(EFE).- El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva lanzará este sábado su candidatura a la Presidencia de Brasil; cuando faltan cinco meses para las elecciones y lo hace como favorito en las encuestas, pero mirando de reojo a su principal rival, Jair Bolsonaro.
El líder del Partido de los Trabajadores (PT) pondrá este sábado la primera marcha de su campaña electoral con la confirmación de su candidatura; en un gran acto que será celebrado en un centro de convenciones en Sao Paulo. Esto alejado de los tradicionales palcos de izquierda en los que acostumbraba a organizar sus actos.
Lula, quien gobernó Brasil entre 2003 y 2010, estará arropado por su compañero de fórmula y antiguo rival, Geraldo Alckmin; un liberal de ideas conservadoras con el que intenta atraer a los electores de centro.
Con su elección como candidato a la vicepresidencia, Lula también busca calmar al mercado y al mundo empresarial; reticente con la figura del exsindicalista y que en las elecciones de 2018 extendió la mano a Bolsonaro y su ministro de Economía, Paulo Guedes, un liberal ortodoxo.
Lula también contará el sábado con el respaldo de los partidos junto con los que integra la coalición progresista «Movimiento vamos juntos por Brasil»; con la que espera enfrentar a las formaciones de derecha y ultraderecha que apoyan a Bolsonaro en su reelección.
Lula y las encuestas
Las encuestas, de momento, soplan a favor de Lula, quien por decisión del Tribunal Supremo recuperó sus derechos políticos; tras ser impedido de participar en las elecciones de 2018 al ser condenado por corrupción y pasar 580 días en prisión.
Según un sondeo divulgado este viernes, el expresidente cuenta con 44 % de los apoyos, una ventaja de alrededor de 15 puntos porcentuales sobre Bolsonaro (31 %).
Pese a la amplia ventaja del ex tornero mecánico, el PT pide mantener la prudencia, especialmente en momentos en los que la aprobación de Bolsonaro ha aumentado paulatinamente en los últimos meses.
El jefe de Estado ya ha dado señales de que pretende jugar duro durante la campaña; y lleva tiempo avivando el fantasma del fraude electoral, siguiendo así los pasos del expresidente estadounidense Donald Trump.
El presidente volvió a expresar la víspera su desconfianza en el voto electrónico, que en Brasil se usa desde 1996, y anunció que su Partido Liberal contratará una auditoría de las elecciones.
«Quiero garantizar la elección de Lula», llegó a ironizar Bolsonaro en el pronunciamiento realizado la víspera y transmitido en sus redes sociales.
Los deslices verbales del expresidente
Con cinco décadas de política a sus espaldas, Lula siempre ha huido de los guiones y ha echado mano de la improvisación, pero se especula que el exmandatario podría leer un discurso en el acto de lanzamiento de su candidatura, algo poco habitual en su carrera.
Lula se ha visto presionado por el fuego amigo y ha recibido críticas en las últimas semanas entre sus propios aliados, después de una serie de deslices verbales que podrían comprometer votos de los sectores más conservadores.
El dirigente progresista defendió abiertamente el aborto, un tema delicado en un país conservador como Brasil, y recientemente se vio obligado a pedir disculpas después de decir que a «Bolsonaro no le gustan las personas, le gustan los policías».
Las voces críticas dentro del ala progresista han cuestionado la demora de Lula de saltar al terreno de juego electoral; ya que hasta ahora, dicen, sus discursos han sido dirigidos a sus fieles y no al electorado que necesita conquistar para vencer a Bolsonaro.