(EFE).- La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, instó a la comunidad internacional a que no permanezca «impasible» por la situación que se vive en Venezuela, donde se está llevando a cabo una «brutal represión», y la instó a «alzar la voz» en su intervención ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
«En América Latina donde, como desgraciadamente ocurre en varias regiones del mundo, las legítimas aspiraciones de libertad y democracia de decenas de millones de personas siguen sin cumplirse. Pienso en particular en el pueblo venezolano, al que va toda nuestra solidaridad y apoyo», dijo en su discurso.
Por eso, consideró que «la comunidad internacional no puede permanecer impasible mientras, casi dos meses después de las elecciones del 28 de julio, sigue sin reconocerse el resultado electoral».
«Y mientras tanto se produce una brutal represión, la muerte de decenas de manifestantes, la detención arbitraria de miles de opositores políticos, la imputación y el exilio del candidato presidencial de la oposición democrática. Es nuestro deber alzar la voz», enfatizó.
En su intervención ante la Asamblea de la ONU, Meloni también se refirió a la necesidad de «reforzar su cooperación» con América Latina para «derrotar a los esclavistas del Tercer Milenio», en alusión a la lucha contra la criminalidad organizada en materia de combate contra el tráfico de personas y el narcotráfico, entre otras.
«Podemos hacerlo si unimos nuestras fuerzas, con una mayor cooperación e iniciativas conjuntas entre nuestras fuerzas policiales, servicios de inteligencia y autoridades judiciales, adoptando la fórmula de ‘seguir el dinero’.
Es una intuición de dos grandes jueces italianos, Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, que se ha convertido en un modelo, también a nivel internacional, para luchar contra las organizaciones criminales.
«Es un método con el que Italia también pretende reforzar su cooperación con las naciones latinoamericanas», añadió la líder ultraderechista en alusión al trabajo de los icónicos jueces antimafia Falcone y Borsellino, asesinados por la mafia en dos brutales atentados en 1992.
Según Meloni, «existe un hilo rojo que une a las organizaciones que especulan con el tráfico de seres humanos en África y a las que dirigen el narcotráfico en América Latina, o la abominación de quienes secuestran a niños para convertirlos en esclavos sexuales de hombres ricos sin escrúpulos, privándoles de su presente y de su futuro».