Daniel Gómez (ALN).- Una huelga general paralizó Argentina este miércoles. Los trabajadores están hartos de los recortes, de la inflación y de la pobreza. También del gobierno de Mauricio Macri, incapaz de contener una crisis que estalló hace un año y que está acabando la economía. También con sus opciones de renovar la Presidencia en los comicios del 27 de octubre. El peronista Alberto Fernández, apoyado por la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, es el favorito.
En Argentina sólo los médicos atendieron las urgencias. El resto del país se paralizó este miércoles. El motivo fue una huelga general contra el gobierno de Mauricio Macri y sus medidas de austeridad. Otro revés para el mandatario a cinco meses de las elecciones presidenciales.
Argentina está en crisis. La inflación es de 55% en lo que va de 2019. Los precios suben y también la pobreza, en 32%, según cifras oficiales. En paralelo, a Macri le toca recortar salarios y subir impuestos para sostener las cuentas públicas. Para sostener también el compromiso con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que le prestó más de 50.000 millones de dólares al gobierno a cambio de medidas de austeridad.
Pese a las exigencias del FMI, este organismo se erige como el principal valedor de un Macri cada vez más debilitado. La de este miércoles fue la mayor huelga que recuerda en su mandato. La convocó la Confederación General del Trabajo y la apoyó el resto de grandes sindicatos del país.
Mientras los líderes obreros definen la huelga como un éxito, la agencia Reuters prueba en sus reportes que efectivamente lo fue. Las informaciones detallan que Buenos Aires y otras ciudades argentinas quedaron desiertas. Con los colegios sin clases. Los autobuses y el metro fuera de servicio. Los bancos cerrados. Las oficinas públicas también…
El gobierno critica el paro general. Dice que restará 900 millones de dólares a la economía, y sin decirlo, con esta cifra, demuestra que el paro fue un éxito.
Fernández de Kirchner en un segundo plano
Las elecciones a la Presidencia son el próximo 27 de octubre. Macri se presentará a la reelección y su rival será Alberto Fernández. No la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien apoyará a Fernández como número dos, aspirando a la Vicepresidencia del país.
El movimiento descolocó a todos. ¿Cómo es que una líder mesiánica como Fernández de Kirchner se coloca de número dos? ¿Cómo es que apoya a Alberto Fernández cuando este es considerado un peronista moderado crítico con el kirchnerismo?
“La posibilidad de unificar al peronismo y destronar en los comicios a Macri abriría otra puerta a Cristina. Acumular una masa de poder suficiente para desarmar en el Poder Judicial la maraña que existe en torno a las causas de corrupción de la década pasada”, especula en el diario Clarín el periodista Eduardo van der Kooy.
Cabe recordarlo. Sobre Fernández de Kirchner existen 11 causas judiciales abiertas. Por desvío de fondos públicos, exportación ilegal de documentos históricos, el famoso escándalo de los cuadernos… Esta semana está compareciendo por corrupción en obra pública por, presuntamente, facilitarle al empresario Lázaro Báez contratos viales entre 2004 a 2015.
Es cierto que Cristina Fernández de Kirchner cuenta con un grupo de incondicionales. Pero no es menos cierto que existe un descontento generalizado a causa de estos casos de corrupción en torno a su figura, el cual le resta opciones de ganar unas elecciones. Por eso confía en un tercero más moderado como Alberto Fernández, quien garantiza cierta unión en la izquierda, dividida entre peronismo y kirchnerismo. “Representa más al kirchnerismo de Néstor que al de Cristina: es más de centro que progresista. Más dialoguista que polarizante”, escribió Daniel Pardo, corresponsal de BBC Mundo en Argentina.
Voces más desconfiadas apuntan que Alberto Fernández será manipulado por Cristina Fernández, pero él mismo lo descarta: “No soy un títere”, dijo en una reciente intervención.
Macri está muy debilitado
Mientras la izquierda se organiza para ganarle a Macri, a este le llega una buena noticia. Quizá la primera que recibe desde que en mayo de 2018 la estabilidad monetaria saltó por los aires.
Dos sondeos, uno de la consultora Rouvier y otro de la firma Opinaia, dan vencedor a Macri en los comicios en un supuesto balotaje contra Alberto Fernández.
Rouvier dice que Fernández se impondría en primera vuelta sobre Macri por 37,9% a 32,6%, pero que en la segunda el presidente ganaría a su rival por casi cuatro puntos de diferencia. Por su parte, Opinaia advierte un panorama similar en la elección del 27 de octubre y una ajustada victoria de Macri, por apenas un punto, en el balotaje.
A excepción de estos dos sondeos, todas las encuestas ubican a Macri como perdedor. La crisis que estalló hace un año destapó las debilidades de un gobierno que hasta entonces parecía poderoso.
En sus primeros años el presidente se abrió al mundo, contentó a gobiernos y empresas del extranjero. Dinamizó la inversión. Aumentó la trasparencia. Hasta le ganó con comodidad a Fernández de Kirchner en las elecciones legislativas. El problema es que Macri descuidó las cuentas públicas. Demoró el ajuste que todos los organismos, incluido el FMI, le pidieron. Y llegó mayo, con la más fuerte sequía de la historia del país y una crisis de capital en los mercados internacionales que golpearon muy fuerte a economías débiles como la argentina.
A Macri se le juntaron todas las tormentas, y de golpe, tuvo que endeudarse con el FMI y de paso aplicar en Argentina todas las medidas de ajuste que le exigían. Todo eso un año y medio antes de unas elecciones que, suponía, iba a ganar con comodidad. La situación es totalmente opuesta. El país está contra Macri. Los trabajadores se paran contra Macri.