Daniel Gómez (ALN).- El ser humano no es inmune al cambio. Debe transformarse y adaptarse a lo que viene. Y con la revolución digital ya en camino, por delante sólo quedan incertidumbres. Dudas que Telefónica trata de resolver con el Manifiesto por un Nuevo Pacto Digital que presentó este lunes en Madrid.
El futuro es apasionante, lo que no impide que a su alrededor existan miedos, dudas e incertidumbres. ¿Sustituirán las máquinas a las personas? ¿La tecnología aumentará la brecha entre ricos y pobres? ¿Está a salvo la privacidad de los ciudadanos?
Estas son algunas de las preguntas que Telefónica responde con el Manifiesto por un Nuevo Pacto Digital que presentó este lunes en Madrid. “Cada vez que se produce una revolución tecnológica, todo se transforma. No somos inmunes a los cambios y tenemos la responsabilidad de afrontar el impacto que traerán las máquinas”, comentó Pablo de Carvajal, secretario general de Telefónica, en el acto de presentación.
El manifiesto de Telefónica, de 101 páginas, tiene un marcado carácter humanista. Pone al individuo en el centro de la revolución tecnológica pues sólo él podrá hacer frente a los nueve retos que expuso De Carvajal (Leer más:La Constitución Digital de Telefónica es más humanista que tecnológica).
La escala y velocidad de la digitalización
La televisión tardó 75 años en conseguir 100 millones de usuarios. En apenas unas horas, la aplicación móvil Pokemon Go obtuvo semejante número de descargas. Este dato demuestra lo que ya dijo el directivo de Telefónica: “La escala y velocidad del cambio que produce la digitalización no tienen precedentes”.
La agilidad con la que se transforma el mundo “aumenta la complejidad de los procesos de toma decisiones a escala nacional e internacional”, lo cual amenaza “las certidumbres habidas hasta la fecha”.
La brecha digital
La mitad de la población mundial no está conectada a internet. En el caso de América Latina, esta brecha también es palpable ya que sólo 56% de los ciudadanos cuentan con internet de calidad, según la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones.
“Una nueva brecha de carácter digital podría cuestionar un modelo social cohesionado e inclusivo. Hay personas que podrían quedar excluidas de los beneficios de la digitalización”, dijo De Carvajal.
Privacidad de los ciudadanos
Según el ejecutivo, garantizar la seguridad de los Estados requiere “un difícil equilibrio”. Lo dice porque proteger a los ciudadanos incluye “acceder a métodos de vigilancia masiva”. Métodos que tienen como derecho fundamental la privacidad de las personas, lo cual está recogido en la Constitución española.
Fallos de seguridad
Internet no es una red 100% segura. Tampoco lo son las máquinas ni los algoritmos. Por eso Telefónica insistió en “respetar los derechos fundamentales a la seguridad y a la privacidad”.
A veces las matemáticas también se pueden equivocar y eso pone en jaque la integridad de las personas. El ejemplo más gráfico es el de las equivocaciones provocadas por coches autónomos. Luego está la capacidad de análisis de los ordenadores. Que cada vez procesan más y más información. Datos en muchos casos de carácter personal.
Convivencia máquina-ser humano
Las máquinas están terminando con los empleos repetitivos. Hay robots que ofrecen servicios de atención al cliente igual de completos que el de un centro de llamadas tradicional. Y como este ejemplo hay otros que demuestran que muchos puestos de trabajo están en riesgo.
“Los progresos en inteligencia artificial, el internet de las cosas y el internet industrial nos avisan sobre cambios en los modelos de trabajo. Máquinas y personas coexistirán en los entornos de trabajo, así que los derechos humanos y sociales tendrán que adaptarse a este nuevo entorno”, advirtió De Carvajal. Por otro lado, la proliferación de las máquinas “requerirá de políticas públicas que garanticen la integración y adaptación de algunos sectores de la sociedad”.
Monopolios tecnológicos
El directivo de Telefónica no citó empresas concretas. No obstante, aseguró que “es un riesgo la concentración del poder en manos de algunas plataformas digitales globales que podrían llegar a controlar de facto la experiencia digital”. Una especie de “cuellos de botella” que amenazan la sostenibilidad de internet.
Manipulación de la opinión pública
Hay plataformas capaces de cambiar el devenir de la opinión pública. Sobran ejemplos al respecto. “Algunas plataformas pueden ofrecer una influencia desproporcionada sobre las vidas de los usuarios. Lo que puede constituir un reto para el funcionamiento de las democracias y de los mercados”, matizó De Carvajal.
Contaminación de las redes sociales
Este reto tiene mucho que ver con el anterior. Empresas como Google, Facebook y Twitter han denunciado que algunas plataformas utilizan sus redes para ofrecer información malintencionada sobre temas candentes, como el referéndum en Cataluña y las elecciones presidenciales en Estados Unidos, entre otros.
Y es que como advierte el directivo, muchos algoritmos “son subjetivos”. De ello se aprovechan este tipo de redes, que perturban las leyes democráticas.
La red es global
Internet está abierto para todos. Y esto también representa un reto: “Cada vez les resulta más complicado hacer cumplir sus leyes nacionales en aspectos como recaudar impuestos y garantizar la seguridad de los ciudadanos”, concluyó De Carvajal.