Zenaida Amador (ALN).- La economía venezolana inicia 2020 con el peso en el ala de las acciones populistas emprendidas por Nicolás Maduro en la antesala de un año electoral, una pesada carga a la que ahora se suma una mayor profundización de la inestabilidad política e institucional del país con el intento del chavismo de tomar el control de la Asamblea Nacional. Las proyecciones sobre inflación y la recesión podrían quedarse cortas dado este nuevo escenario.
Desde mediados de diciembre de 2019 el régimen de Nicolás Maduro comenzó a entregar lo que llamó “petroaguinaldos”. Se trataba de un abono individual equivalente a 30 dólares a unos cerca de seis millones de venezolanos, entre pensionados y empleados públicos, con la salvedad de que los recursos les eran entregados en el criptoactivo diseñado por Maduro en 2017 y que todavía no ha logrado operacionalizar: el petro.
Los beneficiarios de inmediato buscaron cualquier vía para cambiar lo recibido, lo que generó severos congestionamientos en la plataforma electrónica del Estado, así como en los pocos comercios dispuestos a aceptar petros como medio de pago.
Desde el 18 al 27 de diciembre se hicieron los abonos de los “petroaguinaldos” y, de una u otra forma, el régimen de Nicolás Maduro tuvo que colocar recursos para avalarlos, por lo que algunas estimaciones de las dos semanas finales de 2019 apuntan a que por esta vía se movió el equivalente a 40% de la liquidez.
La consecuencia inmediata fue una presión sobre el dólar en un mercado cambiario adormilado por la temporada navideña, donde los principales actores económicos no están operativos. De allí que la oferta de divisas mermó, mientras la demanda crecía estimulada por el populismo de Maduro y su inyección de recursos generados sin respaldo productivo alguno.
Sólo en los primeros dos días hábiles de 2020 el bolívar se devaluó 30% y el viernes 3 de enero se registraron operaciones en 73.000 bolívares por dólar en el mercado paralelo. La paridad oficial, reportada por el Banco Central de Venezuela, comenzó ese día en 48.709,36 y cerró en 54.441,43 bolívares. La velocidad de la devaluación encendió las alarmas.
El 4 de enero el régimen de Maduro anunció que el sistema con el cual los beneficiarios del aguinaldo podían hacer operaciones con los petros sufriría “mejoras” y un “proceso de mantenimiento” durante siete días, con lo cual paralizaron la inyección de esta masa de recursos a la economía al menos hasta la semana del 13 de enero, fecha para la cual la mayoría de las empresas tradicionalmente reactivan sus operaciones y el mercado tendría de vuelta a sus principales actores.
La información oficial también indicó que desde el 18 de diciembre hasta el 3 de enero más de 1,2 millones de personas hicieron operaciones con el sistema, lo que habla del remanente de beneficiarios que sigue pendiente de disponer de los fondos que le depositaron y que buscarán hacerlo tan pronto el sistema se reactive.
La escalada de la inflación
Aun con esta pausa, el recalentamiento generado en el mercado ya se hizo sentir con una violenta escalada de precios. Para algunos economistas, a este ritmo, la inflación llegará a dos dígitos en las primeras dos semanas del mes.
Aunque organismos como el Fondo Monetario Internacional, FMI, proyectan para 2020 una inflación sobre 10.000.000%, analistas locales consideraban que algunos factores incidían favorablemente para que se experimentara una desaceleración de los precios, lo que podía alejar al país de la senda hiperinflacionaria. Sin embargo, lo registrado al cierre de diciembre y la promesa de Maduro de que seguirá adelante haciendo “ensayos” con el petro, a tono con su tradicional conducta de aumentar el gasto en períodos electorales, hacen pensar que el país seguirá en una escalada inflacionaria.
En cuanto a la actividad económica son pocos los alicientes. El afán de Nicolás Maduro por sostenerse lo ha llevado a privilegiar la importación de bienes terminados a costa del alicaído sector productivo local, lo que fácilmente puede profundizarse este año.
Ya la economía venezolana acumula seis años de contracción económica y para 2020 se proyectaba que siguiera la tendencia, aunque con un declive menor (alrededor de 10% del PIB). Sin embargo, los hechos de este domingo 5 de enero, con el chavismo intentando tomar el control de la Asamblea Nacional, auguran un recrudecimiento de la inestabilidad política e institucional del país a las puertas de unas elecciones parlamentarias, cuyas condiciones se desconocen, lo que podría profundizar la agudización de la crisis y de la caída de la economía, sin contar el efecto de cualquier recrudecimiento de las sanciones internacionales a propósito de lo ocurrido en el Parlamento.