Redacción (ALN).- 2020 fue el año del coronavirus. Y el 2021 será el de la vacuna. Pero esto no quiere decir que la pandemia vaya a terminar de forma inmediata. “Debemos ser pacientes y realistas y aceptar que la covid-19 estará entre nosotros durante cierto tiempo. El trabajo que realizamos para controlarla no puede ni debe cesar”, advirtió la directora de la Organización Panamericana de la Salud, Carissa Etienne.
La doctora Carissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), ha decidido hacer un balance de 2020. “Espero que, al mirar hacia atrás, lo recordemos no sólo como el año que nos trajo la covid-19, sino también como el año en que finalmente decidimos hacer de la salud nuestra máxima prioridad”.
Etienne también puso la vista en 2021. Lo definió como el año de la vacuna, y de la paciencia, porque el fin de la pandemia “no será ni fácil ni rápido”.
“Los países no pueden darse por satisfechos, deben seguir promoviendo las medidas de salud pública adecuadas para controlar los casos, como el uso de mascarillas y el distanciamiento físico. Los pacientes necesitarán ser examinados, aislados, atendidos y debemos continuar poniendo en cuarentena los casos sospechosos. Nada de esto puede detenerse o arriesgamos demasiadas vidas. Me preocupa todo el trabajo que tenemos por delante. No será ni fácil ni rápido”, recalcó en rueda de presa.
Etienne explicó que en América habrá que ser doblemente pacientes. La región es la más golpeada del mundo por el virus, representando prácticamente la mitad de enfermos y fallecidos. Desde que se declaró la pandemia hasta hoy, América ha registrado 31 millones de casos y 787.000 muertes. A la tragedia humana se suman los problemas socioeconómicos.
“Esta pandemia se diferencia por su escala y por sus repercusiones. Además, ha puesto de relieve dos de los desafíos que por mucho tiempo han estado presentes en nuestra región: la desigualdad y la insuficiente inversión en nuestros sistemas de salud”, apuntó la doctora.
Recordó que los sistemas de salud tuvieron dificultades para abordar el flujo de pacientes con coronavirus. Que el espacio y el personal en los centros de salud eran limitados. Que, por culpa de la pandemia, muchos servicios esenciales, como la atención de enfermos de VIH, tuberculosis, diabetes e hipertensión, quedó interrumpida.
“En consecuencia, los pacientes enfrentan un mayor riesgo por problemas de salud que son tratables y nuestra región podría perder decenios de progreso contra las enfermedades”, dijo.
Aunque no todo fue negativo. La respuesta en las Américas es digna de elogio. En muchos países, los gobiernos implementaron redes de laboratorios para detectar casos en las ciudades y las zonas rurales. Muchos trabajadores de la salud fueron capacitados en tiempo récord. Los hospitales también se pusieron manos a la obra, prácticamente duplicando las camas de cuidados intensivos en América Latina.
Aun así, Etienne concluyó: “Aunque esperamos que 2021 abra un nuevo capítulo en nuestra lucha contra este virus, proteger a millones de personas en nuestra región con vacunas contra la covid-19 será una tarea colosal. Por lo tanto, debemos ser pacientes y realistas y aceptar que la covid-19 estará entre nosotros durante cierto tiempo. El trabajo que realizamos para controlarla no puede ni debe cesar”.