César Morillo Díaz (ALN).- El fútbol americano es épica, estrategia, esfuerzo y sacrificio; pero también es mucho más que eso. El Super Bowl es el evento deportivo de mayor impacto económico del planeta.
El fútbol americano es como la vida; requiere perseverancia, autocontrol, trabajo duro, sacrificio, dedicación y respeto por la autoridad. Esa es la descripción que hacía el mítico entrenador Vince Lombardi sobre el deporte al que él llamaba “su vida”. Más allá de la épica, la estrategia y la gloria que se desprenden de la final del fútbol americano, el Super Bowl es el evento deportivo que más impacto económico genera a nivel mundial. Pese a no ser el deporte más practicado ni seguido del mundo, los estadounidenses son expertos en venderlo de la mejor manera posible.
Cada año es lo mismo, marcas, consumo, patrocinadores, entretenimiento y por encima de todo un objetivo claro para los organizadores: superar las cifras económicas del año anterior. Todo gira en torno al espectáculo, la premisa es clara: puedes no ser demasiado fan de este deporte pero en la noche del Super Bowl el entretenimiento está asegurado. Según cifras oficiales de la NFL, una de cada tres personas en los Estados Unidos mira la final más esperada del año.
Ahora bien, para sustentar dicha afirmación conviene entrar en cifras y detalles, datos que sin duda no dejan indiferente a nadie. Por ejemplo, según cifras oficiales, la audiencia de este año, sólo en los Estados Unidos, fue de 110 millones de televidentes aproximadamente.
La cadena norteamericana NBC, que posee en exclusiva los derechos de retransmisión del evento, paga en promedio unos 950 millones de dólares al año
Por otra parte, el precio de las entradas al momento de salir a la venta oscilaba entre 950 y 5.000 dólares; en la reventa se situaron en los 22.000 dólares por una entrada de calidad.
En cuanto a las cifras televisivas la cadena norteamericana NBC, que posee en exclusiva los derechos de retransmisión del evento, paga en promedio unos 950 millones de dólares al año. Sólo para cubrir la final la cadena desplegó un equipo de 500 trabajadores, 106 cámaras y un total de 805 kilómetros de cableado. Los costos para cada anuncio publicitario de 30 segundos durante el partido de la edición 52 del Super Bowl fue de unos cinco millones de dólares, una cifra insuperable si la comparamos con los 1,6 millones de dólares que cuesta una publicidad de 30 segundos durante la gala de los Oscar.
En este sentido y más específicamente con respecto a la edición 52 del Super Bowl, el gasto medio por una publicidad de 30 segundos ha ido en aumento en los últimos años. Para el año 2010 el gasto medio era de 2,98 millones de dólares, para el 2015 ya había aumentado a 4,40 millones de dólares y en la última edición ha sido de 5,05 millones de dólares por un spot publicitario de 30 segundos.
Como es lógico, los ingresos publicitarios en general también han ido en aumento: para la final de 2017 los ingresos fueron de 426 millones de dólares por la emisión de avisos publicitarios antes, durante y después del partido.
Estos datos han sido aportados por la publicación especializada Ad Age, que además añade que para la edición de este año se captaron unos 419 millones de dólares en anuncios publicitarios emitidos. Es cierto que supuso siete millones de dólares menos para este año, pero aun así ha sido el doble que lo ingresado en 2010.
Es tal la magnitud del gasto publicitario, que sólo el Super Bowl atrapa el 2,5% de la inversión de las marcas de todo el año en Estados Unidos. En 2010, la cuota era del 1,2%. Algunas de las principales marcas que se anunciaron durante el evento fueron AB InBev, que posee los derechos exclusivos de publicidad de cerveza para el Super Bowl, Coca-Cola y Doritos, que volvió al Super Bowl tras perderse la temporada pasada. El anuncio fue emparejado de forma consecutiva con un anuncio de la marca hermana Pepsi. Hulu dijo presente nuevamente en la gran final. Otras marcas fueron Hyundai, Kia, Lexus y Toyota, así como M&M’s y Pringles.
El Super Bowl versus la Champions
Pero la cosa no queda ahí, hubo cierta controversia generada alrededor de la construcción del estadio en el que se jugó la final, en este caso el US Bank Stadium, ya que la ciudad de Minneapolis aportó aproximadamente la mitad del presupuesto destinado para la construcción, el cual abarcó una cifra total de unos 1.000 millones de dólares. Todo lo que se hace con dinero de los contribuyentes siempre está rodeado de polémicas. El recinto se encontraba en plena construcción cuando la NFL anunció que sería la sede de la edición 52 del Super Bowl.
Según cifras proyectadas por la empresa Rockport Analytics, encargada de hacer el estudio de impacto económico del evento cada año, el Super Bowl generará un impacto estimado de 407 millones de dólares en beneficios aproximados a la ciudad sede, generados entre otros factores por unos 125.000 visitantes que arribaron a Minneapolis.
Los impuestos estatales y locales por el evento supondrán una ganancia neta de más de 29 millones de dólares para los gobiernos de la región (municipal y estatal). En lo que a apuestas se refiere, la cosa va en aumento. Según estimaciones de la American Gaming Association, los ciudadanos en Estados Unidos gastaron cerca de 4.760 millones de dólares en apuestas en el Super Bowl de este año.
Es tal la magnitud del gasto publicitario, que sólo el Super Bowl atrapa el 2,5% de la inversión de las marcas de todo el año en Estados Unidos. En 2010, la cuota era del 1,2%
Para entender el alcance del impacto económico del Super Bowl podemos compararlo con el evento deportivo más importante de Europa, la final de la UEFA Champions League (UCL). Dicen que las comparaciones son odiosas, quizá sí, pero en este caso son cuanto menos interesantes.
Empecemos por las entradas. En promedio una entrada al Super Bowl cuesta unos 5.200 dólares contra los 420 euros que cuesta una para la final de la UCL. Los derechos de retransmisión del Super Bowl cuestan unos 3.000 millones de dólares en total entre los 170 países en los cuales se retransmite el evento. Por su parte la final de la UCL cuesta unos 1.000 millones de euros entre los 210 países que televisan la final. Sí, el fútbol europeo es más visto, más seguido y más practicado en el mundo que el de los americanos, pero ellos sin duda lo venden mejor.
Para terminar, el espectáculo del intermedio estelarizado este año por el cantante Justin Timberlake fue el momento más visto del Super Bowl 52, prueba de que en este evento priva el entretenimiento y el espectáculo por encima de todo. El ‘show del descanso’ no dejó indiferente a nadie, no sólo por el espectáculo en sí con homenaje incluido al fallecido Prince, sino por el atuendo y las zapatillas usadas por Timberlake.
Si no lo creen ahí les va un dato curioso: Las Air Jordan III diseñadas por el artista y la marca de zapatillas deportivas Nike, con un valor de 200 dólares el par, se agotaron en menos de cinco minutos en el portal web oficial de la marca.
Por su parte, los jugadores que participaron en la gran final se llevaron 107.000 dólares de prima al equipo ganador y 53.000 dólares para los finalistas. El fútbol americano es épica, estrategia, esfuerzo y sacrificio; pero también es mucho más que eso, es el evento deportivo de mayor impacto económico del mundo.