Leticia Núñez (ALN).- Daniel Ortega contra todos. Contra la Iglesia, a cuyos obispos llamó golpistas. Contra los estudiantes. Contra los empresarios. En definitiva, contra la sociedad nicaragüense. Se aferra al poder. Van más de 360 muertos, 2.100 heridos y 156 desaparecidos en sólo 3 meses. El comercio de Nicaragua con Centroamérica se ha desplomado, se han destruido 215.000 empleos, está aumentando la pobreza y Costa Rica ya ha recibido 10.000 solicitudes de refugio por parte de nicaragüenses. “Ortega sólo huye hacia delante”, dice una fuente consultada por ALnavío.
Nueva fase en Nicaragua. Las posiciones están rotas. El presidente, Daniel Ortega, ha manifestado en varias ocasiones que no adelantará las elecciones. La semana pasada las fuerzas gubernamentales asediaron la ciudad de Masaya, bastión de la resistencia contra el dictador. Ortega llamó golpistas a los obispos, que han tratado de mediar en el diálogo para una salida pacífica. Pero ya van más de 360 muertos, 2.100 heridos y 156 desaparecidos. Han pasado 14 semanas desde que estallaron las protestas. 14 semanas de violencia por parte de la policía y grupos paramilitares. La comunidad internacional también presiona exigiendo el cese de la represión. Los estudiantes siguen en la calle. Los empresarios son otro pilar en las protestas. La herida sangra como nunca.
¿Hay entonces alguna opción de que prospere el diálogo –el intento de diálogo- entre gobierno e Iglesia? ¿Existe alguna posibilidad de entendimiento con el régimen? Alfredo Rodríguez Gómez, director del Máster en Políticas Públicas de Seguridad en la Universidad Camilo José Cela (Madrid), tiene claro que mientras gobiernen Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, “la paz será imposible”.
En declaraciones al diario ALnavío, Rodríguez sostiene que el mandatario “nunca ha creído en el diálogo, así que esa no es la salida a su mandato. Será una salida obligada”. En su opinión, Ortega “piensa que puede salvar el desastre nacional y personal, pero sólo huye hacia delante”.
Para el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, este asunto “ha ido hacia el salvajismo más espantoso que uno tiene en la memoria”
En este sentido, agrega: “Es el eterno problema de los dictadores, que la corrupción les envuelve y no son capaces de trabajar por el bien común sino en beneficio de su causa personal. Por el bien de Nicaragua y sus ciudadanos, espero que le quede poco y se encuentre una solución. Preferiblemente, que pague por sus delitos”.
Para el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, premio Cervantes 2018, este asunto “ha ido hacia el salvajismo más espantoso que uno tiene en la memoria”. En una entrevista con el periódico Abc, afirmó que el deterioro “ha sido tan grande que si antes pensábamos que Ortega podía ser lo suficientemente razonable, y que aceptaría que su tiempo había terminado y que había que abrirse a una salida negociada, dando la oportunidad de formar un nuevo gobierno, esas esperanzas ya las he perdido”.
Ramírez ve en Ortega a alguien “ensordecido por el éxito de la represión desmedida de sus fuerzas paramilitares”. Por ello, asegura que no cree en una salida por medio del diálogo. No obstante, ante la pregunta de si todavía hay posibilidad de alcanzar una solución pacífica después de tantos muertos, el escritor responde que tiene que haberla.
“Hay que recordar que la guerra para quitar a (Anastasio) Somoza costó 20.000 vidas, y la siguiente guerra civil del sandinismo y contrarrevolucionarios costó otros 20.000 muertos. Somos un país pequeñito. Ojalá que la cuota que hemos tenido que pagar de sangre sea esta, y se logre una solución negociada a pesar de la sinrazón de Ortega”, apunta Ramírez.
A ello se suma el papel de Cuba. Tal como publicó el historiador Pedro Benítez en ALnavío, La Habana va a jugar duro para que no caiga ni el gobierno de Daniel Ortega ni el de Nicolás Maduro en Venezuela. Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel saben que la caída de Ortega puede tener un efecto dominó en Caracas (Ver más: ¿Cuál es la estrategia cubana para que Maduro y Ortega resistan en el poder?).
En el Foro de Sao Paulo, que se celebró del 15 al 17 de julio en La Habana, Adán Chávez, hermano del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, brindó todo el apoyo a Ortega. Dijo que lo de Nicaragua es el mismo libreto que contra Maduro y colocó como ejemplo continental a la revolución chavista.
Ortega, cada vez más aislado
No obstante, Sergio Ramírez apunta un par de diferencias entre Nicaragua y Venezuela. “El aparato de poder venezolano es muy distinto, y descansa sobre todo en un enorme Ejército parasitario, que dispone de enormes recursos. Por otro lado, descansa en una enorme producción petrolera que aunque está disminuida, siempre funciona. Aquí no existe ni el ejército clientelista que tiene Maduro ni la producción petrolera”. Otra diferencia es el elevado número de muertos en sólo tres meses. En las protestas de 2017 contra Maduro, fallecieron 157 personas.
En el lado opuesto se encuentra prácticamente el resto de la comunidad internacional. Y es que Ortega está cada vez más aislado. 13 países de América Latina y la Unión Europea condenaron la semana pasada la represión que ejerce el régimen orteguista contra los manifestantes. Fueron los gobiernos del Grupo de Lima (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú) más Ecuador y Uruguay. En una declaración especial exigieron “el cese inmediato a los actos de violencia, intimidación y amenazas dirigidas a la sociedad; y el desmantelamiento de los grupos paramilitares”. También reclamaron el restablecimiento del diálogo “dentro de un clima de respeto a las libertades fundamentales”.
Las consecuencias humanas, sociales, económicas y políticas de la crisis son más que evidentes:
1.- Más de 360 muertos
El pasado 19 de abril murieron las tres primeras personas. Desde esa fecha hasta la semana pasada son 364 fallecidos, según datos de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH). No obstante, desde el último recuento se han registrado más muertos, por lo que la cifra aumentará. 253 de las víctimas fueron por arma de fuego, y de ellas 70 recibieron disparos en la cabeza. Destaca también la altísima proporción de jóvenes que han muerto. 25 tenían 17 años o menos, y otros 122 tenían entre 18 y 30 años. La inmensa mayoría de las víctimas, 297, eran civiles, mientras que 12 eran policías.
2.- Más de 2.000 heridos
La Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos también informó que unas 2.100 personas han resultado heridas, la mayoría por armas de fuego.
En el primer semestre solicitaron refugio en Costa Rica unos 10.000 nicaragüenses
3.- 156 desaparecidos
La represión en Nicaragua suma, al menos, 156 desaparecidos, según la ANPDH. Una situación que recuerda a las desapariciones perpetradas por las dictaduras en Argentina, Uruguay, Chile y Brasil de los años 60, 70 y 80. Estas desapariciones forman parte de una estrategia de intimidación política. “Se llevan a cualquiera, por eso ya se habla de terrorismo de Estado en Nicaragua”, dijo una fuente a ALnavío. La misma asociación también denunció la existencia de centros de detención ilegales que operan al margen de la ley. Están controlados por paramilitares orteguistas, según la ANPDH (Leer más: Con los desaparecidos Ortega imita las peores dictaduras del Cono Sur).
4.- El PIB caerá 5,6% en 2018
Si el régimen de Ortega no acepta una salida negociada a la crisis y esta se intensifica y se prolonga a lo largo de 2018, el Producto Interior Bruto (PIB) del país caerá 5,6%, tal como calcula la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides).
De cumplirse esta previsión, será la tercera gran crisis económica en la historia reciente de Nicaragua. Sólo la superan los desplomes sufridos en la guerra civil de 1979 con un descenso de 26,4%, y en 1988, bajo la revolución sandinista, con 12,4% (Ver más: Daniel Ortega sume a Nicaragua en la tercera gran crisis económica de su historia).
5.- Empleos perdidos y aumento de la pobreza
“Estimamos que 215.000 personas han perdido su empleo. En particular, las actividades relacionadas con el turismo, comercio y construcción representan 77% de empleos perdidos”, señaló el Reporte de Trabajo de finales de junio elaborado por Funides.
La fundación alertó que la destrucción de empleo se traducirá en un aumento de la pobreza: “El aumento del desempleo tiene un impacto directo en la calidad de vida de las familias nicaragüenses. Las pérdidas de empleo se traducen en un aumento en el porcentaje de personas en situación de pobreza de 29,6% a 31,7%. Se estima que aproximadamente 131.000 personas han caído en situación de pobreza durante esta crisis”.
6.- Cae el turismo
La crisis también está afectando la llegada de turistas. Más de 82.000 personas dejaron de ingresar al país por el conflicto. Según la Empresa Administradora de Aeropuertos Internacionales, en el primer semestre de 2018 aterrizaron en la terminal de Managua 515 aeronaves frente a las 702 del mismo periodo de 2017, lo que representa una caída de 26%. A ello se suma el cierre de cadenas hoteleras por la inseguridad. La semana pasada Art Collection Hotels cesó sus operaciones.
Antes de la crisis, Nicaragua se había posicionado como un destino seguro en América Latina. De hecho, el embajador nicaragüense en España, Carlos Antonio Midence, aseguró en declaraciones a este diario que era el país más seguro de la región.
7.- El comercio con Centroamérica se desploma
Los bloqueos de carreteras han convertido las rutas de comercio que cruzan Nicaragua de norte a sur en una brecha casi infranqueable para el resto de los países de la región. Tal como informó BBC Mundo, Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Honduras y Panamá están siendo víctimas de los efectos colaterales de las protestas.
De hecho, según datos de la Secretaría de Integración Económica Centroamericana, enviados a BBC Mundo, sólo entre mayo y junio el tránsito de mercancías por Nicaragua reportó una baja de 79% en dirección sur-norte y de 75% en dirección norte-sur, en comparación con el mismo periodo de 2017.
Asimismo, según una encuesta de la Federación de Cámaras de Comercio de Centroamérica esta situación llevó al cierre de 20% de las empresas involucradas en el comercio regional con Nicaragua y a la pérdida de unos 500 empleos.
8.- Comienza la huida
Con este panorama no es de extrañar que muchos nicaragüenses comiencen a huir de su país. Según datos publicados por el periódico La Prensa, en el primer semestre solicitaron refugio en Costa Rica unos 10.000 nicaragüenses. Antes de las protestas, las solicitudes eran menos de 50.
Además, Migración de Costa Rica registra 920 peticiones de visas de nicaragüenses a diario, tal como señaló el embajador costarricense en Nicaragua, Eduardo Trejos, al diario La Nación. Antes del conflicto, la cifra no llegaba a 650.