Rafael Alba (ALN).- La batalla del canon digital -librada entre internautas, fabricantes, grupos de presión y autores- desencadenó la salida de Eduardo “Teddy” Bautista de la presidencia de la Sociedad General de Autores y Editores de España (SGAE). Muchos de sus viejos enemigos le consideran ahora una posible solución de consenso en las elecciones del próximo 26 de octubre, ante la persistencia de los enfrentamientos fratricidas que dañan a la sociedad de gestión.
“Pues como Teddy se presente, le voto”. Así de contundente y animoso se muestra un veterano músico y compositor español en una conversación privada, cuando uno de sus interlocutores explica que, según unas cuantas informaciones aparecidas en la prensa a lo largo de las últimas semanas, todo parece indicar que Eduardo Bautista -Teddy para sus amigos y enemigos-, el antiguo tecladista y cantante de Los Canarios y gestor plenipotenciario de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) por 34 años, se dispone a participar en las elecciones del próximo 26 de octubre para recuperar la presidencia del Consejo de esta entidad de gestión de derechos. Claro que toda esa seguridad y aplomo exhibidos por este fino instrumentista muy conocido y admirado por la afición rockera, se desvanece en décimas de segundos cuando su amiguete periodista le sugiere que refrende esas declaraciones con su nombre y apellidos para que quede constancia pública de su posición. Prefiere no hacerlo, dice, porque las aguas están muy revueltas. Y, además, el voto es secreto.
No se trata de falta de coraje. Estamos ante un tipo duro, curtido sobre los escenarios a lo largo de un buen puñado de trienios desde la lejana década de los 60 hasta hoy. Lo que pasa es que este es un asunto muy espinoso. Que divide y enfrenta a amigos de larga duración acostumbrados a sudar corcheas para ganarse la vida. Y quizá resulte aconsejable mantener un perfil bajo y extremar la cautela ante la virulencia de los bandos enfrentados y la necesidad de comer tres veces cada día que todos los humanos tenemos. El caso es que los rumores no cesan. Y estamos ante un asunto que da muchísimo juego, sobre todo en esas conversaciones de barra de bar, con cerveza y espirituosos de por medio, que es uno de los deportes favoritos entre los trabajadores y trabajadoras de este sector laboral. Pero, entonces… ¿de verdad Teddy quiere reconquistar la SGAE? No se sabe con certeza. Aunque algo sí es seguro: en caso de que eso llegara a ocurrir, más de uno (y de una), tras conocer la noticia, se pellizcará con fuerza para asegurarse de que no está soñando.
Sobre todo, porque Bautista habría recuperado un cargo que tuvo que abandonar abruptamente hace unos siete años, tras ser condenado a la llamada pena del telediario por un falso tribunal formado por las hordas hostiles de las redes sociales y algunos medios de comunicación beligerantes. Todo se precipitó hacia el abismo, un aciago 1 de julio, cuando unos cuantos detectives de la Guardia Civil irrumpieron en el caserón modernista de la calle Fernando VI de Madrid y realizaron un minucioso registro que culminó con nueve espectaculares detenciones, entre ellas la del propio Teddy. Los agentes trabajaban a las órdenes de la Fiscalía Anticorrupción en el marco de la llamada Operación Saga, en la que se dispuso un amplio dispositivo policial y jurídico para investigar una presunta trama delictiva dedicada a la malversación de fondos que, en teoría, trabajaba desde la propia casa, amparada y promovida por sus principales gestores.
El supervillano
La escena, digna de una buena serie televisiva, sirvió para confirmar en la mente de muchos analistas de barra de bar el insistente rumor, bien promovido por algunos sectores empresariales y unas cuantas asociaciones de internautas, de que Teddy y los suyos, verdadero azote bíblico de los propietarios de peluquerías y los dueños de bares con radio y televisión a quienes pretendían cobrar cuantiosas facturas por el uso de estos aparatos, no trabajaban en realidad para mejorar la retribución de los creadores de cultura, sus asociados. Todas esas supuestas extorsiones y otros métodos de presión puestos en práctica para robar la cartera de los sufridos ciudadanos sólo habrían tenido un verdadero objetivo: el enriquecimiento ilícito de sus promotores. Era la solución perfecta para una ecuación, hasta entonces improbable. Y la excusa necesaria para que el ejército enemigo se cobrara la cabeza del gran supervillano.
Según el auto del juez de la Audiencia Nacional José de la Mata hay indicios de la existencia de una trama delictiva que podría haber causado a los socios de la SGAE un perjuicio de 47,6 millones de euros
Tenía que caer y cayó. Bautista era, en el imaginario de los defensores del gratis total en internet, esa plaga bíblica que vació los bolsillos de los músicos, ese tipo infame que, gracias a sus conexiones políticas, se había sacado de la manga un mecanismo infalible de generación de dinero fresco, denominado canon digital, que básicamente consistía en que todo aquel que se comprara un ordenador, un pendrive, o cualquier aparato que sirviera para copiar un contenido protegido por los derechos de copia, el odiado copyright de nuestros dolores, tuviera que compensar sus posibles futuros desmanes, adelantando un dinerito que iba a parar a las arcas de la SGAE. Y que, acaso, en realidad no se repartía con tanta rapidez y eficacia como hubiera sido deseable. Hubo luces y hubo sombras en su larga gestión, desde luego, pero aún no es posible afirmar categóricamente que hubo actuaciones delictivas. Aunque todo se verá y es posible que ya quede poco para que la Justicia emita, por fin, su veredicto.
De momento, Bautista está en libertad bajo fianza y en espera de juicio. Y tendrá que enfrentarse a una petición de prisión de siete años de la Fiscalía Anticorrupción, junto a una decena de presuntos colaboradores, porque según el auto del juez de la Audiencia Nacional José de la Mata del 27 de octubre del año pasado, hay indicios de la existencia de la anteriormente citada trama delictiva y su actuación podría haber causado a los socios de la SGAE un perjuicio cuantificado en 47,6 millones de euros. Por medio de entramados de sociedades que habrían conseguido contratos irregulares y otras presuntas estratagemas similares. Por ahora no hay sentencia y Teddy ha dicho que está tranquilo y espera que pronto “se sepa la verdad”. Puede que le condenen o puede que no, pero algunos otros músicos, como el rockero Ramoncín, que ha pasado ya su vía crucis por asuntos relacionados con la SGAE, fue juzgado y resultó absuelto, aunque esa parte de la opinión pública y publicada que les condenó a la hoguera sin esperar el dictamen de los tribunales haya admitido su error.
La salida de Teddy Bautista de la SGAE
En los siete años transcurridos en la larguísima instrucción del caso, Bautista tuvo que luchar contra la SGAE en los tribunales para evitar que se le retirara la pensión de 23.000 euros mensuales que tenía fijada. Y ganó. En ese tiempo su viejo cargo, que ahora parece dispuesto a recuperar, ha sido ocupado por otros tres artistas: Antón Reixa, José Luis Acosta y José Miguel Fernández Sastrón, sin que haya cesado ni la división interna ni las peleas de clanes que enfrentan a las editoriales de las discográficas con las de las televisiones, a los editores con los compositores y así hasta el infinito. Además, en su ausencia afloró otro caso judicial del que ya hemos hablado alguna vez aquí: La Rueda, un supuesto fraude perpetrado por algunos autores y las filiales de las televisiones, que podría sumar hasta 100 millones de euros y en el que ha sido imputado Sastrón, el actual responsable de la entidad. El músico, que fue por años jefe de la oposición a Teddy y luego llegó a entenderse bien con él, ha hecho públicos sus ingresos por derechos de autor en el periodo 2005-2018 para salir al paso de las acusaciones. En ese tiempo, Sastrón sólo cobró 267.950,34 euros. Y argumenta que no es lógico sospechar de la honestidad de cualquier compositor cuya obra fuera emitida en los programas nocturnos de las teles.
Así está ahora el ambiente. Más enrarecido que nunca y marcado, también, por la caída de la recaudación y el recuerdo de los viejos tiempos gloriosos, más los enredos en los tribunales entre partes, las acusaciones cruzadas y el nuevo horizonte ante la última votación del Parlamento Europeo sobre la protección de los derechos de autor que ha supuesto una derrota sin precedentes para el lobby de las tecnológicas estadounidenses y los partidarios del gratis total en internet. Una suma de circunstancias que ha hecho que muchos músicos hayan vuelto a pensar en Teddy como la persona adecuada para dirigir la SGAE. Bautista reapareció en abril, cuando volvió a su antigua casa a recoger un premio que le otorgó Musicaem, la asociación que agrupa a los compositores de música para televisión, y estuvo respaldado por parte de la actual directiva de la entidad de gestión, algunos notables socios imputados en el asunto de La Rueda, viejos camaradas y nuevos aliados. Y hasta en el bando contrario, su nombre empieza a sonar bien de nuevo. Al fin y al cabo, él abrió a los editores las puertas de la institución y nadie le discute que sin la fuerza y la pasión con las que dirigió la sociedad de gestión en la primera etapa, los autores españoles jamás habrían conseguido cobrar una remuneración, más o menos justa, por su trabajo creativo.
Más aún. Por fin vuelve a concedérsele el crédito que siempre mereció como músico. Teddy fue pionero del soul, baluarte del rock progresivo, productor de cantautores, cantantes melódicos, grupos de rock urbano y bandas emergentes de la Nueva Ola madrileña y, entre otras muchas cosas más, responsable de la llegada de los primeros musicales a las salas de teatro españolas con aquel recordado montaje de Jesucristo Superstar de la década de los 70 del pasado siglo en el que se implicó junto a Camilo Sesto. Aunque parte de la culpa de todo esto quizá la tuviera él, cuando dejó de ser músico para convertirse en una suerte de superejecutivo con contactos políticos. Y tal vez vuelva o tal vez no. Y todavía debe sentarse en el banquillo de los acusados antes de que su nombre quede limpio por completo. Pero este mismo mes la SGAE ha retirado la acusación particular del caso SAGA y la candidatura de Bautista a la presidencia vuelve a ser posible. Hace nada, una información del diario El Economista, que apareció en portada, aseguraba que Teddy se había inscrito para la carrera pero, de momento, no hay confirmación oficial. Si fuera cierto tendría posibilidades de ganar. Como decíamos al principio, casi nadie osa decirlo en voz alta y, sin embargo, muchos -y muchas- están dispuestos a votar por él. Al final, es un músico y los suyos le añoran. Saben que se equivocó, creen que la soberbia y el ego desmedido le jugaron muchas malas pasadas e intuyen algunas cosas más, quizá peores, de las que tampoco hablan. Pero le añoran porque fue capaz de jugarse el tipo y plantar cara a enemigos poderosos. Y porque tampoco ven demasiado trigo limpio en las filas de las supuestas fuerzas de la regeneración. Así que si Bautista se la juega ahora, algo es seguro: va a vender muy cara su derrota.