Daniel Gómez (ALN).- El académico venezolano Luis Oliveros dice en entrevista con ALnavío que Venezuela necesita quitarse las sanciones de encima, restructurar la deuda y poner orden en la industria petrolera. Pero nada de esto se logrará sin “un cambio importante desde el punto de vista político”. Sin una negociación.
Luis Oliveros es un economista venezolano experto en temas de comercio e hidrocarburos. Ejerce como profesor en la Universidad Metropolitana de Caracas. También es articulista en algunos de los periódicos con más repercusión en Venezuela.
En esta entrevista con el diario ALnavío, analiza el panorama económico de Venezuela. Desde el impacto de las sanciones internacionales, hasta las medidas recientes del gobierno de Nicolás Maduro para aliviar el tema económico, como la emisión del billete de un millón de bolívares o la conocida Ley Antibloqueo con la que el gobierno pretende liberalizar el mercado petrolero.
Sobre las sanciones, Oliveros sostiene que están afectando más a la población que al gobierno, que las usa como excusa para justificar el colapso económico.
Respecto a las medidas del oficialismo para reactivar la economía, apunta que no son sostenibles. Con la hiperinflación, los billetes de un millón de bolívares quedarán en nada. Y en el plano petrolero, si bien es importante abrir ese mercado a las empresas extranjeras, Venezuela tendrá que hacer frente a otros retos como la deuda y las sanciones. Y esto no lo podrá lograr tal cual están las cosas en este momento. Por eso habla de “un cambio importante desde el punto de vista político”. De una negociación.
– ¿A quién están afectando más las sanciones, al gobierno o a los venezolanos?
– Ciertamente las sanciones tienen efectos para el gobierno. Pero pareciera que los efectos colaterales están afectando más a los venezolanos. Por ejemplo, es difícil pensar que el gobierno vaya a tener déficit de combustible, mientras que varios gremios están reportando que no tienen diésel para el transporte. Esta situación puede complicarse bastante. Hay empresas que han tenido problemas con proveedores, con cierre de cuentas. El over-compliance [escrutinio estricto] que están teniendo las empresas venezolanas es sumamente fuerte, sumamente duro. Cierta y lamentablemente las sanciones están teniendo más impacto sobre la población venezolana que sobre el mismo gobierno.
– Estados Unidos dice que no tiene prisa en levantar las sanciones. ¿Pueden los venezolanos continuar soportando esta situación?
– Estados Unidos no tiene prisa en levantar las sanciones y las seguirá utilizando como una herramienta para negociar. Para Maduro, las sanciones, por ejemplo, en contra de los bonos le resultan una excelente noticia porque le permiten seguir en default [suspensión de pagos], no restructurar la deuda y decir que no puede hacerlo porque está sancionado. Esto es un peso menos encima del que preocuparse. Las sanciones le han servido de excusa para exculparse de la crisis económica. Los tiempos entre el gobierno y los venezolanos son muy distintos. Estos últimos sí necesitan una flexibilización con el tema de las sanciones. Venezuela necesita que haya diésel. Necesita que haya swap por petróleo. Por supuesto, no estamos diciendo que no hay diésel por culpa de las sanciones. El desastre del sistema de refinación en Venezuela comenzó desde hace mucho tiempo. Sin embargo, Venezuela había logrado unos swaps por petróleo para compensar lo que le estaba sucediendo al país. Con las sanciones, al prohibir estos intercambios, se está generando un problema grave para el transporte de comida y el transporte público en el país.
– ¿Pero acaso Maduro puede soportar con la economía así?
– Maduro de verdad tiene que sentarse a negociar porque no puede soportar con la economía así. Pero ha aprendido a surfear las sanciones. Ha buscado países como Turquía, Rusia, Cuba e Irán, que han vivido largos periodos de tiempo sancionados y le han enseñado a Maduro y al gobierno un know-how, un conocimiento práctico, de cómo sortear las sanciones.
– Venezuela está en recesión económica desde 2013. Y todo apunta a que este 2021 será otro año de destrucción de PIB. ¿En algún momento se revertirá esta tendencia?
– Hay gente que dice que Venezuela puede crecer este 2021. Ojalá sea así, aunque lo veo un poco difícil. Creo que la recuperación de la industria petrolera pudiera encaminar al país en esta dirección. Sin embargo, viendo los dos primeros meses de la economía la cosa no está yendo tan bien como muchos esperaban. No está habiendo una recuperación. Venezuela se está moviendo por debajo de los dos meses previos del año pasado. Obviamente 2020 y 2019 fueron muy malos. En promedio, Venezuela cayó más de 30% en cada uno de esos años. Por eso tampoco hay que hacer mucho para generar crecimiento económico. Venezuela perdió casi 80% de su PIB. Por un efecto rebote, pareciera que se puede crecer. Pero el consenso del mercado apunta a una caída del 2%. Ojalá que Venezuela pueda generar crecimiento económico, pero lamentablemente los problemas del país, junto a las sanciones, hacen difícil que se pueda pensar en crecimiento. Salvo alguna flexibilización de las sanciones que produzca un aumento importante de la producción petrolera venezolana, yo lo descarto.
– ¿La mejora económica de Venezuela está necesariamente ligada a un cambio político?
– Venezuela puede tener mejoras desde el punto de vista económico si no se genera un cambio político. Pero para hacer este crecimiento sostenible en el tiempo y para que las mejoras sean de mayor calidad, necesita indudablemente que las cosas cambien en el terreno político. Venezuela necesita quitarse las sanciones de encima, necesita restructurar la deuda, necesita poner orden en la industria petrolera. Y todas estas cosas son difíciles de lograr sin un entendimiento político, si no se llega a consensos, si no se consigue una negociación. Hoy se ve muy difícil el tema político, pero sí se ven posibilidades de una negociación. Hacia allá debe apuntar el país ante un escenario que mejore la calidad de vida ante los tantos inconvenientes que sufre. Sin lugar a dudas pudiéramos tener una mejora económica, pudiéramos crecer, pero, insisto, el crecimiento de Venezuela no va a ser sostenible ni va a permear a toda la población, ni será robusto y grande, si no hay un cambio importante desde el punto de vista político, o, por lo menos, se llega a acuerdos en negociaciones.
– ¿Qué opina de los “planes de apertura” del gobierno en el sector energético con la nueva Ley de Hidrocarburos?
– Es una buena noticia porque Venezuela necesita inversión extranjera para apuntalar y rescatar la industria petrolera. El tema es que hay un conjunto político que puede generar inconvenientes en esa recuperación. Hay dudas con la seguridad jurídica. La inestabilidad económica hace que Venezuela no sea tan apetecible como otros países para inversiones petroleras. Venezuela no sólo tiene estos problemas, sino que también compite con países como Guyana, Brasil, Ecuador, Argentina, México… Excelente que se entienda que Venezuela necesita ayuda para recuperar el sector petrolero. Pero también que es necesario ir resolviendo problemas en el camino porque la situación es complicada y el tema político es una piedra de tranca muy grave.
– Han sacado un nuevo cono monetario. ¿Ayudará en algo al venezolano?
– Esto ayudará en el corto plazo, quizá semanas, vamos a poner meses, a que los venezolanos tengan un poco más de efectivo para pagar el transporte público. Pero en Venezuela ya han aprendido la lección. Los venezolanos ya saben vivir sin efectivo. Prácticamente hoy la única actividad que se está pagando con efectivo es el transporte público. El resto es una economía bastante orientada hacia lo electrónico. En una economía en hiperinflación, esos billetes están destinados a perder muy rápido el valor en el tiempo. En agosto de 2018 hubo una reconversión monetaria donde se quitaron cinco ceros a la moneda y ya hemos recuperado cuatro y en pocos meses tendremos más ceros.