Juan Carlos Zapata (ALN).- Carlos Vecchio, 49 años, huyó de Venezuela en 2014. Es el número dos del partido de Leopoldo López. En esta entrevista asegura que el modelo y Nicolás Maduro ya están derrotados. Sólo falta sacarlos del poder. Vecchio es hoy el dirigente partidista que acumula más tiempo en el exilio. Perdió la cuenta de los países que ha visitado. Y dice que de todos los líderes con los que se ha reunido, Felipe González y Ricardo Lagos son los que más lo han impactado. Afirma que Maduro es un dictador y Diosdado Cabello un criminal.
Nicolás Maduro está derrotado, dice Carlos Vecchio. Y sentencia: Lo que pasa es que “aún no lo hemos sacado del poder”. O sólo falta sacarlo del poder. Parece un contrasentido. Para Vecchio no. “Ellos –se refiere al gobierno, a Maduro, al grupo que lo sostiene en el poder- pueden extender la agonía. Pero no pueden parar el cambio”. Vecchio es dirigente del partido de Leopoldo López, Voluntad Popular. Es el número dos de la organización. Viene de reunirse con el presidente Emmanuel Macron de Francia.
Y esta entrevista con ALnavío ocurre luego de la reunión con el presidente del gobierno de España, Mariano Rajoy. En ambas citas estuvieron presentes, además de Vecchio, el expresidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, y el alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma. Los tres encabezan, desde el exilio, tres corrientes, tres organizaciones, de la oposición venezolana, pero la fotografía que los muestra juntos en París y Madrid, en los palacios del Elíseo y La Moncloa, envía un mensaje rotundo de unidad hacia todos aquellos que enfrentan la dictadura de Maduro. La imagen guarda semejanza con otra de hace 60 años en la que aparecen los tres líderes que encabezaban –con ópticas a veces distantes- la resistencia contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, los históricos Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Jóvito Villalba. Los dos primeros alcanzaron la Presidencia de la República. “De frente y en todos los frentes”, apunta Vecchio como consigna y mensaje político, en el sentido de que es posible y necesario avanzar sobre las diferencias, tanto así, que los puentes se han extendido hacia lo que hoy se denomina el chavismo disidente. Así, admite que se conversó con el exministro y general Miguel Rodríguez Torres –hoy preso en Venezuela– y con Luisa Ortega Díaz, la fiscal general destituida por la espuria Asamblea Nacional Constituyente. “Con todo el que quiera un cambio en Venezuela estamos dispuestos a hablar”, señala Vecchio. Inclusive con Cuba, con China, con Rusia, países aliados y sostenes del régimen de Maduro. “Con ellos, no hay conversaciones, no en estos momentos. No por parte de nosotros. Pero hay países que sí lo hacen, que sí hablan”. Esta semana, Vecchio, Borges y Ledezma llegarán a Lima, donde se celebrará la Cumbre de las Américas. La delegación opositora será más numerosa, con la incorporación de dirigentes de otros partidos como Acción Democrática y UNT. La oposición está obligada a enviar ese mensaje contundente de unidad a dos meses de las elecciones convocadas por Maduro y que la comunidad internacional condena por falta de garantías, por fraudulentas, porque son un traje a la medida para el dictador.
Representando a @leopoldolopez y a @voluntadpopular transmitimos al Presidente @EmmanuelMacron la urgencia humanitaria q vivimos, y la importancia del rol de Francia y de Europa en nuestra lucha por recuperar la libertad pic.twitter.com/QPV1y60RKH
— CARLOS VECCHIO (@carlosvecchio) 3 de abril de 2018
El 5 de junio de 2014 Carlos Vecchio huyó de Venezuela. Entonces, Leopoldo López ya estaba preso. Logró escapar como en 2017 lo haría el alcalde Ledezma, por la frontera con Colombia. Borges se quedaría en el exterior, en el exilio, este mismo año, 2018, luego del fracaso, en República Dominicana, de la mesa de negociaciones entre gobierno y oposición. Vecchio dice: Escapé por los caminos verdes. Se entiende. Por caminos secundarios. Por vías que a veces podían ser trochas, rutas de alto riesgo. Quienes huyen poco hablan de los detalles de la operación. En Venezuela se han registrado en los tiempos de Hugo Chávez y Maduro, algunas fugas espectaculares. La del sindicalista Carlos Ortega. La del banquero Eligio Cedeño. La del excandidato presidencial Manuel Rosales. La de Vecchio. La de Ledezma. Por aire, mar y tierra. Disfrazados y sin disfraz. De noche y de día. Por donde escapó Vecchio escapan ahora cada día miles y miles de venezolanos de la miseria, del hambre, de la falta de atención médica, de la inseguridad, de la hiperinflación, de la ausencia de democracia, de la persecución. Escapan los pobres. Escapa la clase media. Escapan médicos, ingenieros, maestros, periodistas, jóvenes, obreros, estudiantes, emprendedores, amas de casa; escapan militares que desertan de la Fuerza Armada. Suman más de tres millones. El fenómeno se conoce en el mundo como el éxodo venezolano. Y ya constituye un problema regional que preocupa a Colombia, a Brasil, a Perú, Panamá, Chile, Ecuador y Argentina, entre otras naciones. Escapar es una operación riesgosa, admite Vecchio. “En el camino puedes dejar la vida”. Corrió con suerte. Sigue vivo y activo. “Fue una de las decisiones más difíciles. Uno no se plantea en pleno siglo XXI abandonar el país por razones políticas”. Vecchio parece otro. Lo es. En el exilio, como en la cárcel, como en la clandestinidad, se curten los liderazgos. Otro dirigente del partido de Vecchio, David Smolansky, también lucha desde el exilio. Y Freddy Guevara, vicepresidente de la Asamblea Nacional, tuvo que asilarse en la embajada de Chile en Caracas. El régimen se propuso destruir al partido de Leopoldo López. Llegó a acusarlo de organización terrorista. “Cuando decides irte, te marca ese momento”, señala Vecchio.
-¿Y ya afuera?
-Lo primero es que te acosa la impaciencia. Por lo que has dejado atrás. Tu gente. El país.
-¿Puede venir la derrota?
-Ocurre que también ganas en fuerza, en fortaleza.
-¿Es otra prisión?
-El exilio es estar preso del alma. Pero nunca te vas de tu país.
-¿Cómo administras todos esos sentimientos encontrados?
-Cuando uno sale, lo primero es que uno quiere regresar. Luego afuera piensas en cómo regreso. A esa ansiedad hay que disminuirla. Allí viene la definición de cómo ayudar al país. De cómo luchar en un contexto global.
Al Pdte Rajoy le manifestamos la profunda crisis humanitaria que vive Vzla y la necesidad de facilitar trámite migratorio a los Vzlnos en España pic.twitter.com/RnpSu508DI
— CARLOS VECCHIO (@carlosvecchio) 5 de abril de 2018
“Cómo buscar y encontrar apoyos internacionales”
No fueron fáciles los primeros tiempos. Vecchio entendió afuera que habían subestimado a Chávez en la construcción de un cordón de países aliados, en la forma como usó el petróleo para comprar voluntades. Comprobó de manera directa cómo y cuánto el chavismo había atado alianzas en América Latina y el Caribe. De modo que estás obligado, apunta, a observar y detectar intereses para cuadrar apoyos, respaldos. “Se plantea el dilema de cómo buscar y encontrar apoyos internacionales”. Lo de hoy no se compara con la situación de cuatro años atrás. “En 2014 nadie me abría las puertas. Yo era un prófugo de la justicia. Y el desprestigio del gobierno no era tal”. Poco a poco. Paso a paso es que se sensibiliza la comunidad internacional. Hay un punto clave. La victoria opositora en diciembre de 2015. El triunfo que le arrebató al chavismo la mayoría en la Asamblea Nacional. “Allí se reivindica nuestro discurso. ¿Cuál era? Que Maduro no ganaba más nunca unas elecciones transparentes y libres y que el régimen de Maduro es una dictadura”. La definición de la naturaleza del régimen se confirma con las sentencias del Tribunal Supremo de Justicia que le arrebatan las potestades al Parlamento y con la posición de la fiscal general que admite la ruptura del hilo constitucional.
-¿Qué se ha logrado en estos años?
-Hemos logrado demostrar que el régimen de Maduro es una dictadura, y así lo entiende la comunidad internacional.
-Y la crisis humanitaria…
-Se reconoce la tragedia que sufre Venezuela y el fracaso del modelo.
-Llegar a este escenario ha costado vidas, tiempo, sacrificios…
-Ha sido duro. Pero debemos entender que la lucha es nuestra. Que el apoyo internacional es un acompañamiento. Pero es clave. Clave porque lo que está en juego en Venezuela no son sólo los intereses de Maduro sino también los de Cuba y Rusia.
-Los de Maduro principalmente.
-Hoy Maduro es tóxico. El único que lo defiende es Evo Morales. Nadie lo invita.
«Subestimamos a Maduro»
Este no es el mismo Vecchio de 2014. En junio cumplirá 49 años. Se puede decir que es el dirigente partidista que acumula más experiencia en el exilio. Si se le pregunta cuántos países ha visitado en todo este tiempo, no puede precisarlo. Ha perdido la cuenta. Son muchos. Y cuando se le pregunta sobre líderes mundiales con los que se ha entrevistado, recita una lista larga: Macron, Rajoy, Enrique Peña Nieto, Mike Pence, Juan Manuel Santos, el Papa, Bill Clinton, Ricardo Lagos, Pedro Pablo Kuczynski, Sebastián Piñera, Álvaro Uribe, Andrés Pastrana, Mauricio Macri, Antonio Guterres, Luis Almagro, Tuto Quiroga, Martín Torrijos, José Luis Rodríguez Zapatero, Felipe González y José María Aznar, entre otros. Nadie puede ser igual después de haber conversado, analizado y discutido sobre política global y regional, sobre Venezuela. ¿Y cuál de todos ellos es el estadista que más te ha impresionado?, le pregunto. Y no duda en señalar dos: los expresidentes Ricardo Lagos y Felipe González. Ricardo Lagos por el proceso de la concertación en Chile. Vecchio lo admiraba mucho antes de conocerlo. Se lo hizo saber y le citó el discurso de despedida del poder. Así encontramos a Chile y así dejamos a Chile. Para Vecchio, Lagos es importante porque la concertación es un modelo que se puede aplicar en Venezuela. Una concertación de partidos y liderazgos para llevar al país a buen puerto. En Chile también se activaron comisiones de la verdad para investigar la tortura, los desaparecidos, los presos políticos. Dice que los derechos humanos significaron un tema central en la concertación. “Esas comisiones le devolvieron al pueblo de Chile la dignidad y la reconciliación”. Felipe González lo impactó en tres aspectos. Porque expresa una vinculación genuina con Venezuela. Es el estadista que ve hacia adelante, que anticipa lo que viene. Y porque de verdad conoce América Latina y Europa, posee una visión global.
-Varios dirigentes de la Unidad Democrática me han reconocido que subestimaron a Maduro. ¿Piensa lo mismo?
-Lo subestimamos, sí. No calculamos que estaba dispuesto a todo.
–A matar, inclusive.
-Responde a un Estado delincuente. Está protegiendo intereses, dinero, negocios, mafias, lavado de activos.
-Y puede venir más represión.
-Eso puede contener el espíritu de cambio pero no detenerlo. El modelo está derrotado. Lo que pasa es que no los hemos sacado del poder. Pueden extender la agonía. Pero no pueden parar el cambio. Hoy la sociedad venezolana respira cambio.
-Sin embargo, el Gobierno parece tener bajo control la Fuerza Armada.
-No parece así. Ha habido detenciones. Hay malestar. Y es lógico, los militares son venezolanos que padecen la crisis. Maduro lo que tiene bajo control es a los militares corruptos. Y son una élite los que están con la corrupción. Maduro permite que Cuba fije línea en la Fuerza Armada. Y que militares venezolanos sean perseguidos por Cuba. Que Cuba maneje la Fuerza Armada, eso es antipatriótico.
¿Y después de las elecciones?
Vienen las elecciones del 20 mayo. Ya se sabe. Maduro se enfrentará a Henri Falcón, exgobernador de Lara, un opositor que la oposición no reconoce como su candidato, pues la Unidad Democrática decidió no participar para no avalar el fraude. No hay garantías, repite Vecchio. Los partidos y los líderes estaban inhabilitados o en el exilio. “Maduro reincide en el error que cometió con la elección de la Asamblea Nacional Constituyente”. La comunidad internacional no la reconoce. Ni un acto emanado de ella. Señala que Maduro no es un presidente legítimo desde que se sometió al poder de la Constituyente. ¿Y después de las elecciones? Vecchio responde: Nos toca seguir resistiendo. No hay política mágica. Y hay que vincularse a la presión social con el fin de fracturar al chavismo y que la Fuerza Armada entienda. En 1957, cuando Marcos Pérez Jiménez ganó el plebiscito –en el que no participó la oposición de entonces- se creía que había dictadura para un trecho largo y al mes el dictador estaba huyendo. Después del 20 de mayo, vaticina Vecchio, “Maduro va a generar más divisiones. Ya hay chavismo y madurismo. Así que vamos a entrar en escenarios impredecibles”. Lo cual le plantea un reto mayor a la Unidad Democrática, que no pasa por un momento unitario de verdad. “Nos une la política central. El fraude electoral. El diagnóstico de la crisis social. Y la búsqueda de la democracia”. Reconoce que para derrotar a la dictadura “hacen falta todos los sectores”. La Unidad lanzó la idea del Frente Amplio, pero este se ha quedado en una aspiración. Luce paralizado como paralizada la oposición toda en el campo interno. Vecchio aclara que “puede ser que sea así, pero no quiere decir que no esté pasando nada. El espíritu de cambio está en marcha. Y el Gobierno tiene una crisis política, una crisis económica, fracturas internas y sufre, día a día, la presión internacional”. Respecto a la Unidad insiste en que son más “los puntos que nos unen que los que nos separan”. La división más fuerte dentro de la oposición se produjo a finales de 2017. Antes, fueron más los aciertos que los errores. Y hay que ver en qué condiciones ha actuado la oposición. “Nos han disparado por todos lados”. Saca de ejemplo a su partido, Voluntad Popular: Los líderes o están presos o en el exilio. “No podemos ni hablar para ponernos de acuerdo”. A veces se requiere tiempo. Lo dice por lo del Frente Amplio. “Son procesos que exigen niveles de comprensión. No es sentarse y escribir unas líneas en un documento”. Pero el país no puede esperar, le observo. “Yo lo sé. Pero es importante que el Frente Amplio tenga la mayor solidez posible”.
-¿Perseguirán al chavismo cuando tomen el poder?
-Llegamos aquí por el odio, la confrontación y la división, y no podemos repetir eso. Todo lo contrario. Nos necesitamos todos. Más bien es cómo hacemos un gobierno de unidad nacional.
-¿Pero cómo harán con los que se enriquecieron con la corrupción?
-Otra cosa es la justicia. Hay que hacer como en Chile. Organizar comisiones de la verdad. La justicia es sana para reconstruir el futuro. Hay que desterrar el odio y la venganza.
-¿Quién es Maduro?
-Un dictador.
-¿Hugo Chávez?
-Dictador.
-¿Diosdado Cabello?
-Criminal.
-¿Tareck El Aissami?
-Otro criminal.
-¿Rafael Ramírez?
-La corrupción.
-¿El general y ministro Néstor Reverol?
-Represor y narco.
-¿El exministro Jorge Giordani?
-Alcahuete de Chávez.
-¿El general y ministro Vladimir Padrino López?
-No merece ser ministro de la Defensa.