Elizabeth Fuentes (ALN).- Los hermanos Vignati, que vendieron arroz con 80% de sobreprecio al Gobierno de Venezuela, fundaron otras 12 empresas y hoy son dueños de haras millonarios, casinos y empresas inmobiliarias. Macri les sigue la pista para matar dos pájaros de un tiro: la corrupción de los chavistas y su presunto testaferro, Julio De Vido.
Convertirse en dictador no parece ser un buen negocio para Nicolás Maduro y su entorno. A las sanciones de Estados Unidos a sus aliados y amigos, viene ahora la respuesta de 12 países latinoamericanos, los cuales, luego de la Declaración de Lima, podrán comerciar con el Gobierno de Venezuela solamente si la Asamblea Nacional de mayoría opositora lo aprueba.
En la lista de los firmantes se encuentran los gigantes México y Brasil -el primero aliado comercial para las bolsas CLAP, el segundo un proveedor de carne, medicinas y bombas lacrimógenas-, así como Argentina, cuyo presidente acaba de anunciar que va a investigar las cuentas y bienes de los chavistas y sus amigos en territorio argentino.
En 2014, la firma Bioart, S.A. exportó 37.000 toneladas de arroz por montos muy superiores a los del mercado
De hecho, ya el presidente Mauricio Macri anunció que el alcance de la investigación incluye a 50.000 entidades bancarias, financieras e inmobiliarias argentinas. Y un pequeño detalle: En la lista de la auditoría, el presidente argentino incluyó también a los casinos. “Los funcionarios chavistas investigados serían 13, además del mismo Nicolás Maduro”, según dijo un vocero de la Presidencia de Argentina.
Y la pregunta es: ¿Por qué Mauricio Macri incluye a los casinos en la lista a investigar? Pues porque ocurre que hasta aquí ha llegado a aumentar la fortuna y los bienes de aquellos jóvenes hermanos argentinos de apellido Vignati (Roberto, María Isabel, Julián, Gabriel y María Eugenia), cuya empresa Bioart le vendió arroz y maíz al Gobierno de Venezuela con 80% de sobreprecio. Tan cercanos estaban los Vignati al chavismo, que María Gabriela Chávez, hija del expresidente Hugo Chávez, se retrató abrazada con uno de ellos (Roberto Vignati, el hermano mayor), a quien María Gabriela llamó públicamente “mi hermano argentino”.
Roberto Vignati era amigo de Julio De Vido
Vignati viajaba a Venezuela con frecuencia desde 2008 y era acompañante habitual del entonces ministro Julio De Vido, uno de los archienemigos de Macri. El joven Vignati debutó cerrando negocios con Leguminosas del Alba, y para 2012 se abrió en grande y comenzó a actuar como intermediario en las exportaciones de maquinaria agrícola.
En 2014, la firma Bioart, S.A. exportó 37.000 toneladas de arroz por montos muy superiores a los del mercado, acuerdo que celebraron en una foto donde aparecía María Gabriela en el centro, abrazada con todos los que participaron de semejante negociado.
Desde entonces, los cinco hermanos Vignati -provenientes de una humilde familia de un pueblito argentino de Santa Fe-, comenzaron su veloz ascenso hacia el universo de ricos y famosos.
A Bioart la desaparecieron y en su lugar crearon el conglomerado Grupo Gens, una decena de empresas fundadas o adquiridas por los empresarios en los últimos cinco años.
“En el curioso holding hay firmas dedicadas a rubros tan desparejos como los agroalimentos, la industria metalmecánica, el negocio del entretenimiento, laboratorios y biotecnología, la construcción y los desarrollos inmobiliarios”, publicó el diario Clarín en una investigación exhaustiva sobre la familia.
Y dentro del llamado negocio del entretenimiento, del cual también se ocupan los hermanos, están nada menos que la administración del lujoso Hotel Park Hyatt Casino de Mendoza, así como el Regent Casino Management, S.A. (2015), junto a otros empresarios vinculados con Julio De Vido, para dedicarse al lucrativo negocio de juegos y casinos.
“Los funcionarios chavistas investigados serían 13, además del mismo Nicolás Maduro”
Los hermanos poseen otras 12 empresas, entre las cuales está Sanctuary Collection, S.A., “la colección privada más importante de objetos históricos del fútbol mundial”. Y uno de los hermanos, Juan Antonio, se ha dedicado a comprar caballos “purasangre” por más de un millón de dólares, que mantiene en un haras que construyó y que lleva su nombre.
Macri también ha señalado que investigará la fortuna de los chavistas en el negocio inmobiliario. Y ocurre que los Vignati tienen una empresa inmobiliaria.
“Estos chicos deben ser testaferros de alguien. No puede ser que hayan crecido tanto en tan poco tiempo”, le comentaron al diario Clarín vecinos del pueblito de donde provienen los Vignati. Mientras tanto, una foto de Roberto Vignati, con su franela y cachucha roja en una concentración a favor de Nicolás Maduro, permite imaginar quiénes son los testaferros que Macri quiere investigar para cerrarles el chorro de dólares sucios, provenientes de la dictadura venezolana, donde se cometen arbitrariedades como arroz.