Antonio José Chinchetru (ALN).- El régimen creado por Hugo Chávez y mantenido por Nicolás Maduro destruyó una manera de entender la política exterior. Los veteranos embajadores venezolanos Diego Arria y Fernando Gerbasi recordaron en la Casa de América en Madrid el compromiso de la diplomacia venezolana con los valores democráticos y los derechos humanos entre 1958 y 1998.
Aunque en las actuales circunstancias pueda costar creerlo, el régimen democrático interamericano es mérito en buena parte de Venezuela. En las décadas previas a la llegada al poder de Hugo Chávez, el país centró la política exterior en la promoción de la democracia y los derechos humanos. Esas ideas fueron expuestas por los diplomáticos venezolanos Diego Arria y Fernando Gerbasi este jueves en la Casa de América en Madrid.
Diego Arria: “Éramos un país igual al más poderoso, porque estábamos cargados de una educación, una cultura de paz, de respeto a los demás, de libertad”
Ambos reflexionaron sobre estas cuestiones en la presentación del libro La diplomacia venezolana en democracia 1958-1998, compilado por Gerbasi. Diego Arria habló de su experiencia como representante de Venezuela ante el Consejo de Naciones Unidas, que llegó a presidir. Dijo que sentía que “éramos un país igual al más poderoso, porque estábamos cargados de una educación, una cultura de paz, de respeto a los demás, de libertad, que me hacía pensar que no éramos menos”.
En opinión del veterano diplomático, en aquella época “compartíamos realmente valores que eran fundamentales para la comunidad internacional”.
Arria destacó algunos logros de la diplomacia venezolana en la década de los 90 del siglo pasado. Se refirió en concreto al papel que jugó Venezuela para que Estados Unidos aceptara adelantar la devolución del Canal de Panamá y para la firma de los acuerdos de paz entre la guerrilla y el Gobierno en El Salvador.
En opinión de Arria, “Centroamérica tiene una deuda impagable con el expresidente Carlos Andrés Pérez”. Y aclaró que “los esfuerzos genuinos por ayudar a la paz en Guatemala, en El Salvador, en Haití, no tienen parangón con ningún presidente de América Latina”.
Para Arria, la política exterior venezolana en democracia fue “de mucho talento, pero al mismo tiempo, muy ingenua”. Aseguró que “no hay un país en América Latina al que nosotros no ayudáramos”. En este sentido, añadió que “tal vez el único país en donde no intervinimos en ese tiempo fue en México”.
Por ello consideró que “la indiferencia de la comunidad internacional sobre la tragedia venezolana es realmente imperdonable”. Puso como ejemplo el caso de la expresidenta chilena Michelle Bachelet, que no quiso hacer gestiones a favor de los presos políticos del chavismo. Pero matizó que las cosas están comenzando a cambiar y ya hay un mayor interés.
Política exterior sin personalismos
Gerbasi, quien fue viceministro de Relaciones Exteriores de Venezuela y embajador en Colombia, Italia, Brasil, Alemania y ante Naciones Unidas y las Comunidades Europeas, destacó que en el periodo democrático la política exterior de su país “no respondió a personalismos presidencialistas ni, mucho menos, a sesgos ideológicos. Por el contrario, fue una política de diálogo, no de confrontación. Fue una política de persuasión y de negociación”.
Citando uno de los ensayos del libro y la anterior Constitución de Venezuela, Gerbasi aseguró que “el norte” de la política exterior fue “sustentar el orden democrático como único e irrenunciable medio de asegurar los derechos y la dignidad de los ciudadanos, y favorecer su extensión a todos los pueblos de la tierra”.
Fernando Gerbasi: “Defendimos en todos los foros internacionales la democracia representativa como legítimo sistema de gobierno”
Añadió que “defendimos en todos los foros internacionales la democracia representativa como legítimo sistema de gobierno, los derechos humanos, el principio de autodeterminación y repudiamos, consecuentemente, aquellas formas de colonialismo o nuevo colonialismo que aparecían en la época, ya fuese político, económico o de segregación racial”.
En su opinión, “la defensa de la democracia como principio rector a lo largo de los distintos gobiernos del periodo democrático contribuyó a la constitución teórica y práctica de lo que hoy se conoce como el régimen democrático interamericano, ciertamente, de manera conjunta con la Doctrina Betancourt”.
Citó las palabras del expresidente Rómulo Betancourt para definir la doctrina que lleva su nombre: “Regímenes que no respeten los derechos humanos, que conculquen las libertades de sus ciudadanos y los tiranicen con respaldo de políticas totalitarias deben ser sometidos a riguroso cordón sanitario y erradicados mediante acción pacífica colectiva de la colectividad jurídica interamericana”. Para Gerbasi, esta doctrina “tiene mucha validez, sobre todo hoy en día”.
Una América Latina fragmentada por el chavismo
Carlos Malamud, investigador principal sobre América Latina en el Real Instituto Elcano, comparó aquel periodo con el actual. “Después de la llegada de Hugo Chávez al poder vemos la búsqueda de implantar en toda la región un proyecto hegemónico de la mano o con el apoyo de Cuba”, aseguró en el mismo acto.
Para Malamud, “esto provocó todo lo contrario de lo que teóricamente era el objetivo inicial”. La propaganda del régimen chavista insiste en que busca la unidad y la integración de los países latinoamericanos, pero, según Malamud, “si algo es hoy América Latina, es una región fragmentada”.