior Bruto (PIB) se contraerá 1% en 2018, según cifras oficiales.
El factor que más afectó a la economía fue la retirada de los flujos de capital en economías emergentes y en riesgo, como es el caso de Argentina. La huida de capitales, provocada por la subida del precio del crudo y de los tipos de interés, generó la primera turbulencia financiera en mayo de 2018.
Fue en la primera semana de ese mes cuando el peso se devaluó 6% frente al dólar. En la segunda, cayó 5% en un día. Y ahí a Macri no le quedó otra que acudir al FMI.
Del préstamo del FMI al escándalo de las coimas
Tras un mes negociando en Washington, el organismo que dirige Christine Lagarde concedió al gobierno de Macri el mayor “paraguas financiero” en la historia del FMI. Esos 50.000 millones de dólares de salvavidas con los que tratan de aliviar la crisis financiera.
Entonces hubo una tregua. La misma semana en la que le aprobaron el crédito, recibió el apoyo de la Cumbre del G-7 celebrada en Quebec, donde asistió como invitado especial al ser organizador del G-20 que tendrá lugar en Buenos Aires el 30 de noviembre y el 1 de diciembre.
En el foro, Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido le dieron un espaldarazo y Macri no dudó en celebrarlo. “Volví a sentir el apoyo de los principales países del mundo, de decir ‘creemos en lo que están haciendo, creemos que ustedes pueden ser parte de la solución de los problemas globales y que tienen mucho por aportar’”, sostuvo.
Parecía que con el préstamo de 50.000 millones de dólares y el apoyo internacional era suficiente. Pero no lo fue. La moneda seguía dando muestras de inestabilidad, y en julio se confirmó que Argentina sufriría la peor sequía de su historia. La agricultura, una de las principales fuentes de divisas del país, vive un mal año.
En agosto apareció un salvavidas para Macri. O eso pareció. Ese mes estalló el caso de ‘los cuadernos de las coimas’. Un escándalo de corrupción que definió al kirchnerismo como una organización mafiosa. Que aceptaba sobornos millonarios, movía dinero negro en valijas ocultas y amenazaba a quienes les cuestionaban.
Macri trató de capitalizar la crisis del kirchnerismo para recuperar crédito político. Si bien le sirvió para reivindicar sus políticas, también se le volvió en contra pues manchó la imagen del país. Y eso no era positivo para una economía tan delicada. Entonces los capitales huyeron de nuevo de Argentina y el peso se volvió a debilitar.
Una segunda llamada a Washington
En ese momento, a principios de septiembre, ni el préstamo de 50.000 millones de dólares era suficiente para calmar los ánimos. Había que actualizar los términos, porque necesitaban más fondos este 2018 para contrarrestar las últimas turbulencias financieras.
Entonces llegó el momento más delicado de la era Macri. El presidente argentino elevó los tipos de interés hasta el 60%. Esa fue la medida más inmediata. Conversando con sus asesores, preparó un paquete de medidas con el que trató de convencer al FMI del adelanto.
Macri prometió déficit cero, un menor gasto público, redujo el gabinete ministerial a la mitad y subió 10% el impuesto a los exportadores, el sector empresarial que más confió en el proyecto de Cambiemos.
Trump no quería que Argentina se convirtiese en otra Venezuela
Drásticas medidas con las que el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, viajó a Washington para acordar los 7.100 millones de dólares en fondos adicionales con el FMI. Y es que incluso con esas medidas Macri tuvo que seguir haciendo concesiones. Sobre todo, en lo que se refiere a los fondos para el repago de la deuda.
En ese tiempo, Macri recibió el apoyo de Donald Trump, presidente de Estados Unidos. El mandatario no quería que Argentina se convirtiese en otra Venezuela. Al menos no de aquí al G-20, donde tiene que defender su posición en América Latina, ante el apogeo inversor de China (Leer más: Trump no quiere que Argentina sea otra Venezuela).
Mientras Argentina espera el ingreso de los fondos, el campo le da una buena noticia a Macri. La cosecha de maíz alcanzará el récord de 43 millones de toneladas en el ciclo 2018-19, gracias a un incremento del área y a mejores condiciones climáticas tras una sequía que golpeó al cereal en la campaña anterior, informó este miércoles la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, según informa Retuers.
¿Será que tras esta cosecha se acabarán las tormentas?