Por Juan Carlos Zapata.- Mike Pompeo otra vez en reunión con Serguéi Lavrov. Cada vez que Rusia y Estados Unidos se acercan, el mundo de Guaidó y Maduro pone el foco hacia Washington o hacia Moscú. Y ahora más. Cuando la crisis en Venezuela se ha quedado en un punto en el que Maduro parece sostenerse y Guaidó parece estancarse, pero sin que el conflicto entre en una dinámica de solución definitiva.
Este martes será la reunión entre Mike Pompeo y Serguéi Lavrov en Washington. El secretario de Estado de los Estados Unidos y el canciller otra vez cara a cara. Y el tema es la geopolítica mundial. Focos clave para ambos países. Siria y Ucrania. El control de armas. ¿Y por qué no Venezuela?
Rusia es problema y al mismo tiempo solución de la crisis en Venezuela. Descartada la intervención militar, lo que se impone es la negociación. Como la negociación entre Nicolás Maduro y Juan Guaidó en la que mediaba el gobierno de Noruega fracasó, los grandes actores de la geopolítica consideran que ha llegado el momento de forzar de manera directa alguna vía de acuerdos.
Estados Unidos y Rusia mantuvieron posiciones distantes desde que apareció el factor Guaidó en escena, pero tanto Pompeo como Lavrov y funcionarios de otros niveles, no han dejado de hablar sobre el tema, diciéndose lo que cada potencia piensa sobre el caso. El mismo Pompeo ha explorado el asunto con el presidente de Rusia, Vladímir Putin, cuya opinión sobre Venezuela, Maduro y Guaidó, ha quedado en claro en diversas intervenciones. El Consejo de Seguridad de la ONU ha sido otro de los escenarios de discusión.
El rumor que corre en Washington son las nuevas opciones que estaría estudiando los Estados Unidos para destrancar el juego en Caracas. La Casa Blanca no ha dejado de decir que para echar a Maduro del poder “todas las opciones están sobre la mesa”. Pero hay opciones que pierden vigencia y apoyo, como la militar, descartada por el mismo Pompeo, dado el riesgo que ello implica. Y otras, como la carta rusa, comienzan a ganar espacio. La agencia Bloomberg reveló la semana pasada los entretelones de una reunión en la Casa Blanca en la que se habló de le necesidad de concertar con Rusia una solución. Al menos Rusia y ahora EEUU coinciden en que la solución no es militar.
En el caso Trump, Rusia pidió cambiar Ucrania por Venezuela
Como Guaidó no pasa por su mejor momento -sufre divisiones internas y señalamientos de corrupción en el entorno de la Asamblea Nacional- y como hay señales contradictorias sobre si Washington lo sigue respaldando en la misma medida de antes, Mike Pompeo salió al paso y escribió hace tres días en Twitter que el presidente del Parlamento y Presidente Interino, «ejemplifica la lucha y la esperanza del pueblo de Venezuela para restaurar la democracia, y estamos firmemente tras él como líder en esa lucha. Invitamos a todas las naciones a apoyarle a él y a la Asamblea Nacional en su labor de restaurar la democracia por vía pacífica en Venezuela».
Llama la atención que los mensajes de Pompeo a favor de Guaidó y de descarte de la solución militar se producen previamente a la cita con el canciller de Rusia. Lavrov no visita la capital de los Estados Unidos desde 2017. En aquella oportunidad se reunió con el presidente Donald Trump.
Aunque en la agenda no aparezca el caso Venezuela, ¿quién puede jurar que no sea tema de discusión? Ya en el Congreso, en medio del proceso de impeachment contra el presidente Donald Trump, salió a relucir una propuesta de Rusia a Estados Unidos de cambiar Ucrania por Venezuela. Es decir, EEUU deja de tener en el foco a Ucrania y Rusia a Venezuela. El planteamiento se habría hecho por canales informales. Pero existió. La revelación la hizo nada más y nada menos que Fiona Hill, diplomática, ex espía, quien era parte del comité de Inteligencia de la Casa Blanca para Rusia y Euroasia y además era asistente de Trump en asuntos de Rusia y Europa en el Consejo de Seguridad Nacional. Fiona Hill lanzó la información cuando le correspondió este 14 de octubre testificar sobre el caso de la polémica llamada de Trump al presidente de Ucrania, que es lo que ha conducido a la investigación.
Pero además. Están los recientes hechos de Bolivia. Bolivia con Evo Morales era un aliado principal de Rusia en América del Sur. Pero Evo Morales ya no gobierna Bolivia. Evo Morales renunció al poder presionado por el pueblo y los militares señalado de haber cometido fraude electoral. Putin ha dicho que quiere mantener sus intereses en Bolivia al margen de quien gobierne. Intereses que tienen que ver con petróleo, gas, entre otros. Este pragmatismo puede funcionar para el caso de Maduro y Venezuela. Putin ha dicho que Rusia nunca traiciona a sus aliados. Sin embargo, ahora no se trata de traición sino de realidades. Y la realidad es que en Bolivia, Moscú puede perder más de lo que calcula mientras que las nuevas autoridades ya restablecen las relaciones con Washington que Evo Morales había suspendido desde hace una década.
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Putin ha enviado muestras de pragmatismo respecto a Venezuela. Apoyando a Maduro con discurso político y recibiéndolo en el Kremlin pero negándole ayuda financiera. Apoyando a Maduro en el Consejo de Seguridad de la ONU pero también aclarando que se inclina por una solución política y electoral. Reconociendo a Maduro como Presidente y al mismo tiempo reconociendo el poder legítimo de la Asamblea Nacional que preside Guaidó. Rusia quiere mostrarse como parte de la solución de la crisis en Venezuela. El conflicto y salida de Evo Morales del poder tomó a todos los factores internacionales de sorpresa. La historia no puede repetirse con Maduro.