Pedro Benítez (ALN).- Por la mínima, y con un inevitable toque de dramatismo, el presidente Javier Milei logró hace pocas horas su primera victoria política en el Congreso argentino. Aunque no consiguió de los senadores y diputados todo el paquete de reformas (ni la mayoría) de lo que inicialmente pretendía, la mañana de este jueves las acciones y bonos del país austral que cotizan en la Bolsa de Nueva York amanecieron al alza en las pantallas de ese mercado, mientras que en Buenos Aires el peso le gana algún terreno al dólar libre. Una señal positiva, no tanto por las reformas aprobadas, como por la demostración de capacidad de gobernabilidad que el equipo del controversial mandatario libertario ha demostrado al superar esta prueba.
Luego de seis meses de mandato, en medio de una profunda recesión económica, pero con la inflación a la baja y su popularidad todavía alta, Milei, por fin, se anota un logro concreto en el laberinto del poder político argentino. Un tanto a su favor que insufla optimismo a sus filas y muy valioso en un momento en el cual muchos se preguntan por cuánto tiempo más la mayoría de sus conciudadanos le seguirán otorgando el beneficio de la duda.
La polémica ley
La Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos, mejor conocida como Ley ómnibus, es una de dos ambiciosas iniciativas que el Ejecutivo del país austral presentó al Congreso a comienzos de año, a poco de asumir.
Abarcaba temas administrativos, económicos, financieros, laborales, fiscales y previsionales, pero desde febrero se vio atascada por la propia debilidad parlamentaria del partido de gobierno. La Libertada Avanza no solo tiene en contra el hecho de contar con un apenas un puñado de senadores y diputados en el parlamento, además ha puesto de manifiesto su falta de experticia política, en ocasiones acompañada de soberbia, pero también de ingenuidad.
Milei pensó que exponiendo a “la casta” como defensora de sus intereses egoístas sería suficiente. Afortunadamente para él y su grupo, sus errores han sido compensados ampliamente por el rechazo que en la mayoría de los argentinos despiertan las caras más conocidas del kirchnerismo, principal bloque opositor en las bancas parlamentarias y en la calle, que, lógicamente, espera capitalizar el eventual fracaso de este gobierno.
Sin embargo, algo o alguien persuadió a Milei que no era suficiente con bajar la inflación y ser el predicador internacional de las ideas de la libertad. Si quería romper el bloqueo parlamentario tendría que hacer política. Es decir, pactar con parte de la casta. En las últimas semanas un cambio en la alineación del equipo oficialista reforzó al grupo “dialoguista” cuyas cabezas más visibles son la vicepresidenta Victoria Villarruel y el ministro del Interior y jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que se han dedicado a cortejar a gobernadores provinciales, senadores y diputados de la Unión Cívica Radical y de peronistas no kirchneristas. La tesis de que con el Congreso y los demás grupos políticos hay que negociar, en vez de intentar doblegarlos, ha tenido éxito. Por ahora.
La aprobación
Aunque aprobado el 30 de abril pasado con una serie de modificaciones en la Cámara de Diputados, el ambicioso proyecto legislativo ha pasado casi todo el año en la cuerda floja. Finalmente aterrizó junto con un paquete fiscal en el Senado después de un mes y medio de intensas tratativas. El borrador original de 664 artículos se vio reducido a 238. Luego de 22 horas de maratónica sesión los dos proyectos fueron aprobados, pero solo luego de que la Casa Rosada tuviera que aceptar otras 29 modificaciones en la Ley Bases y 16 en el paquete fiscal a cambio del visto bueno de los senadores.
Con todo y eso antes de la medianoche del miércoles, la Ley Bases obtuvo 36 votos a favor y 36 en contra. La vicepresidenta Victoria Villarruel hizo uso de su facultad constitucional para lograr el desempate. Es decir, hubo alargue y penales.
Pocas horas después, en la madrugada de este jueves, se logró la aprobación de la reforma fiscal también con modificaciones.
Las protestas
Buena parte de la sesión parlamentaria fue acompañada por una importante movilización de protesta en contra del proyecto de ley convocada por la Confederación General del Trabajo (CGT) e intendentes kirchneristas de la provincia de Buenos Aires. La jornada culminó con disturbios muy violentos que, en las primeras de cambio, no lograron ni detener la aprobación de las propuestas de reforma, ni desestabilizar a Milei.
El argumento de los convocantes, según el cual, se intenta detener a un gobierno autoritario solo trajo a la memoria las violentas jornadas convocadas en 2017 contra el entonces mandatario Mauricio Macri, con un estilo muy distinto al actual presidente. Esto lo ha permitido a Milei voltear el argumento en contra de sus adversarios, al presentarlos como quienes no aceptan el veredicto de las urnas del pasado mes de octubre y buscan sabotear la recuperación del país. Un gol extra a favor, por falta en el área chica; otra cortesía del kirchnerismo.
Ahora el paquete legislativo deberá volver a Diputados para su sanción. Allí se discutirá si se aprueba con los cambios hechos en el Senado o se quedan con la versión original aprobada en abril.
Una de la propuestas más polémicas, pero que pasó casi íntegra, es el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), que busca fomentar inversiones en energía, agro, minería (incluyendo la extracción de litio) e infraestructura con beneficios impositivos, aduaneros y cambiarios durante 30 años, estabilidad normativa y protección contra los abusos del Estado, para proyectos que superen los 200 millones de dólares.
En cambio, a Milei no le dio la facultad legal para llevar adelante privatizaciones masivas de las empresas del Estado. De las 40 empresas que quedaban “sujetas a privatización” en la propuesta inicial, solo dos, Intercargo, que presta servicios en aeropuertos a las líneas aéreas, y Energía Argentina S.A. (Enarsa), encargada de la exploración y explotación de los yacimientos de hidrocarburos y el transporte y almacenaje de combustible, podrán ser privatizadas. Pero Aguas y Saneamientos Argentinos S.A. (Aysa), los trenes Belgrano Cargas y Logístico S.A, la Sociedad Operadora Ferroviaria y Corredores Viales quedan sujetas a concesión privada, es decir, abiertas a incorporar capital privado. Una idea original de la ex presidenta Cristina Kirchner.
El gobierno de Milei también aceptó dejar por fuera de las privatizables a Aerolíneas Argentinas, la petrolera estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) y los medios públicos (Radio y Televisión Argentina).
En resumidas cuentas, Milei no logra todo lo que quería, pero sí lo posible, lo que, dada su debilidad parlamentaria, y lo que se esperaba, resulta ser un éxito. Las expectativas iniciales en las que muchos analistas esperaban que a estas alturas el durísimo ajuste y las protestas callejeras lo tuvieran al borde la caída no se han cumplido. Por lo pronto, logra sortear su primer semestre sin una crisis de gobernabilidad y ya ve más probable que termine sus cuatro años de mandato.
Para completar la dicha, en un comunicado conjunto el Banco Central (BCRA) y su par de la República Popular de China (PBOC) anunciaron un acuerdo para renovar la “totalidad del tramo activado del swap de 5.000 millones de dólares entre ambas instituciones por un plazo de 12 meses”. Sin ninguna dificultad para tragarse sus palabras, el león libertario hace negocios con el dragón comunista.