Pedro Benítez (ALN).- Progresivamente el presidente Nicolás Maduro comienza a configurar una nueva forma de responder a la presión diplomática y económica que las democracias de América y Europa le han impuesto desde hace meses: castigar a los propios venezolanos. Usar a la propia población como rehenes. El último capítulo han sido las sanciones de Panamá y la reacción de Maduro.
El pasado 29 de marzo la Comisión Nacional contra Blanqueo de Capitales, del Ministerio de Economía y Finanzas de Panamá, emitió una resolución contra 55 altos cargos del Gobierno venezolano y 16 empresas presumiblemente vinculadas a ellos, a los que considera como “de alto riesgo en materia de blanqueo de capitales, financiamiento del terrorismo y financiamiento de la proliferación de armas de destrucción masiva” (Leer más: Juan Carlos Varela se enfrenta a Nicolás Maduro para cuidar la reputación de Panamá).
Es el primer país latinoamericano que se suma a las sanciones personales que Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y Suiza han formulado contra funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro.
Entre ellos destaca el propio presidente Maduro, así como el vicepresidente del partido oficial Diosdado Cabello, los ministros Néstor Reverol y Elías Jaua, el presidente del Tribunal Supremo (TSJ) Maikel Moreno, el constituyente y hermano mayor del expresidente Hugo Chávez, Adán Chávez, otros altos funcionarios como William Contreras y Freddy Bernal, y las cuatro rectoras oficialistas del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Panamá es el primer país latinoamericano que se suma a las sanciones personales de Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y Suiza contra funcionarios del gobierno de Maduro
Algunos observadores agudos se percataron de que en el listado de las 16 empresas que Panamá aprecia están relacionadas con altos personeros del Gobierno venezolano aparecen los nombres de Iriamni Malpica Flores, Carlos Malpica y Evelyn Malpica Torrealba. Apellidos éstos vinculados a Cilia Flores, esposa de Maduro. Este detalle no ha sido aclarado ni por ella ni por voceros del Estado.
No es la primera vez que familiares de Flores, a la que los medios oficiales denominan como “La Primera Combatiente”, figuran en actividades económicas cuestionadas. Es conocido el caso de sus sobrinos, acusados y condenados en la ciudad de Nueva York por narcotráfico (Leer más: Cuánta culpa tiene el régimen chavista en el caso de los sobrinos Maduro-Flores).
Menos destacada fuera de Venezuela es la red de nepotismo que Flores estableció con sus familiares incluso antes del ascenso de su marido al poder, cuando ella misma era presidenta de la Asamblea Nacional, en la época en que era parte del círculo de confianza del expresidente Hugo Chávez. Esto fue denunciado incluso por el dirigente chavista y sucesor de Flores en ese cargo, el diputado Fernando Soto Rojas.
Por lo tanto parece totalmente lógico que algunos de sus familiares hayan registrado compañías en Panamá para manejar recursos obtenidos de Venezuela, aprovechando las conocidas facilidades financieras de ese país.
La respuesta del gobierno de Maduro fue inédita: En menos de 48 horas suspendió las relaciones comerciales y financieras por 90 días con 22 figuras públicas de Panamá, empezando por su colega, el presidente Juan Carlos Varela, y 46 empresas panameñas.
De estas, destacan Copa Airlines, una de las pocas aerolíneas internacionales que siguen volando a Venezuela, manteniendo así comunicado al país con el resto del mundo, pese a que el control de cambios vigente desde 2003 que limita la repatriación de divisas ha alejado a muchas otras compañías; y Sanofi, un importante grupo farmacéutico que hace antihipertensivos, medicinas para la diabetes y antialérgicos que hoy son vitales en el país dada la grave escasez de este tipo de productos que padece actualmente.
Así luce el espacio aéreo del país 5:30PM #5Abr pic.twitter.com/AwutrwbM8a
— @AereoMeteo (@AereoMeteo) 5 de abril de 2018
Respuesta inhumana
Está replica no se ha hecho contra ningún otro país que haya emitido medidas parecidas. ¿Una reacción precipitada?
La medida de Panamá no afecta al conjunto de los venezolanos, sino a personeros del Gobierno. Por el contrario la respuesta del gobierno de Maduro sí afecta a los venezolanos.
Hasta ahora los gobiernos del mundo que han aplicado sanciones a funcionarios de Venezuela se han cuidado de que estas no afecten directamente a la población por temor de agravar la crisis del país y que de paso Maduro las use como excusa para desviar su propia responsabilidad. De hecho, este ha sido uno de los argumentos esgrimidos para disuadir a la Administración de Donald Trump de imponer algún tipo de embargo petrolero contra el régimen venezolano.
Sin embargo, al actuar de esta manera Maduro castiga a su propia población y asoma al exterior una conducta que viene aplicando dentro del país desde hace años.
Por ejemplo, un grupo de 50 madres de niños con cáncer recluidos en el hospital J.M. de los Ríos de la ciudad de Caracas organizó una protesta pública denunciando la falta de quimioterapia para sus hijos. La respuesta del Ministerio del Poder Popular para la Salud fue quitarles el almuerzo y el hospedaje a 240 madres como represalia. Es decir, a las que protestaron, pero también a las que no protestaron.
#NoticiasEVTV ¡Niños venezolanos protestan para no morir! Continúa la manifestación de madres y niños pacientes del Hospital JM de los Ríos; se mantienen en vigilia, protestando en la Av. Vollmer de Caracas. Exigen tratamientos oncológicos y reactivación de servicio de comida pic.twitter.com/ZLarX6eaGo
— EVTV Miami (@EVTVMiami) 6 de abril de 2018
50 madres de #NiñosConCáncer quedaron en la calle porque @MPPSalud decidió quitarles el beneficio de hospedaje mientras sus hijos están hospitalizados en Ccs. También les quitaron el almuerzo a 240 madres. La represalia está vinculada a las protestas por falta de quimioterapias
— Isayen Herrera (@IsayenHG) 7 de abril de 2018
A este tipo de respuesta inhumana es a la que el Gobierno venezolano se ha acostumbrado desde hace años y le ha funcionado para mantener el control social del país.
En la respuesta a Panamá, Maduro envía una señal inquietante de lo que pueden ser sus reacciones a la creciente presión internacional: tratar a los venezolanos como rehenes.
Esto no es nuevo en la política mundial. Corea del Norte lo hizo durante la hambruna de los años 90 y la URSS durante la hambruna de 1921. Fue una medida a la que Fidel Castro recurrió varias veces en Cuba, en particular con los disidentes. Ante la presión externa, responder con mayor castigo a la propia población.
Esto no debería sorprender; después de todo Maduro ha demostrado la insensibilidad, el desprecio por la vida de los demás y la determinación necesarios en cualquier déspota que quiera conservar el poder a toda costa.