Daniel Gómez (ALN).- El Banco Interamericano de Desarrollo premió a un equipo de cuatro estudiantes de la Universidad Central de Venezuela. “Somos la muestra de que sí se puede. De que hay que seguir luchando. De que Venezuela es un país en el que, a pesar de todo, la gente tiene ideas y nos animamos a lograrlas”, dice a ALnavío Albamarina Silva, una de las premiadas.
En el lugar más inhóspito floreció el talento. Era mayo de 2017, Venezuela estaba sumida en protestas. No se podía salir a la calle, las casas eran el único refugio para quienes querían huir de la violencia y la imaginación era la única escapatoria para no quedar presos en el propio hogar.
Así surgió Senderos de la Ciénaga, un proyecto desarrollado por cuatro venezolanos que el pasado jueves resultó ganador delBID UrbanLab, un concurso organizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para fomentar la inversión en ciudades en desarrollo en el que participaron 70 universidades de América Latina y el Caribe.
“Somos la muestra de que sí se puede. De que hay que seguir luchando. De que Venezuela es un país en el que, a pesar de todo, la gente tiene ideas y nos animamos a lograrlas. Muchos han tenido que salir porque la situación se ha vuelto insostenible. Tenemos que prepararnos sea donde sea. Prepararnos porque tenemos que reconstruir un país y convertir a Venezuela en un lugar mejor”.
Este mensaje es de Albamarina Silva, estudiante de arquitectura de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Lo enunció al diario ALnavío desde Mendoza, Argentina. Allí se celebró la entrega de premios. Allí Albamarina y su compañera Silvia Uzcátegui supieron que eran las vencedoras.
El llanto de los ganadores
“Cuando oímos nuestro nombre lloramos mucho”, reconocen al unísono. Lloraron de alegría pues ganaron un prestigioso concurso. Lloraron de orgullo ya que ningún conflicto en Venezuela las detuvo. Y de tristeza porque hubo gente que no pudo estar en el gran día.
Génesis Loizaga y Francisco Torrealba fueron los grandes ausentes. “Cuando fuimos seleccionados para la fase final el siguiente paso era ir a Argentina. Sin embargo, el BID podía costear el pasaje sólo a dos. La situación económica de Venezuela, donde un salario mensual es a lo sumo cinco dólares, nos hacía imposible cubrirnos nuestro propio viaje”, explicó Francisco Torrealba desde Caracas.
Aun así, hicieron todo lo posible para conseguir ir los cuatro juntos. Primero llamaron a la puerta de gobiernos, empresas y medios de comunicación. No hubo respuesta. Por ello, probaron suerte con una campaña de crowdfunding en la que apenas recaudaron 500 de los 3.000 dólares que necesitaban.
“El costo del pasaje era elevadísimo. Hay muy pocas aerolíneas volando en Venezuela y las donaciones recibidas tampoco fueron muy elevadas”, comentó Silvia Uzcátegui.
A esto se sumaba otro inconveniente. Génesis se fue a París para seguir formándose como arquitecta, lo que encarecía aún más los pasajes. Al final, no lograron recaudar el dinero necesario, por lo que sólo Silvia y Albamarina viajaron a Mendoza.
“La odisea”
Desde París, Génesis narró a este diario “la odisea” que fue montar un proyecto así en plena ola de protestas. “Fue una experiencia muy ruda. Era supercomplicado trabajar. Las chicas estaban en Barquisimeto. Yo en Caracas. Entonces nos hablábamos por Skype, pero yo a veces no tenía internet. Luego había días en los que sí quedábamos, pero no podíamos regresar a nuestras casas porque a cada rato había conflictos en la calle”.
Génesis: “Fue una experiencia muy ruda. Era supercomplicado trabajar”
También vivió esta odisea el arquitecto y profesor de la UCV Ricardo Avella, tutor de estos cuatro venezolanos. Este fue su mensaje desde Holanda, donde se encuentra ejecutando un proyecto profesional: “Fueron desde el primer momento un grupo de estudiantes apasionados, entregados a su trabajo, y con una impresionante confianza en sus capacidades. No sólo me alegra la victoria, sino que además es la evidencia de que Venezuela está llena de gente muy talentosa. A pesar de los momentos oscuros que estamos viviendo en nuestro país, las universidades siguen formando profesionales con un altísimo nivel. Y en medio de tanta destrucción, Venezuela todavía cuenta con una inmensa capacidad creativa”.
Sin apenas verse las caras, Silvia, Génesis, Albamarina y Francisco, con el apoyo del profesor Avella, desarrollaron Senderos de la Ciénaga, la propuesta ganadora para desarrollar un parque urbano de 26 hectáreas en la ciudad de Guaymallén (Argentina), donde priman los carriles de bici, la naturaleza y la agricultura ecológica.
En abril de 2018, está previsto que los cuatro ganadores, por fin, vuelvan a verse las caras. Es el momento de preparar al proyecto en Mendoza, y de invertir los 5.000 dólares que les entregó el BID por ganar el concurso.