Nelson Rivera (ALN).- El 19 de Abril de 1810 Vicente Emparan, Capitán General de Venezuela, fue obligado a renunciar, por lo que esa fecha se considera el inicio de la Independencia. La marcha convocada para hoy está inscrita en un proceso de acciones de calle que tiene semanas en ascenso. Pero lo más probable es que le sigan otras convocatorias en muy corto tiempo. Los hechos del 19 de Abril de 1810 gozan de un privilegio: son teatrales. El relato que tanto han repetido algunos historiadores, puede ser imaginado por cada quien: Vicente Emparan, entonces Capitán General de Venezuela, interceptado por el criollo Francisco Salias en medio de la plaza, donde lo toma por un brazo y lo conmina a regresar al Cabildo. Allí se produce la otra escenificación: la del sacerdote José Cortés de Madariaga moviendo su brazo derecho en el aire, alentando al pueblo a gritar no, a la pregunta de Emparan, de si querían que él siguiese o no gobernando a Venezuela.
Estas dos poderosas escenas han contribuido a la promoción del 19 de Abril de 1810 como una fecha de ruptura. Como el punto de partida del proceso de Independencia: una especie de día en el que todo comenzó. Esa modalidad de interpretación deja por fuera, a primera vista, dos realidades: que la lucha por la Independencia se estaba produciendo también en otras provincias de modo simultáneo, y no solo en Caracas, y que el 19 de Abril estuvo precedido por todo un proceso, que tuvo un dato significativo en la renuncia de Emparan.
El rechazo al golpe de Estado se volverá a escuchar de forma potente en las calles
Ahora ocurre algo semejante con la marcha convocada para hoy miércoles 19 de abril: ella está inscrita en un proceso de acciones de calle que tiene semanas en ascenso; esas protestas no se limitan a Caracas sino que vienen ocurriendo en más de 60 ciudades; y, muy importante, lo más probable es que a la del 19 de abril, le sigan otras convocatorias en muy corto tiempo.
No se trata de una marcha de ruptura
Se equivocan quienes han sugerido que la marcha del 19 de abril tiene un carácter definitivo. No lo tiene, entre otras muchas razones, porque ella no tiene un carácter insurreccional. Por el contrario, tal como han proclamado sus organizadores, su objetivo es manifestar en contra del régimen que ha ejecutado un golpe de Estado, y que tiene en el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) el instrumento ejecutor. Dentro y fuera de Venezuela, concentraciones y marchas apuntan a ese objetivo: reaccionar en contra del golpe de Estado, detener el avance de la dictadura.
¿Y qué significa hoy detener la dictadura en Venezuela? Nada menos que continuar exigiendo que se produzca la solución por excelencia de la democracia: que se convoque a elecciones este mismo 2017. Ambos derechos, el de protestar de forma pacífica y el de tener elecciones, son parte de las garantías establecidas en el texto constitucional.
Que el Gobierno teme que se producirá una marcha muy concurrida, lo hace evidente todo el dispositivo comunicacional, policial, militar y paramilitar puesto en funcionamiento en las últimas horas. El megaplan del Gobierno consiste en lograr la disminución de la asistencia.
Esas protestas no se limitan a Caracas sino que vienen ocurriendo en más de 60 ciudades
Nicolás Maduro quiere que el fervor de los marchistas que se ha palpado en las calles, especialmente en las últimas tres o cuatro semanas, se enfríe. En relación a los esfuerzos e inversiones, tal como ha venido ocurriendo en los últimos tiempos, todo sugiere que el objetivo del Gobierno no se cumplirá. A pesar de las dificultades, el rechazo al golpe de Estado se volverá a escuchar de forma potente en las calles de Caracas y del resto de las más importantes ciudades del país. Mientras mayor sea la presión, mayores serán las dificultades del régimen para mantener cerrado el camino electoral.