Daniel Gómez (ALN).- La víctima fue un señor de 70 años. Aprovechando que en Suecia estaban de celebración, se subió a una piedra y emocionado, entonó un discurso. Todo transcurría con normalidad, hasta que, de repente, sintió algo en el brazo. Una mordida. Fuerte, intensa, duró más de 10 segundos. Le desgarró el brazo y la mano. Hubo sangre, pero se pudo librar. El atacante fue una bestia cubana.
En 1978, Fidel Castro le regaló al famoso cosmonauta ruso, Vladimir Shatalov, una pareja de cocodrilos cubanos. Una exótica especie conocida por su tamaño, pues rara vez supera los tres metros y medio de longitud.
Shatalov aceptó el regalo con gusto y se llevó los reptiles a Rusia. Los guardó en un departamento, donde los cuidaba y atendía con mimo. El idilio no duró para siempre, porque un día de 1981 la mujer del cosmonauta dijo basta. No más cocodrilos.
Ante la negativa de la esposa, Shatalov se vio obligado a desprenderse de ellos. Primero probó suerte en un zoológico de Moscú y le dijeron que no. Que no estaban preparados para cuidarlos. Tuvo mejor suerte a la segunda porque dio con Jonas Wahlström, dueño del Acuario Skasen en Estocolmo, quien aceptó llevarse los cocodrilos a Suecia y dejarlos en su acuario.
Este martes, en el Acuario Skasen, un animado grupo celebraba el fin del verano sueco. Entre las risas y el buen ambiente, un señor de 70 años decidió dar un discurso. Todo transcurría con normalidad hasta que de repente, uno de los reptiles le mordió el brazo. El error del anciano fue subirse sobre una piedra y apoyarse en la barandilla del estanque de los cocodrilos, situada a dos metros de altura.
A día de hoy esos cocodrilos siguen ahí. Sanos y fuertes. Uno es hembra y se llama Hilary, y el otro es macho y se llama Castro. Fidel Casto. Como su primer amo. En todo este tiempo, la pareja no había dado ningún problema. Sí muchos hijos. 11 en total. Hijos que han sido distribuidos a otros acuarios del mundo, incluido Cuba. Sin embargo, esta pareja se acaba de ver involucrada en un sangriento ataque.
Este martes, en el Acuario Skasen, un animado grupo celebraba el fin del verano sueco. Entre las risas y el buen ambiente, un señor de 70 años decidió dar un discurso. Todo transcurría con normalidad hasta que de repente, uno de los reptiles le mordió el brazo. El error del anciano fue subirse sobre una piedra y apoyarse en la barandilla del estanque de los cocodrilos, situada a dos metros de altura.
Fue entonces cuando uno de los cocodrilos, quizá desconcertado por el alboroto, escaló por la pared y agarró al brazo del señor. Lo mordió, reteniéndolo por más de 10 segundos, haciéndole heridas en el antebrazo y la mano.
¿Cuál de los cocodrilos perpetró el ataque? ¿Fue Hilary? ¿Fue Castro? No se sabe. Es un misterio.
En declaraciones al medio sueco The Local, Wahlström, aún a cargo del acuario, dio detalles de lo sucedido. “Lo que vi fue que [el señor] se subió a una roca y sostenía uno de sus brazos sobre la barrera de vidrio de la exhibición de cocodrilos porque iba a dar un discurso. Le dio la espalda y el cocodrilo vio que le bajaba la mano del brazo y lo atacó y lo mordió. Afortunadamente, el cocodrilo lo dejó caer después de unos diez segundos para que pudiera cuidarlo”.
Este miércoles, el oficial de la sala de control policial de Estocolmo, Mikael Pettersson, dijo que el señor “tenía el brazo en el lado equivocado del cristal de seguridad”.
A The Local Wahlström agregó que modificará el estanque de los cocodrilos, elevando las paredes, para que un ataque así nunca vuelva a suceder.