Alonso Moleiro (ALN).- Con una postura categórica y un discurso abiertamente anti-independentista, Albert Rivera se ha convertido en el más esclarecido defensor del vínculo entre Cataluña y España, una causa que antes lucía dispersa y que no presentaba dolientes de arrastre. Su partido, Ciudadanos, fundado en Barcelona, parece ser uno de los beneficiarios de las tormentas actuales frente al electorado. Su liderazgo constituye uno de los termómetros naturales de la polarización política catalana.
Ha emergido como una de las figuras centrales del “españolismo” en el contexto de la crisis que ha generado “el Procés”: el desafío de algunas organizaciones catalanas que buscan separarse de España para consolidar una república independiente. Albert Rivera es el presidente de Ciudadanos, organización que ya tiene una clara influencia en la política de España, y que ha sido fundada, primero, dentro de Cataluña.
Es un dirigente muy joven, que asume sin rubores su filiación con Madrid, todo un tabú en el debate local. En el ámbito de las formaciones que defienden en Cataluña la unidad de España, ha podido abrirse paso entre los socialistas del Partido Socialista Catalán (PSC) que, en medio de algunas ambigüedades, evidencian síntomas de cansancio ante el electorado; y del Partido Popular (PP), tradicionalmente una formación minoritaria en Cataluña.
La fuerte candidata del españolismo para la consulta venidera parece ser Inés Arrimadas, “número dos”, de Ciudadanos, a quien Rivera no se cansa de impulsar
Rivera se aparece en su cuenta de Twitter con un logotipo de presentación: un corazón en el cual cohabitan la bandera catalana, la bandera española, y la bandera de la Unión Europea. Su uso se ha convertido en todo un símbolo en las tormentas actuales. Para algunos, él ha sido uno de los políticos que han salido más beneficiados ante el electorado en este trance. Con estas líneas, Rivera ofrece su descripción personal en Twitter.
Catalunya és la meva terra, España es mi país and Europe is our future. Perfil oficial de Albert Rivera. Presidente de @CiudadanosCs.
Con más de 50.000 tuits y casi un millón de seguidores, el activo “tuitero” Albert Rivera ha dotado de un nuevo ímpetu a las fuerzas anti-independentistas en Cataluña, y ha puesto de relieve matices omitidos en la política local. Un movimiento que, ciertamente, conforma amplias capas de la sociedad catalana, pero que ha permanecido tradicionalmente arrinconado por el apasionado discurso nacionalista predominante en las últimas décadas.
Este tuit, fijado en días recientes, describe perfectamente su postura ante las convulsiones actuales.
Los separatistas siembran el caos, de nuevo, chantajeando hoy a la mayoría de catalanes. Basta. Le exigimos al Gobierno que garantice la libertad y la ley. pic.twitter.com/m7zqI0ZLJ0
— Albert Rivera (@Albert_Rivera) 8 de noviembre de 2017
Rivera no es un tibio defensor del ámbito constitucional español, como sí lo han sido, probablemente, otros líderes catalanes que han buscado enamorar al electorado en los tiempos del nacionalismo constitucional de Jordi Pujol. Muy al contrario: una vez que el anterior “President” de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, decidiera concretar el punto de ruptura con el Estado español, su presencia, y la de su partido, se han convertido en todo un referente en virtud de su elocuencia. La voz de aquellos catalanes, probablemente mayoritarios, que todavía se sienten españoles.
Por estos días, la polarización del debate catalán parece sentar las bases de la concreción de dos grandes alianzas políticas. El líder separatista Carles Puigdemont, expresidente de la Generalitat, ha tenido que huir a Bélgica; algunos de sus aliados políticos han tenido que encararse con la prisión. El Gobierno de Madrid ha decidido convocar elecciones en Cataluña, y ambos bloques históricos, que están muy igualados en tamaño, y que sienten que pueden triunfar en la consulta, han decidido asumir el desafío.
La fuerte candidata del españolismo para la consulta venidera parece ser Inés Arrimadas, “número dos”, de Ciudadanos, a quien Rivera no se cansa de impulsar.
Arrimadas sobre la oferta independentista: «Caos, humillar a la oposición e insultar a la mayoría de catalanes» https://t.co/UdCFo9nscZ
— Albert Rivera (@Albert_Rivera) 7 de noviembre de 2017
Todo mi apoyo, compañeros de @Cs_Cornella. Queda menos para poner fin al odio nacionalista, y abrir una etapa de respeto y convivencia #21D https://t.co/LpHfpbofdA
— Albert Rivera (@Albert_Rivera) 6 de noviembre de 2017
En sus tuits recientes, las andanzas del liderazgo separatista, el exilio de Puigdemont, y las muestras de solidaridad de varios políticos y alcaldes, han sido especial objeto de escarnio por parte de Albert Rivera. Su postura condensa, sin dudas, un panorama muy descriptivo de la fractura existente en la Cataluña actual.
La presión de Ciudadanos dentro del grupo de los liberales de ALDE, ha obligado al parlamentario del PDECat,… https://t.co/hx4jqSKimG
— Elisa Díaz 🇪🇸💪🍊 (@SDE_CS) 7 de noviembre de 2017
‘Un día en Bruselas’, El Tío La Vara, versión nacionalista. Lo del ‘procés’, si no fuera porque es un golpe de estado, sería para reír. pic.twitter.com/WNBFZD2wKx
— Albert Rivera (@Albert_Rivera) 7 de noviembre de 2017
Al final acaban siempre salvando a los políticos separatistas: piden indulto para los del 3% y apoyo a Junqueras. https://t.co/lVSeo6qu9e
— Albert Rivera (@Albert_Rivera) 6 de noviembre de 2017
Albert Rivera es el vivo ejemplo de cómo en el debate catalán actual han terminado las medias tintas. Ya no parece haber posturas permisivas en el marco de los pactos de La Moncloa. Una vez que Convergencia (ahora PDeCAT), Esquerra Republicana y la Candidatura de Unidad Popular (CUP), las formaciones más notorias del nacionalismo catalán, en alianzas, han decidido abandonar el patrón constitucional al que antes, mal que bien, terminaban atenidos, para tratar de concretar la ruptura con España, el decidido discurso españolista de Rivera, con muchos abonos en el público, salta al terreno de juego.
El independentismo catalán tendrá que verse las caras con Mariano Rajoy y con el PP, pero también, en Barcelona, con Albert Rivera, Inés Arrimadas y Ciudadanos.