Zenaida Amador (ALN).- La cantidad de medidas con las que el gobierno de Nicolás Maduro va generando la transformación de Venezuela hacia el modelo socialista y la velocidad con la que se suceden no dan un día de tregua.
Se ha vuelto común que los venezolanos se refieran a su realidad como “años perros”, no sólo para describir la magnitud de la crisis económica, política y social sino para explicar su ritmo frenético de sobrevivencia. La cantidad de medidas con las que el gobierno de Nicolás Maduro va generando la transformación de Venezuela hacia el modelo socialista y la velocidad con la que se suceden no dan un día de tregua.
La velocidad del deterioro aturde, deprime. En Colombia, a lo largo de todo 2017 se experimentó una inflación de 4,09%, pero en Venezuela la inflación diaria de agosto de 2018 fue de 4%, según la Asamblea Nacional, pues el Banco Central no da información.
Tras la inflación de 223,1% registrada en el mes de agosto de 2018, los analistas estiman que en 11 meses la moneda recuperará los cinco ceros borrados
“Son ocho soberanitos”, dice mecánicamente la encargada de cobrar el estacionamiento de un centro comercial venido a menos en el este de Caracas. La tarifa es ocho bolívares soberanos (BsS), que es el nombre dado al bolívar tras la reconversión ocurrida el pasado 20 de agosto, con la cual le quitaron cinco ceros a la moneda. Es decir, que la tarifa es equivalente a Bs 800.000 “de los de antes”. Lo llamativo es que tres semanas atrás ese mismo estacionamiento cobraba Bs 300.000, 166% menos.
Si bien el Gobierno asegura que efectuó la reconversión monetaria para hacerle frente a la inflación, la realidad es que tuvo que hacerla porque las cifras habían alcanzado dimensiones tales que los sistemas no podían registrarlas. Al momento de pagar en los puntos de venta era necesario hacerlo por tramos de máximo 40 millones de bolívares cada uno, algo poco funcional tomando en cuenta que, por ejemplo, un litro de leche rondaba los cinco millones.
Tras la inflación de 223,1% registrada en el mes de agosto de 2018, los analistas estiman que en 11 meses la moneda recuperará los cinco ceros borrados, porque no hay un plan complementario que realmente atienda las causas de la inflación. Al contrario, las medidas adoptadas son carbón para la aceleración de los precios.
Escala frenética
El pasaje del escaso transporte público urbano que sigue operativo en Caracas costaba 20.000 bolívares, pero desde el 27 de agosto subió a BsS 1 (Bs 100.000 de antes), es decir, 400% de incremento.
El tanque de un auto pequeño podía llenarse con gasolina de 91 octanos (conocida como “la más barata del mundo”) por menos de 50 bolívares, pero con la reconversión ya no existe ninguna pieza monetaria que exprese esa cantidad. Lo más cercano que hay es una nueva moneda de 50 céntimos (Bs 50.000 de antes) que implica 99.000% de aumento por tanque.
Algunas cifras extraoficiales apuntan a que el precio de cada litro de gasolina de 91 octanos llegaría a 10 bolívares soberanos (1.000.000 de bolívares)
Y esto sin contar el aumento real de la gasolina, que supuestamente entraría en vigor este 4 de septiembre en los municipios fronterizos del país, con un valor aún desconocido. Sólo existe la referencia que hizo Maduro de “voy a poner un precio superior a la gasolina de Colombia”, el cual se cobrará a través de un dispositivo electrónico que permitirá discriminar entre quienes poseen Carnet de la Patria y quienes no. Los primeros, registrados en un control especial del Estado, recibirán un subsidio y los segundos pagarán el “precio internacional”.
Algunas cifras extraoficiales apuntan a que el precio de cada litro de gasolina de 91 octanos llegaría a BsS 10 (1.000.000 de bolívares), pero no hay certezas al respecto.
Más allá de esto, desde hace una semana el Gobierno autorizó aumentos en rubros básicos que hielan la sangre. Un cartón con 30 huevos cuesta BsS 120, un paquete con cuatro rollos de papel higiénico vale BsS 91, un kilo de mortadela BsS 90, el kilo de arroz BsS 42 y una lata de atún (140 gramos) vale BsS 72.
Aunque a partir del 1 de septiembre el salario mínimo escaló a BsS 1.800, hasta el 31 de agosto era de sólo BsS 51,96. Además, según el Centro de Documentación y Análisis de los Trabajadores, en julio la canasta alimentaria costaba BsS 2.958 sin incluir servicios, ni gastos de educación ni vestido, lo que evidencia la poca capacidad de compra del nuevo salario.
Sólo en el último mes los venezolanos tuvieron que enfrentar un “atentado fallido” contra el presidente; persecuciones y arrestos de líderes políticos; una severa reforma tributaria; apagones que se extienden por días en varias localidades del país; inundaciones en al menos seis estados; una “flexibilización” del mercado cambiario, cuyo real alcance se desconoce porque no han sido emitidas las normas operativas correspondientes; y fiscalizaciones a mansalva contra comercios, cadenas de supermercados y farmacias, que dejaron como saldo más de 200 detenidos entre empresarios, gerentes y encargados de tiendas, y una estela de escasez.
Los “años perros” reflejan esta vorágine. Es sabido que en promedio un año de un ser humano equivale a seis años en la vida de un perro. Nada explica mejor la realidad de los venezolanos.