Daniel Gómez (ALN).- Si el aire está contaminado, se agravan los problemas de los enfermos respiratorios, las personas tienen más estrés, menos tiempos, e incluso, las probabilidades de ictus e infartos aumentan. Es lo que dijeron tres académicos en el Observatorio de Infraestructuras para la Movilidad en Madrid.
Teresa Moreno, experta en calidad del aire y directora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, asegura que “la gente muere antes de tiempo porque respiramos aire de mala calidad”, que incluso “hay infartos e ictus relacionados con la contaminación”.
Cristina Martínez, neuróloga y portavoz de la Sociedad Española de Neurología y Cirugía Torácica, avala la versión de Moreno y agrega que “los enfermos respiratorios agravan sus enfermedades” cuando la calidad del aire no es buena.
José María O’Kean, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Pablo de Olavide, añade que la contaminación también “genera estrés, cuesta tiempo y pone en riesgo la seguridad”.
El diagnóstico de estos tres académicos pudo escucharse en el Observatorio de Infraestructuras para la Movilidad en Madrid que el Grupo Prisa organizó este miércoles en la capital.
La mala calidad es un riesgo para la salud. Hay evidencia científica que lo avala. Por este motivo llama a la acción. “Hay que dejar el coche fuera de Madrid”, propone Martínez, quien para eso pide “mejorar el transporte público” y considera como medida “los impuestos de congestión” aplicados en ciudades como Londres y Estocolmo.
Moreno se refirió a Madrid Central. La iniciativa del Ayuntamiento de Manuela Carmena para limitar el tráfico en el centro de la ciudad. Una zona en la que sólo pueden pasar vehículos eléctricos e híbridos si es que el usuario no quiere ser multado.
La neuróloga comentó que “la medida busca reducir el tráfico en el centro, y si este se reduce, los indicadores de salud respiratoria se mejorarán en consecuencia porque los coches son un gran emisor de contaminantes”.
Una crítica muy común al respecto tiene que ver con los coches. La mayoría de los conductores tienen vehículos de gasolina y por norma, por la ley de la oferta y la demanda, los eléctricos e híbridos son más caros.
Al respecto, O’Kean propone dos soluciones. La primera es una “campaña de incentivos fiscales para que la gente sólo compre coches híbridos, que no sólo funcionan, sino que está demostrado que rebajan las emisiones”.
Su siguiente propuesta es más ambiciosa. “Tenemos que ser capaces de hablar con las fábricas en España para incentivar que fabriquen coches eléctricos y nos convirtamos en un centro de innovación. Que vamos hacia ese mundo es evidente”.
El catedrático es incluso más futurista y alude a una firma de referencia como BMW, la cual “está viendo que el horizonte de los coches es el de la conducción autónoma”.
A los incentivos fiscales, Moreno añade otro aliciente: el de la salud. “Hacen falta esfuerzos para concienciar a la gente de que la salud viene determinada por nuestra genética, no por todo lo que estamos recibiendo de fuera. Cuando tengamos los ciudadanos interiorizado eso cambiaremos”.