(EFE).- Caracas, la que hasta hace poco fue considerada la ciudad más violenta del mundo, busca ahora atraer al turista internacional con un acelerado plan con el que se pretende sacar provecho al mejoramiento de la seguridad y de la incipiente recuperación económica de Venezuela, que esconde todavía muchas carencias.
Nadie pensaría en visitar la «capital del delito», que hace menos de seis años lideraba la estadística mundial de asesinatos, pero eso ha cambiado y Caracas quiere salir del rezago en que quedó frente a sus pares de la región -que cuentan con mejor infraestructura para recibir a los foráneos-, pese a ocupar, todavía, el tercer lugar en el ránking de las ciudades más violentas del mundo.
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La llamada ciudad de los techos rojos llega a este Día Mundial del Turismo, que se conmemora hoy, con un pobre récord de visitantes, calculados en cerca de 100.000 al año, lejos del millón de turistas de hace seis años y en las antípodas de otras épocas mejores. Sin embargo, Caracas despertó de su pesadilla y está descubriendo que tiene mucho para ofrecer.
EL PLAN: ORDENAR
Este año, con el surgimiento de aplicaciones locales para el turismo, la reconexión aérea, la apertura de numerosos espacios de recreación, una abultada cartera de conciertos y opciones culturales, la popularización de métodos de transporte privado y otras «novedades», que llegaron tarde al país, el negocio de la atención al turista ha tenido un ligero repunte.
Todas estas variables, casadas siempre con el mejoramiento de la seguridad y de la economía, necesitan ser ordenadas, y en eso trabaja el Instituto de Turismo del Municipio (caraqueño) Libertador, una instancia creada en marzo y que lidera el plan con que buscan atraer al público internacional a la cuna de Simón Bolívar.
«Nosotros partimos de la premisa de que hay que organizar la ciudad (…) para poder tener unos servicios turísticos se debe partir de un ordenamiento de la ciudad», dice a Efe el presidente del instituto, Williams Rivas, tras hablar de un «sinnúmero» de nuevos emprendimientos.
Estas ideas frescas, explica, están siendo puestas en papel gracias al plan turístico en desarrollo, que ha incluido una consulta abierta a los ciudadanos, capacitación de policías en estos temas y un diálogo directo con turoperadores y prestadores de servicios.
«Nosotros esperamos que en cuatro años podamos tener una Caracas visualizada como un destino turístico, con una potencialidad turística», auguró.
LA TAREA: CRECER
Que Caracas haya reducido sus índices de violencia, que la economía acumule un año de crecimiento luego de un sexenio de contracción, y que se haya creado un instituto que atienda el sector son la base de cualquier aspiración en este negocio, o así lo ve el Consejo Superior de Turismo (Conseturismo).
Su presidente, Leudo González, lo tiene claro: no hay nada que impida convertir a Caracas en un polo de atracción para visitantes internacionales. Es decir, la ciudad ofrece una eterna primavera, cercanía con el Caribe y una oferta hotelera de al menos 15.000 plazas.
«Lo primero es que hay que promocionar a Caracas como lo que es» -una capital andina con historia, cultura y patrimonio- y «poner a un lado la mala imagen que se ha generado» sobre la ciudad, y Venezuela en general, que en los últimos años ha sido más conocida por fallos eléctricos, escasez generalizada, protestas y carencias.
Para ello, explica González, es necesario ver el territorio a explotar de forma conjunta para que el plan de inversión incluya los cinco municipios del Área Metropolitana, en los que se puedan identificar zonas especiales de turismo, con facilidades para los operadores del sector y mayor difusión en medios de comunicación.
Pero, prosigue, hay que ir más allá. Es necesario un desarrollo nacional del turismo y, en ese sentido, celebra que el Ejecutivo esté hablando insistentemente de la necesidad de promover estas actividades económicas.
«Hay un interés por hacer crecer sosteniblemente el turismo», dice el empresario que mantiene conversaciones con operadores y autoridades de todo el país y ve en la situación actual una oportunidad inédita de promover a Venezuela como la puerta de entrada a América del Sur y un país con múltiples destinos.
Sobre Caracas, agrega, «tiene la posibilidad de pararse y competir con las grandes capitales», un desafío cuyo éxito o fracaso dependerá necesariamente de múltiples factores, no solo de fondo, sino hasta de corregir aspectos cotidianos como las complejidades para pagar o dar cambio en un comercio en Venezuela.
El plan, que será publicado este año, sigue en construcción, mientras el Gobierno repite que Venezuela vivirá del turismo y no del petróleo, un pronóstico tan optimista como irreal, partiendo de la situación actual.