Zenaida Amador (ALN).- Desde su juramentación el 10 de enero Nicolás Maduro ha anunciado formalmente la inversión de unos 2.300 millones de euros. Este monto es clave para un país que viene de cinco años de recesión en los que ha perdido más del 50% del PIB. Pero no deja de llamar la atención que Maduro afirme que puede disponer alegremente de ese monto tras haber sometido a la población a la escasez de productos básicos, como alimentos y medicinas, porque carecía de recursos.
En los primeros días después de haber jurado que ejercerá la Presidencia de Venezuela pese al desconocimiento de su gobierno, Nicolás Maduro no ha dejado de aparecer en actos públicos para reafirmar que cuenta con la lealtad de la Fuerza Armada y para ofrecer un país próspero, el mismo que Hugo Chávez prometió por allá en 1999, y nada tiene que ver con el forjado por el propio chavismo a lo largo de estas dos décadas.
Sólo en estos primeros días Maduro ha anunciado formalmente la inversión de unos 2.300 millones de euros. Este monto es clave para un país que viene de cinco años de recesión en los que ha perdido más del 50% del PIB. Pero no deja de llamar la atención que Maduro afirme que puede disponer alegremente de ese monto tras haber sometido a la población a la escasez de productos básicos, como alimentos y medicinas, porque carecía de recursos.
Maduro ha decidido invertir en la recién creada Misión Venezuela Bella, con la que promete limpiar y embellecer 60 ciudades; en un plan para sembrar tres millones de hectáreas a lo largo de 2019; y en un nuevo plan de seguridad ciudadana. Para la primera ha ofrecido 1.000 millones de euros, para el segundo 1.037 millones de euros y para el tercero 250 millones de euros.
Según los anuncios, Nicolás Maduro ha decidido invertir en la recién creada Misión Venezuela Bella, con la que promete limpiar y embellecer 60 ciudades; en un plan para sembrar tres millones de hectáreas a lo largo de 2019; y en un nuevo plan de seguridad ciudadana. Para la primera ha ofrecido 1.000 millones de euros, para el segundo 1.037 millones de euros y para el tercero 250 millones de euros.
Pero de dónde pueden salir esos recursos.
En 2018 el gobierno de Maduro dejó de cumplir más de 7.800 millones de dólares en compromisos de deuda y expuso activos valiosos de la nación a las acciones legales de distintos acreedores internacionales porque no disponía de recursos para pagar.
Para 2019 los compromisos programados de deuda de la República y PDVSA rondan los 10.000 millones de dólares, sin incluir otros pagos vencidos y nuevas negociaciones pactadas para salirle al paso a juicios arbitrales, y todo indica que no hay margen para atenderlos.
El propio Maduro reconoció que en 2018 la venta de divisas de PDVSA al Banco Central de Venezuela, es decir, el flujo de recursos para alimentar las reservas internacionales y atender obligaciones externas, apenas llegó a 4.000 millones de dólares, cuando en 2013 fue de 42.991 millones de dólares. A consecuencia de esto las importaciones cayeron a mínimos históricos y las reservas internacionales bajaron a 8.400 millones de dólares. En 2013 llegaban a 21.481 millones de dólares.
Aun así, al explicar la inversión en el plan de siembra, Maduro indicó que “estoy aprobando de un fondo estratégico de reserva en euros”. Luego, al hablar del plan de seguridad, aseguró que al ministro del Interior, Néstor Reverol, le podía entregar 250 millones de euros para el fortalecimiento de los llamados cuadrantes de paz y las mejoras en el sistema de comunicación de todos los organismos de seguridad del Estado y la Fuerza Armada Nacional.
Lo más curioso de los anuncios de Maduro es que no involucran inversiones en el área petrolera, que genera más de 90% de los ingresos de la nación y que está prácticamente destruida a causa de la desinversión. No lo mencionó ni siquiera al asegurar que “personalmente asumo la conducción de la industria petrolera para llevarla adelante a partir de hoy” y llegar en el 2025 “a la gran meta de cinco millones de barriles diarios de producción petrolera”.
La promesa de aumentar el bombeo petrolero ha sido una constante desde el inicio de su primer mandato en 2013, período en el cual la producción ha venido en declive, al punto de que la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA) estima que en un año en Venezuela tan sólo se producirán 700.000 barriles diarios.