Redacción (ALN).- Más allá de las muestras de cariño, el contacto físico es una necesidad vital para el ser humano. Estudios científicos revelan que el contacto físico reduce el estrés, fortalece el sistema inmunológico y mejora el bienestar general.
La carencia de afecto puede acarrear graves consecuencias para la salud mental y física, especialmente en situaciones de soledad.
Desde la infancia hasta la vejez, el contacto físico es esencial para el desarrollo emocional y la supervivencia. Estudios como los de Federico II, Spitz y Talbot resaltan que los seres humanos no estamos diseñados para la soledad.
Los bebés necesitan contacto físico desde los primeros días de vida para un desarrollo adecuado, y su ausencia puede afectar su crecimiento tanto físico como cognitivo.
El contacto físico regular ayuda a disminuir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y aumenta la producción de oxitocina, promoviendo sensaciones de bienestar y conexión. Este tipo de afecto también refuerza el sistema inmunológico, mejorando la capacidad del cuerpo para luchar contra enfermedades.
En la sociedad moderna, la soledad es un problema creciente, especialmente en un mundo cada vez más digitalizado. La falta de interacciones físicas puede resultar en problemas emocionales y físicos, como la depresión y la ansiedad. En la vejez, la falta de contacto físico puede reducir la calidad de vida y aumentar el riesgo de enfermedades.
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