Antonio José Chinchetru (ALN).- El escritor Mario Vargas Llosa hizo este miércoles una encendida defensa del liberalismo en la presentación de su libro ‘La llamada de la tribu’, en el que repasa la obra de los siete grandes pensadores que más han influido en su pensamiento político. Sostuvo que una de las causas por las que las democracias en América Latina han sido frágiles es que en la zona “no hubo realmente liberales importantes”.
Mario Vargas Llosa es uno de los máximos exponentes del liberalismo contemporáneo a nivel mundial, no sólo en los países hispanohablantes. Presentó este miércoles en Madrid la que ha definido como su “biografía intelectual y política”, que lleva por título La llamada de la tribu. En esta obra repasa siete grandes pensadores liberales que han influido en su modo de ver y comprender el mundo: Adam Smith, José Ortega y Gasset, Friedrich A. van Hayek, Karl Popper, Raymond Aron, Isaiah Berlin y Jean Françios Revel. En el acto reflexionó sobre las ideas del liberalismo, pero en el turno de preguntas no dudó en responder a algunas provocadoras.
El Nobel de Literatura peruano-español rechazó la idea de que en América Latina no haya pensadores liberales, si bien reconoció que “hay menos que en otras partes, eso es verdad”. Esa poca presencia de grandes figuras de este tipo de pensamiento explica, según él, la debilidad histórica de los sistemas democráticos en la región.
En este sentido, sostuvo: “Aunque hay partidos liberales que existen en América Latina desde hace mucho tiempo, el liberalismo no prendió nunca de verdad. Hubo partidos liberales que eran tolerantes, que creían en una sociedad laica, que luchaban por separar a la Iglesia del Estado. Pero desde el punto de vista económico, por ejemplo, no hubo realmente liberales importantes. Y esa es una de las razones por las que las democracias en América Latina fueron muy frágiles, transitorias y fracasaron”.
Sin restringirse a la región, dijo: “Hay muchos más pensadores liberales que los que aparecen en este libro. Simplemente en este libro aparecen los que a mí me han marcado más. Me han marcado fundamentalmente esos siete, pero sería ridículo pensar que sólo hay siete pensadores liberales, y algunos muy importantes”.
“Pensar que en América Latina sólo la derecha ha sido responsable de los grandes desastres sociales y políticos es injusto”
Sobre América Latina, y en respuesta a una periodista, dijo que es falsa la idea de que sólo las dictaduras de derechas causaron numerosos muertos en América Latina. Así, afirmó: “Pensar que en América Latina ha sido sólo la derecha la responsable de los grandes desastres sociales, políticos, es injusto. Están repartidas las responsabilidades”.
Vargas Llosa agregó: “Sí hemos tenido muchas dictaduras que se pueden llamar de derechas, desde luego. Las dictaduras militares”. Acto seguido señaló que Cuba ha significado “la destrucción de un país por el socialismo” y que el peronismo en Argentina es un ejemplo de “lo que ha significado la izquierda en el poder, la demagogia, el empobrecimiento de sociedades que eran ricas”.
No obstante, mira el presente de la región con optimismo: “La América Latina de las dictaduras militares que yo conocí en mi juventud prácticamente ha desaparecido. Lo que tenemos son democracias corruptas, ineficientes, efectivamente. [Si hablamos de] dictaduras, lo que tenemos es Cuba y Venezuela. Prácticamente el resto de América Latina son democracias imperfectas, unas más imperfectas que otras, y algunas que van camino de la prosperidad, de la civilización, afortunadamente”.
Qué es el liberalismo
Vargas Llosa explicó las razones que le llevaron a escribir La llamada de la tribu. Dijo que lo hizo “por una parte, para defender al liberalismo de las mentiras, de las calumnias, de las desfiguraciones que se han tejido respecto a esta doctrina, que yo creo que está visceralmente unida a la idea de la democracia, que representa su forma más reformista. Dentro de la democracia hay tendencias muy diversas y yo creo que el liberalismo representa la forma más extrema y radical de la democracia. Ha traído, dentro del esquema democrático, las mayores reformas”.
También lo hizo, según explicó, “para rendir un homenaje, manifestar mi agradecimiento a un grupo de pensadores que a mí me han ayudado muchísimo a defender las cosas que defiendo, a ver claro donde veía algo muy confuso. Y también a situarme dentro del liberalismo, que es un espectro muy amplio, muy diverso”.
Relató que leyó a los autores que cita en el libro en los años 70, cuando él vivía en Londres y Margaret Thatcher gobernaba en Reino Unido. Recordó que la entonces primera ministra reivindicó a algunos de estos autores. Por ejemplo, la premier británica confesó consultar con frecuencia a Hayek y declaró en muchas ocasiones “que el libro más importante que había leído en su vida era La sociedad abierta y sus enemigos, de Popper”. Eso le llevó a acercarse a ese autor y esa obra. “Fue una experiencia que a mí me deslumbró. Creo que es el libro que políticamente más me ha marcado en toda mi vida. Un libro de una enorme erudición y al mismo tiempo un libro asequible”, apuntó Vargas Llosa.
“El liberalismo no es una ideología. La ideología es una religión laica, el marxismo, el nazismo, el nacionalismo”
Para el autor: “El liberalismo no es una ideología. La ideología es una religión laica, el marxismo, el nazismo, el nacionalismo. El liberalismo es una doctrina que parte de algunas pocas convicciones, y muy firmes, y dentro de las cuales hay luego enormes discrepancias, diferencias, entre unos liberales y otros liberales. Y creo que eso se ve de manera bastante clara en este libro. Entre Hayek e Isaiah Berlin hay enormes diferencias”.
A pesar de esas discrepancias, “entre los liberales hay una idea compartida, la de que el peligro para la libertad viene principalmente del Estado y que si a ese Estado se le deja crecer inmoderadamente las libertades se van a resentir. Que la libertad es indivisible, que no puede haber una libertad política sin libertad económica, que no puede haber una libertad económica sin una libertad social, individual, cultural. Que la libertad es indivisible y debe avanzar simultáneamente en todos los campos para ser eficaz y para que la democracia verdaderamente funcione en una sociedad”.
Siguió enumerando coincidencias: “Que no es verdad que un Estado grande sea más eficiente, que muchas veces un Estado pequeño es mucho más eficiente precisamente porque es pequeño y más manejable. Que las ideas son fundamentales para que una sociedad avance. Y que al mismo tiempo, la libertad política y la libertad social de ninguna manera por sí mismas significan el progreso social y económico. Que la libertad en el campo económico significa el funcionamiento del mercado, pero que el funcionamiento del mercado es una farsa si no existe una Justicia realmente independiente y eficaz”.
En su opinión: “Es un pequeño número de condiciones las que establecen el común denominador entre los siete pensadores de este libro y los pensadores que se llaman liberales. Dentro de ese común acuerdo hay enormes, a veces gigantescas discrepancias. Pero, esas discrepancias no producen una guerra civil entre ellos porque otro principio fundamental básico e irrenunciable del liberalismo es la tolerancia. Aceptar la posibilidad del error de las propias convicciones y del acierto en las convicciones de los adversarios”.
En defensa del liberalismo
Recordó que el liberalismo ha sido atacado tanto desde la derecha como desde la izquierda. En el pasado, fue más la derecha, que veía en él un ataque a la tradición y las normas de la moral tradicional. Y añadió: “En la época moderna ha sido sobre todo la izquierda la que ha atacado al liberalismo con gran ferocidad. Caricaturizándolo, convirtiendo el liberalismo en el llamado neoliberalismo, que yo todavía no sé qué cosa es, y presentándolo como una doctrina fundamentalmente conservadora y reaccionaria”.
“Creo que el liberalismo es fundamentalmente el motor que ha llevado a la democracia a hacer las mayores reformas”
Recordó que, en el ensayo Por qué no soy conservador, Hayek “establece muy claramente las diferencias entre un conservador, que cree que el modelo de sociedad está en la tradición y en el pasado, y un liberal, que cree que el modelo de sociedad está en el futuro, que hay que construirlo poco a poco a través de reformas que sean siempre mediatizadas, porque son reformas que se hacen en un marco de libertades y en las que inevitablemente habrá concesiones que hacer, porque es el principio mismo de la consistencia democrática en una sociedad”.
Para Vargas Llosa: “Creo que el liberalismo es fundamentalmente el motor que ha llevado a la democracia a hacer las mayores reformas y transformaciones que han hecho la vida más civilizada y menos injusta en las sociedades que han vivido profundamente la doctrina liberal”. También sostuvo: “El reconocimiento de la condición de la mujer, discriminada, ciudadana de segundo nivel, en las sociedades democráticas, que ha impulsado el movimiento feminista, hoy día en el primer plano de la actualidad, es una idea liberal. El liberalismo defiende entre otras cosas el individualismo, el derecho de los individuos a elegir su propio destino, de ser lo que auténticamente quieren ser”.