María Rodríguez (ALN).- El presidente venezolano, Nicolás Maduro, está desatado en lo que a propuestas económicas se refiere. Promete autobuses, ambulancias, arreglo de carreteras, nuevas viviendas, plantas termoeléctricas y hasta que el mismísimo presidente de PDVSA se presente en el estado Amazonas para solucionar las fallas en el suministro de gasolina. Tantas promesas económicas llevan a una conclusión: que la economía es su gran problema.
Se suceden las promesas económicas del presidente-candidato venezolano Nicolás Maduro. Tantas hace -unas nuevas, otras repetitivas, muchas ridículas- que con ello admite, ya sea conscientemente o no, cuál es su mayor problema: la economía. “Yo quiero hacer una revolución económica, pero necesitamos primero una gran victoria política el 20 de mayo. ¡Necesitamos 10 millones de votos!”, afirmó el mandatario en uno de los últimos mítines, en el estado Monagas.
Maduro insistió en que de ser reelegido presidente iniciará una ofensiva económica “por los próximos 30 años” y que logrará “el crecimiento de una nueva economía garantizando la libertad económica en el país”. El mandatario insiste cada vez que puede en la promesa de un “gobierno económico de calle” que recorra el país para “ordenar la nueva economía”.
Se trata de una promesa familiar, puesto que ya la hizo en ocasión de la campaña para elegir su Asamblea Nacional Constituyente el 30 de julio de 2017, tal como recuerda el periodista Pedro Benítez en un artículo publicado en Konzapata.com.
Benítez incluso dice que esta promesa fue sacada del “baúl de los recuerdos”, puesto que con lo mismo se había comprometido en 2015, cuando aseguró que se dedicaría exclusivamente a resolver la crisis económica. Y es que asegurar que recorrerá el país con “el objetivo de la estabilización y posterior avance hacia la prosperidad económica nacional” es parte obligada del repertorio madurista.
En otros mítines (transmitidos en vivo), como el que dio esta semana Maduro en el estado Amazonas, el mandatario echa el resto y promete hasta el absurdo: una flota de 30 nuevos autobuses, dos ambulancias, reparar la carretera entre El Burro y Pijiguaos (1.212 km) y, atención, que el mismísimo presidente de PDVSA, el general Manuel Quevedo, se presentara al día siguiente en la región para solucionar los problemas de suministro de gasolina que le informó -micrófono en mano- el nuevo gobernador de Amazonas, Miguel Leonardo Rodríguez.
La conversación entre Rodríguez y Maduro transcurrió como sigue:
– Maduro: ¿Cuál es el problema?
– Rodríguez: El problema es que necesitamos más gasolina.
– Maduro: Que el presidente de PDVSA se presente mañana mismo en la mañana y vamos a resolver esto. El presidente de PDVSA en persona en Amazonas mañana. Gobierno de calle. Gobierno popular. Les agradezco la denuncia.
– Público (a voces): Así, así, así es que se gobierna (bis).
Más promesas de Maduro constatan que la economía es su gran problema. Anunció un plan de 40.000 nuevas viviendas que podrán solicitar quienes tengan el carnet de la patria. Y quiere incorporar a 10.000 jóvenes de Amazonas al estudio y al trabajo tras las elecciones de mayo. “Yo le apruebo los recursos y usted se encarga, gobernador”, anunció Maduro.
También informó que se aprobaron los recursos para terminar la remodelación del Hospital Central de Amazonas y que se reabriría, a más tardar, en 60 días. “Es nuevecito, de paquete, remodelado”, describió el presidente.
En el estado Zulia dijo que había aprobado también los recursos para instalar plantas termoeléctricas; una para la Guajira y otra para las riberas del Lago de Maracaibo. Igualmente aprobó 20 millones de petros para la construcción de una Zona de Desarrollo Económico en dicho estado, con el objetivo de impulsar la estabilidad en la producción de bienes y servicios.
La promesa de un “gobierno económico de calle” no falta en el repertorio madurista
Asimismo ordenó la detención de los antiguos directores de la empresa de Energía Eléctrica de Venezuela (Enelven), encargada del suministro eléctrico en Zulia. Argumentó que son los responsables de la supuesta “guerra eléctrica” que afecta la región y que se traduce en continuos apagones.
Maduro también incluye en sus promesas la lucha contra las “mafias” de todo tipo. “Yo quiero darle un golpe fenomenal a las mafias de la gasolina”, dijo en Twitter y añadió: “Iniciaremos una cruzada en contra de las mafias que atacan al Pueblo. No me importan sus apellidos oligarcas, si son mafiosos les caerá todo el peso de la ley ¡Contra la corrupción, más Revolución!”,
Y cómo no, en las promesas electorales de Maduro no iba a quedarse fuera el Fondo Monetario Internacional (FMI). “La derecha oligárquica proimperialista propone entregarle el país al FMI, y el FMI lo que hace cuando llega a dominar un país es eliminar la educación pública, privatizarla. Venezuela le dice ‘FMI vete pa’l carajo porque aquí no metes tu jarra más nunca en la historia de esta patria de (Simón) Bolívar”, dijo Maduro en un mitin con el sector educativo. Un detalle, el FMI proyecta para Venezuela una caída de 15% del PIB para 2018 y una inflación abismal, de 13.865%.
Según datos hechos públicos por la Asamblea Nacional (opositora) esta semana, la inflación acumulada en Venezuela hasta abril es de 897,2%. Comparado con las cifras de un año antes, la tasa asciende a 13.779%.