María Rodríguez (ALN).- Mauricio Macri y Jair Bolsonaro tienen una posición “muy nítida” sobre Venezuela. Lo dice el canciller argentino, Jorge Faurie, quien avanzó que en la visita de Macri a Brasil ambos mandatarios harán un pronunciamiento conjunto sobre la crisis en Venezuela y el mandato ilegítimo de Maduro. Pero habrá más temas sobre la mesa. No faltarán Mercosur, la reactivación económica y la lucha contra la corrupción.
Luego de tres conversaciones telefónicas por fin se verán las caras el presidente de Argentina, Mauricio Macri, y el de Brasil, Jair Bolsonaro. Será este miércoles en Brasilia, a donde ha viajado el mandatario argentino para hablar con Bolsonaro de economía, comercio, seguridad, lucha contra la corrupción… pero especialmente de la crisis en Venezuela y de las consecuencias tras la toma de posesión de Nicolás Maduro, un mandato que medio mundo no reconoce. Como dijo el canciller argentino Jorge Faurie a la emisora FMI Millenium, se espera un pronunciamiento conjunto de ambos mandatarios sobre la situación en Venezuela.
Macri y Bolsonaro tienen -en palabras de Faurie- una posición “muy nítida” sobre Venezuela. Ambos países forman parte del Grupo de Lima y firmaron tanto la declaración de no reconocimiento del gobierno de Maduro como la que condenó la detención exprés del presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, por los servicios de inteligencia de Maduro.
El 10 de enero, día de la toma de posesión de Maduro, Macri lanzó varios tuits en los que criticaba al presidente venezolano por “burlarse de la democracia” e intentar perpetuarse en el poder. Y sentenció: “Los venezolanos lo saben, el mundo lo sabe. Venezuela vive bajo una dictadura”.
EL VICTIMARIO QUE SE VICTIMIZA. Nicolás Maduro hoy intenta burlarse de la democracia. Los venezolanos lo saben, el mundo lo sabe. Venezuela vive bajo una dictadura.
— Mauricio Macri (@mauriciomacri) January 10, 2019
En el discurso de juramentación, Maduro se acordó de Bolsonaro, pero para llamarlo “fascista”. Esta semana lo calificó de “Hitler en tiempos modernos”. Por el momento Bolsonaro no le ha contestado, pero no le hace falta. Con Bolsonaro, Brasil entra en el juego de las grandes potencias. No sólo defiende el discurso de Estados Unidos contra Maduro, sino que se presta para el juego de la geopolítica mundial. Si Rusia, todavía aliado de Maduro, hace maniobras militares en Venezuela, a Bolsonaro no le importa que Estados Unidos, si lo necesita, plante bases en suelo brasileño.
Más temas sobre la mesa
Macri, que no acudió a la toma de posesión de Bolsonaro por encontrarse de vacaciones (pero envío a Faurie y le dedicó al brasileño sus “mejores deseos”), ahora viaja a Brasil junto a una extensa comitiva ministerial. Según la agencia de noticias Télam, le acompañan, además de Faurie, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne; el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica; la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich; el de Justicia, Germán Garavano; el de Defensa, Oscar Aguad; y el secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo.
Visto el plantel, también estarán sobre la mesa temas como Mercosur, la reactivación de la economía argentina y la lucha contra la corrupción. Tal como avanza el portal argentino El Cronista, se espera que los ministros argentinos de Justicia y Seguridad se reúnan con el titular de Justicia brasileño, Sergio Moro, que como juez condenó a prisión a Luiz Inácio Lula da Silva.
Tampoco hay que olvidar que Macri es un político liberal, lo que sintoniza con el foco económico de Bolsonaro: el libre mercado.
A Bolsonaro le llueven advertencias desde Mercosur
Por último, están los avances en Mercosur. Bolsonaro se muestra escéptico con esta alianza comercial, incluso ya le han llovido advertencias desde la organización. En diciembre, el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, dijo que defiende un Mercosur integrado por países “fuertemente democráticos, que respeten y valoren la democracia”. Una crítica indirecta a Bolsonaro. Vázquez sacó así a relucir la cláusula democrática de Mercosur. La misma que existía cuando una Venezuela dudosamente democrática accedió al bloque. La misma por la que la Venezuela de Nicolás Maduro terminó expulsada en 2017.