Daniel Gómez (ALN).- El presidente venezolano dice que acudió al restaurante Salt Bae invitado por las autoridades de Estambul. Lo que pasa es que en los vídeos que difundió el chef turco Nusret Gökçe no aparece ningún alto funcionario del país, ni de la capital. Es que ni siquiera aparece un traductor.
¿Quién pagó la cuenta en el restaurante Salt Bae? El presidente venezolano, Nicolás Maduro, no aclaró nada sobre el polémico banquete que disfrutó en Turquía. Dijo que “fue una invitación”, pero las imágenes no lo justifican. Tampoco las explicaciones del mandatario este martes en la televisión estatal de Venezuela.
Maduro dedicó poco menos de dos minutos a hablar del almuerzo, mientras intercalaba datos técnicos, demográficos y culturales. Empezó diciendo que el vuelo entre Pekín y Estambul duró 12 horas. Que, al aterrizar, atendió una invitación para visitar el centro histórico de la capital turca y “almorzar con algunas autoridades de la ciudad”.
¿Cuáles autoridades? No lo precisó. Los vídeos que publicó (y luego borró) Nusret Gökçe, el chef turco, no muestran a ningún funcionario del gobierno de Recep Tayyip Erdoğan. Tampoco al alcalde de Estambul,Mevlüt Uysal, quien podría considerarse como una de las “autoridades de la ciudad”.
Maduro atendió una invitación para visitar el centro histórico de la capital y “almorzar con algunas autoridades de la ciudad”
Aunque como se trata de la visita de un presidente, qué menos que haberle atendido el canciller, Mevlut Cavusoglu, o cualquier otro de los ministros del Gobierno. Quizá ese alto funcionario se ocultaba tras el móvil del chef. Nunca se sabrá.
Y es que en los vídeos, aparte de Gökçe, sólo hay dos protagonistas: Maduro y su esposa, ‘la primera combatiente’, Cilia Flores. El resto de los personajes -comensales y fuerzas de seguridad- eran simples figuras de fondo.
En los vídeos Maduro aparecía feliz. Fumando habanos e imitando el gesto de Gökçe con el que simula la cascada de sal. Cuando el presidente habla, sólo se dirige al chef. Y a su esposa. “Esto es sólo una vez en la vida, ¿verdad?”, le dijo a Flores con emoción mientras cortaban la costilla.
Ni rastro de traductores de español
Pero Maduro dijo estar con “autoridades de la capital”. ¿Acaso habla turco? ¿Acaso sabe inglés? ¿Dónde estaban los traductores? Porque estos no aparecen en ninguna parte. Y si estaba con altos funcionarios en el restaurante, debieron comunicarse en alguno de estos idiomas, a no ser que los turcos dominaran el español.
Como Maduro no aclaró nada, brindó a los venezolanos datos demográficos con algo de literatura. Dijo que Estambul tiene 20 millones de habitantes y agregó que lo “recibieron con los brazos abiertos”. No se podía esperar otra cosa del país que gobierna Erdoğan, muy interesado en ciertos metales preciosos. Ya lo dijo Torino Capital. El Banco Central de Venezuela refina oro en Turquía (Leer más: Las relaciones entre Venezuela y Turquía están bañadas en oro).
Maduro también tuvo palabras para el chef que le divirtió. “Estuvimos conversando. Es un hombre muy simpático, alegre. ‘Amo a Venezuela, Admiro a Venezuela’. Me lo dijo Nusret, varias veces”.
Su amigo Gökçe les brindó una buena comida, conversación (vivió y trabajó en Buenos Aires en 2009, por lo que maneja algo de español) y, de remate, una visita cultural. “Nos mostró un museo de piezas del Imperio Otomano. Piezas con 700 años de antigüedad. Impresionante”, contó Maduro.
El presidente añadió que la visita a Estambul apenas duró dos horas. “Haciendo lo que se llama un pase de servicio, un toque técnico”, precisó. Y como no dio detalles sobre quién le acompañaba, prosiguió con los datos irrelevantes. Dijo que llegó a Caracas “bajo la llovizna”. Pero nada sobre lo que de verdad importa a los venezolanos: ¿quién pagó la cuenta: él o “las autoridades de la ciudad”?