Daniel Gómez (ALN).- Las imágenes hablan por sí solas. Allá donde va Juan Guaidó, la gente le sigue. Se mueve libremente. Le apoyan. Nicolás Maduro, en cambio, está preso. Limita sus movimientos entre el Palacio de Miraflores y la base militar Fuerte Tiuna. Para pasear tiene que ir hasta Moscú.
Juan Guaidó paseando por los cerros de Petare en Caracas, por el municipio Baruta en Miranda, por el sector Moñongo en Vargas… Juan Guaidó en los Andes, en los llanos, en Margarita… Juan Guaidó debatiendo en la Asamblea Nacional, reuniéndose con empresarios, conversando con académicos… Juan Guaidó en la Iglesia, en mítines, en manifestaciones… Juan Guaidó con la gente, con el pueblo, con los venezolanos.
¿Y Nicolás Maduro?
“Venezuela debe ser el único país del mundo en el que el supuesto presidente, el que dice que ganó las elecciones, y que tiene el respaldo popular, no puede salir a la calle y pasear tranquilo. Maduro está recluido. No puede ir más allá del Palacio de Miraflores y Fuerte Tiuna”, dice al diario ALnavío la vicecanciller de Guaidó, Isadora Zubillaga, también embajadora del Presidente Encargado en París.
Es cierto. La última vez que se vio a Maduro paseando fue hace dos semanas a 9.900 kilómetros de Caracas: en Moscú. Desde la Plaza Roja compartió un vídeo en el que anunció todo el apoyo que le brinda el presidente Vladímir Putin, mientras caminaba entre la gente, cosa que ahora sólo puede hacer en contados países: Rusia, Cuba, Vietnam y Corea del Norte. No en Venezuela.
En su país, la última vez que se le vio fuera del Palacio de Miraflores y al aire libre fue en la entrevista con el periodista Max Blumenthal para The Grayzone. Allí Maduro apareció en una montaña con Caracas de fondo. Bien lejos de la gente.
El de Guaidó es el caso contrario. Este fin de semana estuvo en el sector Moñongo, un barrio pobre, agrícola, del estado Vargas, donde los servicios de agua y electricidad están en un estado muy precario. Fue recibido por la gente del lugar. Se agolparon sobre él y sobre su esposa, Fabiana Rosales, muy activa en las causas humanitarias, y compartieron su lucha. Guaidó se preocupó por ellos. Conversaron.
“Dios te bendiga hijo, usted es la esperanza. Dios te bendiga”, le dijo una abuelita que se encontraba en el sitio.
“¡Sí se puede! ¡Sí se puede!”, le gritaban los ciudadanos de la localidad.
El fin de semana también acudió al mercado de Chacao. Allí le recibió otra multitud. Los comerciantes le ofrecían comida de sus puestos. Él los atendía. Se retrataba con ellos. Escuchaba sus preocupaciones. Les transmitía esperanza.
“Vamos a salir adelante”, prometió Guaidó, quien posteriormente añadió: “Solamente acompañamos a los venezolanos, como no puede hacer la dictadura porque la rechazan; estamos buscando a nuestra gente para generar la presión y la solución a la crisis.
Guaidó en Moñongo
Guaidó en Chacao
Guaidó en Petare
Guaidó en El Hatillo
Guaidó en Anzoátegui
Guaidó en Aragua
Guaidó en Carabobo
Guaidó en La Guaira
Guaidó en Margarita