Daniel Gómez (ALN).- “Lo que vemos en Venezuela es el peor de los escenarios. El crudo puede llegar a 200 dólares, pero esto, en vez de mejorar la situación del país, la empeora”, dice a ALnavío el venezolano Evanán Romero, exdirectivo de PDVSA y consultor petrolero con 60 años de experiencia.
Las sanciones de Estados Unidos a Irán dispararon el precio del petróleo de 40 a 70 dólares. Una noticia positiva para las empresas y países productores de crudo. ¿Y para Venezuela?
– No. En absoluto. Esto no le va a beneficiar ni una cosquillita, ni un arañazo, declara a ALnavío el consultor petrolero Evanán Romero, analista con 60 años de experiencia en el sector, exviceministro venezolano de Energía y Minas entre 1996 y 1996, y director ejecutivo de la estatal PDVSA (Petróleos de Venezuela) entre 1998 y 1999.
Romero define la situación en Venezuela como “deplorable”. Explica que la “revolución socialista del siglo XXI -como se hacía llamar el chavismo- destrozó al país como productor”.
Venezuela es el país con mayores reservas de hidrocarburos del planeta. Antes del chavismo, la producción superaba los tres millones de barriles al día. En marzo de 2019, según la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), la producción es de apenas 732.000 barriles.
– Por primera vez en 100 años vemos una producción así de baja. Hoy lo único que está produciendo en Venezuela son las participaciones que tienen los rusos, los chinos, los franceses y las estadounidenses como la Chevron.
Agrega Romero que en PDVSA “no tienen ni siquiera cómo darles un almuerzo a sus obreros para ir al campo y que vean lo que está pasando”.
– Lo que vemos en Venezuela es el peor de los escenarios. El crudo puede llegar a 200 dólares, pero esto, en vez de mejorar la situación del país, la empeora.
Hace dos semanas informó la agencia Bloomberg que Venezuela tuvo que importar petróleo de Nigeria. Crudo nigeriano ligero para afrontar el desplome de la producción y la crisis energética.
– Esto es un fenómeno que se viene produciendo en los últimos 15 años. La producción principal en Venezuela es la de la Faja del Orinoco. El de la faja es un petróleo que no fluye por sí mismo, que no se puede mover por el campo y que necesita mezclarse con otros más ligeros. Los ligeros venezolanos la revolución del siglo XXI se los regaló a Cuba, a Petrocaribe. Esto destruyó las capacidades de los yacimientos y generó la necesidad de utilizar grandes unidades de gas natural o barriles de agua para producir, explica Romero.
Hasta ahora, agrega el analista, Venezuela tenía una escapatoria: “exportar petróleo ligero desde EEUU a un precio mucho más barato”. Sin embargo, llegaron las sanciones, y con ellas, el colapso de la producción.
– Venezuela ahora tiene que ir a Nigeria, o a Rusia, a conseguir el petróleo liviano porque lo necesita. Antes era mucho más barato desde EEUU. Este llegaba a Curazao y lo intercambiaban por otro menos denso que el de la Faja del Orinoco. Ahora tienen que salir a buscar dinero donde no hay porque los nigerianos piden pagos adelantados. Cuando no hay dinero, la cosa se pone más grave.
La cosa se pone grave, indica Romero, porque Venezuela en estos momentos, más que un país exportador y productor, es un país importador “al que se le encarecen los insumos que necesita y los servicios”.
¿Cómo resolver esta situación? Este analista lo tiene claro: “Hay que salir de la revolución del siglo XXI, para que haya una solución en el horizonte”.