Redacción (ALN) .- El cantante Miguel Ignacio Mendoza, mejor conocido como Nacho, contó su versión de lo ocurrido en la parroquia San Agustín, donde el artista y su equipo fueron sacados por un grupo de chavistas.
A través de un video publicado en sus redes, Nacho acotó que a pesar de lo que estaba ocurriendo en el lugar se encontraba «relajado».
«Cuando me estoy yendo una señora de la comunidad se me acerca y me dijo: ‘Disculpa, no vayas a pensar que todos nosotros somos así, aquí todos queríamos que tú cantaras’. Cuando me monté en el carro me puse a pensar que es difícil creer que una persona que actúe de esa manera tenga a Dios en su corazón«, indicó.
Aunque mencionó directamente a la dirigente chavista Rodbexa Poleo, Nacho sostuvo que hay personas que creen que llamándote por tu nacionalidad es un «insulto».
Vale recordar que la dirigente del Psuv le criticó a Nacho que él haya recibido la nacionalidad colombiana.
«Yo me alegraría por un compatriota si le quieren dar la nacionalidad colombiana porque es bien recibido, es querido y es de aquí de Venezuela. Que bueno que una persona venezolana esté teniendo esa aceptación en otros países y ese recibimiento. Yo me siento muy orgulloso de ser colombiano, así como me siento muy orgulloso de haber nacido en Venezuela. Y si pudiera ser dominicano también fuera increíble porque me encanta República Dominicana. Y si pudiera ser ecuatoriano recibiría la nacionalidad con todo el amor del mundo», expresó.
Además, Nacho manifestó que el plan era cantar en San Agustín para que «la gente pudiera disfrutar de algo que normalmente no disfrutan».
«Yo me fui contento con la gente de allí y hoy los quiero más. La gente empezó a gritar Nacho, y yo me quedo con eso porque en realidad eso es lo que importa (…) Ahorita entiendo que hay que reaccionar, ante todo, con amor», comentó.
De igual forma, el artista recordó que al llegar a la cancha de la parroquia pudo ver a muchas personas felices por su presencia y por el show gratuito que daría. Sin embargo, el caso que más le asombró fue el de un niño.
«Dios es tan perfecto que yo cuando llegué iba pasando por las barandas que colocaron y un niño estaba todo emocionado porque pensaba que yo iba a cantar y cuando iba saliendo lo vi y estaba llorando. Yo no hallaba como consolarlo, le dimos helado y al final terminé regalándole mi gorra. Y cuando me iba del lugar me dijeron que ese pequeño era hijo de una de las señoras que estaba prohibiendo que cantara en el lugar», contó.
En ese sentido, afirmó que «no se arrepiente» de nada y aseguró que «la pasé muy bien. Aprendí mucho de la experiencia y valió la pena».